Actualmente existen concursos que les permite a los estudiantes competir y de alguna manera medir sus habilidades con personas de todo el país y el mundo para así contribuir al desarrollo desde sus respectivas áreas del saber.
En este contexto, en 2007 se entregó por primera vez el premio Mario Hernández que tiene como objetivo impulsar la creatividad y generar nuevas oportunidades. A lo largo de estos años han participado estudiantes de más de 60 universidades del país quienes presentan proyectos innovadores los cuales son evaluados por personas expertas y con una trayectoria destacada.
Este año en la versión décima quinta, Sebastián Lozano Patiño, estudiante de Diseño Industrial de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, fue el ganador en la categoría diseño de producto. “La verdad no me lo esperaba me inscribí como por pasar el rato y decidí participar. Eran más de 5.000 concursantes no lo veía llegar”, asegura con una sonrisa que no puede esconder.
Sebastián Lozano es un enamorado del arte. Ingresó a la universidad en medio de la pandemia y disfruta la presencialidad como nunca. Vive con sus padres, se visualiza como un destacado diseñador y contempla la idea de inclinarse por la moda.
El diseño con el que ganó el premio, según él, se dio por la curiosidad y en medio del aburrimiento. “Me interesé por el origami entonces empecé a indagar y aprender del tema”. Fue tanto el deleite de lo que estaba aprendiendo que se quedó hasta la madrugada experimentando.
“Luego de descansar un poco me levanté y supe que tenía una buena idea” asegura. Idea consistente en una colección de bolsos que se llama Origami. Son bolsos que las personas pueden armar a partir de un patrón inicial, cada persona lo arma y tiene un bolso hecho por sí mismo sin ningún tipo de pegamento.
A sus cortos 19 años, Sebastián Lozano empieza a divisar un futuro prominente. Ya en julio estará en Madrid en un curso de verano aprendiendo de diseño. A su regreso tendrá mentorías con el equipo de Mario Hernández y finalmente contará con financiación para llevar su idea a la realidad.
“Estoy muy feliz, amo el diseño y amo esta oportunidad de poder viajar y hacer sueños realidad. Ahora me queda aprender y apostarle a mi marca personal”. Desde que Sebastián recibió el galardón ha recibido propuestas para participar en diferentes proyectos por su calidad e innovación, pilares que la universidad tiene claros y los cuales fomenta en sus programas.
La felicidad también es para la universidad y su Facultad de Artes y Diseño ya que nuevamente se posiciona como uno de los referentes a nivel nacional e internacional en el diseño. “Es muy significativo este reconocimiento. Una de las empresas más destacadas reconoce el talento de nuestro estudiante y nos llena de emoción porque tenemos la capacidad en el campo del diseño de mostrar un programa pionero, que está a la vanguardia y que dota a sus estudiantes con las herramientas necesarias para desempeñarse con el mejor nivel”, señala Juan Manuel España, Director del Área Académica de Diseño de Producto.
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