Tejemos fibras, telas o entramados, pero también tejemos relaciones, nociones y marañas. La sensación de las hebras de la tela que se deshace entre mis dedos me evoca el recuerdo de las manos rugosas pero suaves de mi abuela, puesto que fue ella quien me enseñó la magia oculta en el hacer manual.
No obstante, al dejar de lado el vacío de su ausencia, es posible entrever la belleza del recuerdo y ver hacia el pasado con una sonrisa nostálgica. Es por medio del tacto que su fantasma regresa en esta ocasión. Si bien el proceso de deshilachar comenzó simplemente como un paso intermedio para poder hacer las diferentes figuritas, me vi hipnotizada por esta sencilla acción y lo sutil pero conmovedor de la misma.
Inmersa en un proceso instintivo y casi compulsivo que me permitió navegar en el mar de imágenes para detenerme a observar cómo algunas de ellas emergían con más fuerza que otras. Quise resaltar el instante en que caen las finas hebras deshilachadas con paciencia , una a una como una lluvia casi imperceptible que se esfuma frente a los ojos del observador en el breve lapso dominado por la gravedad.
Libro de los Entrelazados