Damián Arévalo Martínez, el tadeísta que investiga en las gélidas aguas del Ártico

Damián Arévalo Martínez, el tadeísta que investiga en las gélidas aguas del Ártico

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Damián Arévalo Martínez, el tadeísta que investiga en las gélidas aguas del Ártico
Miércoles, Agosto 5, 2020
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El biólogo marino lleva doce años en Alemania. Desde allí ha desarrollado sus estudios de maestría y doctorado en el área de la oceanografía química. Su investigación ha sido reconocida como una de las mejores en el ámbito de las ciencias marinas de ese país europeo y también ganó el premio a mejor disertación doctoral.
Fotografías: Siren Rühs (GEOMAR - Kiel) y Archivo personal Damián Arévalo

Con temperaturas que oscilan entre 2 a 5 grados centígrados y aguas por debajo de los 0ºC, así como un paisaje en el que no anochece durante el verano, el océano Ártico se convierte en un lugar para el desarrollo de investigaciones de punta que permitan determinar la producción e intercambio de gases de efecto invernadero entre el océano y la atmósfera. Detrás de estos estudios se encuentra un colombiano, el tadeísta Damián Arévalo Martínez, egresado de Biología Marina de Utadeo, quien actualmente trabaja como investigador en el área de oceanografía química en el Centro de Investigaciones Marinas (GEOMAR), en Kiel (Alemania).  

Arévalo ha sido uno de los pocos colombianos que ha tenido la oportunidad de estar en el gélido Polo Norte de la Tierra, a través de una expedición científica que se llevó a cabo en el 2018: “Esta es una de las regiones de las que menos sabemos de gases de efecto invernadero. En escalas de tiempo de cientos de años, las emisiones de estos gases pueden representar una contribución significativa al incremento del calentamiento global. En el largo plazo, estos gases tienen el potencial de incrementar el derretimiento de los glaciares”, indica el biólogo marino.

Precisamente, en la expedición, descubrieron que el ecosistema del Ártico tiene la capacidad no sólo de emitir gases hacia la atmósfera, sino también de capturarlos, un fenómeno del que aún no se conocen en profundidad sus causas. Por eso, para el 2021, ya tiene aprobada una segunda expedición, en la que identificará el balance del sistema en términos de los flujos de gases a través de la columna de agua, el hielo marino y la atmósfera. 

En la primera expedición, el trabajo siempre se hizo desde el buque, ahora se contempla trabajar en el hielo, con el fin de tomar muestras en la columna de agua, desde la superficie, pero también hasta 2000 metros de profundidad, así como en el hielo: “vamos a extraer núcleos de hielo para medir la concentración de los gases que allí están presentes, y así determinar cuánto gas se produce y cuánto se transfiere a la atmósfera”.

Los retos son varios. En primer lugar, deben viajar con barcos capaces de romper el hielo y, posteriormente, transportarse en helicóptero hasta una zona donde el hielo sea lo suficientemente estable para tomar las muestras.  Adicional a ello, pese a que la expedición se hace en verano y el hielo se derrite, hay zonas en las que las capas de hielo permanecen y las condiciones climáticas cambian de un momento a otro. Como si esto fuera poco, deben estar muy pendientes de la presencia de osos polares que pongan en riesgo la vida de los investigadores.

Para Arévalo, uno de los principales retos es tener 24 horas de luz, pero también el silencio extremo que se experimenta. Precisamente, recuerda que, en la primera expedición, en un momento donde se apagaron los motores, el silencio que se presentó fue único en su vida.

Damián Arévalo Martínez, egresado de Biología Marina de Utadeo 

Una pasión llamada oceanografía química

Estando a más de 1.000 kilómetros de distancia, y conociéndolo tan solo a través de las imágenes que le proporcionaban las enciclopedias de Jacques Cousteau que sus padres le compraron, Arévalo se enamoró del mar desde que era muy pequeño. Eso lo motivó a estudiar Biología Marina. Su sueño se hizo realidad gracias al beneficio de las becas completas que le ofrece Utadeo a los hijos de sus funcionarios, pues su mamá, Luz Martínez, trabajaba para ese entonces en la Oficina de Contaduría y hoy continúa laborando en la institución en la Dirección de Mercadeo.

Sin temor a equivocarse, señala que su etapa más bella en la Universidad fue cuando estuvo, durante dos años, en las clases prácticas en Utadeo Santa Marta, pues allí fue su encuentro con el mar. En todo caso, recuerda, fue Andrés Franco, nuestro actual vicerrector Académico, quien lo llevó a enamorarse de la oceanografía química. Fue precisamente él quien orientó su trabajo de grado en torno a los procesos químicos y atmosféricos que afectan las aguas marinas en las zonas costeras del Caribe Colombiano. 

Desde ese trabajo se aproximó al fenómeno de surgencia, el cual, debido a los cambios en dirección e intensidad de los vientos, generan modificaciones en la química de estas aguas, especialmente en los nutrientes, aspecto esencial para la producción primaria en los ecosistemas marinos, que es ampliamente aprovechada por los organismos que allí viven, pero también por los pescadores, en la medida que posibilita la abundancia de especies de interés comercial.

Tras graduarse, Arévalo decidió ampliar sus horizontes académicos, fijando la mirada en Europa. Fue así como, tras un proceso de tocar diferentes puertas, fue becario de Colfuturo-DAAD para adelantar sus estudios de maestria en Oceanografía Biológica en la Universidad de Kiel.

Uno de sus grandes retos mientras estaba allí fue aprender el idioma aleman y pulir sus conocimientos de inglés, el idioma oficial de la maestría. Durante el desarrollo de este posgrado, tuvo la oportunidad de ir a su primer crucero oceanográfico, durante seis semanas y en aguas abiertas. Tras completar la expedición, su supervisor le ofreció un cupo para el doctorado en el GEOMAR, como parte de un proyecto de investigación europeo.

En el marco de sus estudios de maestría y doctorado, así como de las tres estancias posdoctorales que ha desarrollado, Arévalo ha centrado sus investigaciones en torno a los sistemas tropicales, especialmente desde la biogeoquímica marina, a través de la cual analiza los gases de efecto inverdadero, por medio del desarrollo de sistemas para la medición de estos gases en el océano, que posibilitan la identificación de las zonas y las profundidades en las que se producen, las dinámicas mediante las cuales se transfieren a la superficie y la atmósfera y las consecuencias que estos pueden traer para el sistema. 

En la maestría realizó mediciones de Dióxido de Carbono (CO2), Óxido Nitroso (N2O) y Monóxido de Cárbono (CO), mientras que en el doctorado solamente se dedicó al estudio de N2O. Precisamente, estas últimas investigaciones  las llevó a cabo en tres años y medio, de los cuales invirtió aproximadamente seis meses en una inmersión total en el mar tropical del Atlántico y el Pacífico, especialmente en la costa peruana, el Atlántico Ecuatorial, y en las inmediaciones de Namibia y Sudáfrica.

Buque de investigación alemán "RV Meteor", en el cual Damían ha desarrollado la mayoría de sus investigaciones en mares tropicales

Gracias a estas pesquisas, el tadeísta ha obtenido dos grandes premios. El primero de ellos, en 2016, se lo concedió la Fundación Petersen a la Mejor Disertación Doctoral, mientras que el segundo fue en 2017, con el Premio Annette Barthelt, como uno de los dos trabajos más prominentes en investigación marina en Alemania.

Hoy, doce años después de haber dejado Colombia, no duda en decir que en la Tadeo empezó todo: “Vivo muy agradecido con los profesores de Biología Marina, porque se esforzaron en mantener la calidad del programa y eso nos permitió tener una perspectiva muy amplia. También, si no hubiera tenido la oportunidad de estudiar en la Tadeo con la beca que le otorgaron a mi madre, manteniendo un excelente promedio académico, habría sido muy difícil estar en el lugar que estoy hoy”, destaca.

Para él, enfocarse en becas y demás beneficios para adelantar estudios, sumado a nunca dejar de tocar puertas y tener muy claro siempre cuál es el área que se quiere estudiar, son las claves que se deben tener en cuenta para que muchos más colombianos puedan hacer realidad su sueño de estudiar sus posgrados en el exterior.

Aunque para Arévalo fue fácil adaptarse a la cultura alemana, pues considera que comparte su puntualidad y disciplina, afirma extrañar el mar de Santa Marta, pues las aguas de Kiel son frías. También extraña la Tadeo, pues fue su casa de pregrado y el lugar para apreciar las convergencias entre el arte y la ciencia: “Ser tadeísta es tener mente abierta para diferentes grupos sociales y culturales. Como estudiante, es algo que se respira en el ambiente de la Universidad. Por ejemplo, la primera vez que vi una orquesta filarmónica fue en la Tadeo y es algo que me encanta”.

Consulta aquí el perfil completo de nuestro tadeísta

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