En la ilustración científica, la Expedición Botánica apenas comienza
Si existe un claro ejemplo de lo que es el diálogo entre el arte y la ciencia, esa es la ilustración científica. Sus inicios en el país se remontan a 1783, año en el que José Celestino Mutis y otros científicos de la época se embarcan en la Expedición Botánica del Reino de Granada, con el fin de hacer un inventario de la riqueza natural del país, Allí, la tinta, el oleo, las acuarelas y las miniaturas hicieron carrera como algunas de las más de treinta técnicas que se utilizaron con el propósito de plasmar la biodiversidad con la que contaba el territorio. Se estima que, durante los 30 años que duró la expedición, se lograron clasificar más de 20.000 especies vegetales y cerca de 7.000 animales.
Campamento de la Comisión Corográfica. Fotografía: Radio Nacional de Colombia
Como parte del cierre del Open Week, el biólogo y artista Juan Pablo Vergara presentó un completo recuento de los orígenes de la ilustración científica durante el Siglo XIX. Sin embargo, el experto colombiano aseguró que, pese a que la Expedición Botánica terminó hace 203 años, nuestro país aún tiene mucha riqueza por explorar y por plasmar a través de estas técnicas, dado que, durante décadas, se dejó de trabajar en el tema, debido al conflicto armado que enfrenta el país.
Ilustración científica durante la Expedición Botánica. Fotografía: Biblioteca Nacional
Los inicios
Durante los primeros años de desarrollo de la ilustración científica se trabajó utilizando una o varias técnicas. También, afirma Vergara, era común utilizar pigmentos autóctonos del país, entre ellos el achiote, el nopal y la sustancia que segrega el cactus, esto, debido a que las pinturas que provenían de Europa demoraban cerca de 65 días en arribar al país.
Una de la expediciones en las que se dio un mayor avance en la ilustración científica fue la adelantada por Alexander von Humboldt en el Nuevo Reino de Granada. Una de las obras más conocidas de este polímata alemán fue el oleo del páramo Sumapaz, que data del año 1814.
Por su parte, la Comisión Corográfica, encargada en 1850 al italiano Agustín Codazzi, buscaba hacer una descripción completa de la Nueva Granada. Allí, la técnica más utilizada fue la acuarela, y aunque se centró principalmente en el terreno, también se trabajaron algunas ilustraciones botánicas.
Rápidamente otros científicos europeos también marcarían un hito en la ilustración científica colombiana. Por ejemplo, Edward Mark, quien fue cónsul honorario de Inglaterra en Colombia, se destacó por ser un gran acuarelista. Una de sus obras prolíficas fue la vista de Mompox desde el río Magdalena. Otro fue Gustav Kartsen, quien siguiendo los pasos de Humboldt, se cree que fue el que describió por primera a la Palma de Cera del Quindío, considerada actualmente como el árbol nacional de Colombia.
Por su parte, los franceses Charles Saffrey y Eduard André también fueron depositarios del legado de Humboldt. Ellos se destacaron en la técnica de grabados, como parte de sus viajes a la Cordillera de los Andes.
De igual manera, Alfred Wallace, contemporáneo de Charles Darwin, realizó algunas expediciones por el Amazonas y el río Negro, entre Brasil, Venezuela y Colombia. Allí tuvo la oportunidad de explorar varias comunidades nativas, cuyas prácticas inmortalizó a través de dibujos.
Juan Pablo Vergara
Actualmente, dice Vergara, la ilustración ha tenido diferentes transformaciones, entre ellas el paso de la ilustración análoga a la digital. Un gran referente de esta tendencia es el diseñador gráfico tadeísta Benjamín Cárdenas.
En todo caso, asegura el experto, en entrevista con Utadeo, que, a diferencia de algunos países desarrollados que poseen menos biodiversidad que Colombia, nuestro país aún tiene que enfrentar un mayor desarrollo de la ilustración, al tiempo que incentiva la apropiación de estos elementos gráficos desde la primera infancia, en los colegios.