El yagé o ayahuasca es una preparación purgante procedente de la medicina tradicional indígena del Putumayo colombiano, su acción es integral, física, mental y espiritual. Se dice que La purga con yagé (ayahuasca) es una experiencia catártica y liberadora que puede abrir la posibilidad para una vida consiente, más plena y satisfactoria que es un espacio para la exploración de la propia conciencia, La investigación de la conciencia de la mente y del alma, no es un asunto de "especialistas", sino que cada persona puede sumergirse en la profundidad de su inconsciente para develar el origen de sus bloqueos emocionales y asumir la tarea de eliminarlos.
El uso de esta bebida sagrada indígena puede resultar letal. No es un divertido plan turístico de fin de semana, algunos dicen que lo toman como un remedio que permite descubrir enfermedades del cuerpo y corrige cuando estamos mal de comportamiento en la vida, Pero también hay quienes no regresan de este descubrimiento, por ignorancia y por falta de quién les advirtiera sobre las precauciones, al enfrentar al llamado 'bejuco del alma', que, según los chamanes, todo lo ve, incluso lo que hay dentro de la persona". Con seguridad, son muchos más quienes toman yagé y viven sus 'pintas' y regresan a sus casas sintiéndose aliviados de cuerpo y alma, pero hay que tener en cuanto pasos a seguir para la toma del yagé, que para unos suena fácil, pero no lo es.
La persona debe saber qué busca yendo al ritual. "Estar informada, contar con referencias respecto a lo que va a encontrar", también que exista un marco ritual: "El yagé no se puede tomar de cualquier manera. La toma tiene que estar liderada por un conocedor, un taita que sepa cantar, porque el canto en este ritual es lo más importante, es lo que conduce la toma" y también la presencia en el ritual de alguien experto en traducir estos elementos propios indígenas a la mirada urbana. Puede ser un psicoterapeuta, por ejemplo, alguien que tenga experiencia ante posibles casos de brotes psicóticos, para saber manejarlos.
Desafortunadamente no todas las personas siguen recomendaciones y salen en busca de este brebaje que para muchos es, "el remedio que cura por dentro y por fuera", algo que utilizan las personas para conocerse a sí mismas, para curar enfermedades, sanar males de amor... Cuando tienen reacciones fuertes es porque las personas llevan malos espíritus, y el yagé los quiere sacar, y esa es la búsqueda de liberación de quienes acuden a la toma de él.
En Piedecuesta, Santander, un grupo más numeroso, algunos dicen que unas 80 personas, otros que 120, se había reunido para una toma de yagé. El encuentro, sin embargo, terminó en mala noticia, dos de los asistentes murieron después de recibir la bebida. Aldemar Mendoza Pabón, de 37 años, y José Alberto Renoga Cáceres, de 29, llegaron sin signos vitales al centro asistencial de Floridablanca al que fueron llevados.
No es la primera vez que titulares de prensa hablan de la muerte de una persona tras participar en un ritual de yagé. Sucedió en el 2008, con una mujer de 40 años, en el occidente de Bogotá.
Luego, el año pasado, con un hombre de 33 años, también en Bogotá. Casos esporádicos que han puesto en la mira una tradición indígena milenaria que se repite cada día más en las ciudades y, muchas veces, sin ningún control ni rigor en el sentido ritual.
Según el sociólogo experto en el tema Ricardo Díaz Mayorga, solo en Bogotá se realizan entre cinco y diez tomas por semana. "El yagé salió de la mano de los indios", así que esta bebida debe ser tratada con seriedad, El yagé castiga los desequilibrios físicos y emocionales y genera un proceso de purga doloroso, sencillamente no es para todos. Eso lo dicen hasta los propios taitas, muchos de ellos molestos con la popularidad que ha tomado su planta sagrada.