Por: Ing. Arturo Gil Sarmiento
Cuando miramos televisión especialmente noticias vemos al mundo como un caos y sentimos que cada vez es peor, terrorismo, guerrilla, diferencias entre países, riqueza concentrada, corrupción, recursos naturales sobre explotados, déficit alimentario, crecimiento geográfico no controlado, drogadicción…
No cabe duda que ese caos que percibimos es producto de un progreso desmedido, de un desarrollo mal llevado, pero también es cuestión de tener una visión y una forma de pensar diferente para entenderlo. Los problemas siguen siendo similares a lo largo del tiempo solo cambia la forma, algo así como el padre que se espanta porque su hijo tomó las modas o tendencias urbanas (y se aterra de cómo han cambiado los tiempos) sin acordarse de que su padre sintió lo mismo cuando él decidió entrar a la ola de los hippies por allá en los 60.
El caos y la complejidad que percibimos seguirá en aumento por lo tanto necesitamos nuevas formas de pensamiento para entenderlas y afrontarlas.
Desde hace ya varias décadas se empezó a hablar de sistemas y en forma particular de Pensamiento Sistémico, pues a la par que el hombre fue generando el progreso, que la revolución industrial y la automatización nos entraron en una era de crecimiento, comodidad, inventos múltiples, que la población urbana pasó a ser más grande que la rural, surgieron problemas nuevos sobre todo de enfoque social, (esos que mencionamos en los primeros párrafos) que los diferentes métodos del conocimiento y los métodos conocidos hasta ahora no fueron capaces de solucionar, entonces diversos científicos e investigadores formularon un nuevo paradigma que poco a poco tomó forma y se conoce como Pensamiento Sistémico.
Sin ser el Pensamiento Sistémico la panacea para los problemas de la humanidad, sus reglas y métodos si ayudan a conocerlo, a medirlo y a comprenderlo mejor. El pensamiento sistémico surgió como un enfoque holístico un tanto en contradicción al enfoque analítico que durante más de cuatrocientos años fue el utilizado y arraigado en el imaginario de todos, y en el que se basó todo el crecimiento de la humanidad; el que dio el modelo de cómo ver el mundo y como estudiarlo, pero que se quedó corto cuando surgieron todos los problemas sobre todo de tipo social y la mayoría fruto de ese progreso desmedido.
El pensamiento sistémico surgió relativamente hace poco, y ha pasado por tres generaciones: primero la investigación operativa, luego la cibernética y finalmente el enfoque socio-cultural al tratar la interdependencia, la auto-organización y la libertad de elección.
Cuando entramos en el estudio del Pensamiento Sistémico, encontramos muchas premisas, algunas de ellas muy sencillas o que siempre han estado ahí pero no le hemos prestado atención, termino este artículo con estas cinco que Jamshid Gharajedaghi menciona en el prólogo del libro Pensamiento Sistémico del argentino Enrique Herrscher e invito a la comunidad académica a interesarse y concientizarse de la importancia de este paradigma, aclarando que sería importante que en todas las carreras se tenga como una materia básica y fundamental:
Apertura: dado que los sistemas sociales son abiertos, solo pueden ser entendido en relación con su contexto, el sistema social tiene capacidad para auto-organizarse y crear orden a partir del caos.
Intencionalidad: tiene que ver con las preguntas como ¿por qué la gente hace lo que hace?.
Multidimensionalidad: rehúsa caer en la mentira de que si algo es bueno mucho más de eso es mejor.
Propiedad emergente: aquella que surge como resultado del funcionamiento de un sistema, de procesos continuos, si los procesos paran se pierden esas propiedades.
Carácter contraintuitivo: acciones que destinadas a generar un resultado logran exactamente lo contrario.