300 floricultores de la Sabana de Bogotá conocieron el invernadero que calienta los cultivos en la noche
Desde hace diez años Siervo León, asesor de Flores Timaná, compañía floricultura que lleva más de 40 años en el mercado, había escuchado que era necesario cambiar los diseños de los invernaderos en la Sabana de Bogotá, con el fin de controlar las famosas ‘heladas’ que azotan a la región en épocas de invierno, así como evitar el exceso de fumigaciones en los cultivos. El pasado 30 de mayo, en el marco de la última jornada de difusión de resultados del proyecto “fortalecimiento de la competitividad del sector floricultor”, vio este sueño hecho realidad con la puesta en marcha del invernadero que calienta los cultivos en la noche.
Siervo León, asesor de Flores Timaná
La jornada, que contó con la visita de 300 técnicos y agrónomos de empresas del sector floricultor de la Sabana de Bogotá al Centro de Bio-Sistemas Alberto Lozano Simonelli de Utadeo, sirvió para que estos productores, al igual que Siervo, piensen en replicar tecnologías como el colector solar, el diseño del invernadero o las mallas fotoselectivas, con el fin de mejorar sus procesos productivos y de calidad de sus cultivos, en momentos donde las exigencias para la exportación son cada vez mayores: “Cada vez más el tema ambiental es un desafío al momento de la exportación, lo cual hace que nos volvamos más eficientes y comportarnos mejor con el medio ambiente. Cada una de las prácticas que hemos visto están dirigidas a aprovechar mejor los recursos que tenemos en nuestro ambiente”, resalta María Paula Landines, de Flores Las Acacias, quienes desde hace veinte años son líderes en cultivos de rosa estándar para su exportación a los Estados Unidos.
María Paula Landines, Flores Las Acacias.
La visita a las instalaciones del Centro de Bio-Sistemas estuvo dividida en tres estaciones. La primera de ellas relacionada con el modelado y diseño del invernadero. La ingeniera ambiental Jennifer Granados, quien adelanta sus estudios de Maestría en Modelado y Simulación en nuestra Universidad, estuvo a cargo del diseño computacional de este invernadero, proceso que tardó aproximadamente siete meses, tiempo en el que analizó las diferentes estructuras de este tipo que se utilizan en la región.
Empleando la metodología de dinámica de fluidos, donde se analizó cómo se comporta el aire dentro de una estructura, la tadeísta propuso un nuevo diseño, que consiste en un invernadero mas grande y más alto, de aproximadamente 10 metros de altura y un área de 3.000 metros cuadrados, lo cual favorece una mayor ventilación y circulación del aire: “Al incrementar el área hay una mayor homogeneidad de la temperatura y de velocidad del viento. Lo que buscamos en este sector es que las ayudas o herramientas tecnológicas que tengamos a la mano lleguen efectivamente a la realidad del país, y aquí estamos llevando el diseño computacional para que se emplee en el mercado nacional, como es el caso de algunas empresas que ya lo están implementando”, sugiere Granados.
Equipo de guías en la jornada de socialización.
En la segunda estación se abordó el colector solar para el invernadero, una propuesta disruptiva que, precisamente, brinda soluciones para mantener la temperatura de los invernaderos durante la noche haciendo uso de energías sostenibles, mediante un esquema de calefacción pasiva que consiste en una superficie metálica fabricada con lámina de zinc que, al exponerse al sol, se calienta, para posteriormente transferir esa energía al aire que entra en contacto con ella. Este calor se almacena durante el día en un tanque de concreto subterráneo recubierto con un aislante térmico, en el cual se disponen unas botellas plásticas reciclables llenas de agua, líquido al que nuevamente se transfiere el calor procedente del aire. Ya en la noche, el calor almacenado vuelve a calentar el aire y sale por los ductos de ventilación del invernadero.
Para Jimena Medina, directora de producción de Jardines Bacatá, empresa que durante más de 47 años ha cultivado crisantemos y pompones, el manejo de las deltas de temperatura, es decir, aumentándola durante la noche y disminuyéndola en el día, supone uno de sus mayores retos, razón por la que este colector, aplicado en grandes áreas, podría ser una solución más que viable: “En veinte años que llevo trabajando en flores con Corpoica no había tenido una jornada decampo como esta”, aseguró la experta.
Jimena Medina, directora de producción de Jardines Bacatá
Finalmente, en la tercera estación, se presentó la investigación sobre mallas fotoselectivas en cultivos de astromelias, liderada por Javier Jiménez, estudiante del Doctorado en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional. Dichas mallas filtran la luz necesaria para que las plantas lleven a cabo su proceso de fotosíntesis y fotomorfogénesis (diferenciación de los tejidos por efecto de la calidad de la luz). El investigador encontró que este elemento promueve el crecimiento y desarrollo de los cultivos sin sacrificar la calidad y la productividad de los mismos. De hecho, señala el investigador, el tiempo de producción se adelantó dos semanas, tiempo que es significativo en términos de eficiencia y economía en riego y fertilizante para los productores: “Es una tecnología barata y pasiva, pues no hay consumo de energía, y sienta las primeras bases de investigación en el país al respecto”, sostiene Jiménez.
Tanque subterráneo conformado por botellas plásticas recicladas llenas de agua, que se calientan como parte del ducto de calefacción pasiva.
La jornada de socialización, en asocio con el Ica, hace parte de las capacitaciones mensuales en sanidad ambiental que organiza esta entidad, a la que se deben inscribir todos los agrónomos del sector. Además del Centro de Bio-Sistemas, los agrónomos visitaron las unidades productivas de Marengo (Universidad Nacional) y de Corpoica: “Este es un centro abierto al público. Estas jornadas son valiosas porque hacemos que la gente entre, se establezcan contactos y se puedan generar nuevos proyectos en pro del sector”, aseguró Carlos Bojacá, líder del proyecto en Utadeo, el cual es ejecutado en asocio con las universidades De La Salle y Nacional, Asocolflores y Ceniflores, como parte del fondo de regalías en Ciencia, Tecnología e Innovación de la Gobernación de Cundinamarca.
Estación de cultivo de astromelias.
Cabe destacar que el pasado 24 de mayo, los miembros de la junta directiva de Asocolflores, que fue el líder general del proyecto, también visitaron el invernadero. Sobre el escenario, plantearon la posibilidad de continuar el proyecto en una siguiente fase, así como de replicarlo en unidades productivos del sector. Según lo relata el profesor Bojacá, ya hay empresas interesadas en los planos del invernadero y algunos de ellos ya han pedido cotizaciones. Por su parte, una empresa de floricultores de la Sabana recientemente construyó una réplica de este escenario.