Laura Montero Plata es doctora en Historia del Cine por la Universidad Autónoma de Madrid y licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad San Pablo-CEU. Su trayectoria académica y profesional incluye colaboraciones en revistas como Cahiers du Cinéma España, Caimán Cuadernos de Cine y Secuencias. Es autora de El mundo invisible de Hayao Miyazaki y, actualmente, trabaja en una obra monográfica sobre La princesa Mononoke para la colección Biblioteca Studio Ghibli de la editorial Héroes de Papel.
En un mundo profundamente marcado por la globalización y la expansión transnacional de la cultura gracias a las nuevas tecnologías, la cultura pop japonesa se ha convertido en la principal herramienta de difusión y proyección internacional de Japón desde finales del siglo XX. Para aquellos que crecieron viendo anime a finales de los setenta y principios de los ochenta, la cultura popular nipona girará pues en torno a la animación. Sin embargo, las ramificaciones de ésta son amplísimas abarcando no solo anime sino también manga, música, cine, videojuegos, literatura, cosplay, convenciones, comida, moda, merchandising, etc. Su potencialidad es tal que el gobierno decidió crear en 2002 una marca promocional llamada Cool Japan, en la que diferentes actores de la cultura pop como Doraemon, Hello Kitty, Captain Tsubasa, la cantante Kyary Pamyu Pamyu, el productor musical Akimoto Yasushi o el diseñador Koshino Junko se han convertido en sus embajadores. Es más, en consonancia con este discurso cultural, el Primer Ministro Shinzō Abe apareció disfrazado como Mario Bros en Río de Janeiro para promocionar los Juegos Olímpicos de 2020. De este modo Japón se sirve de la cultura popular como una herramienta de soft power con la que penetrar en otros mercados desde una perspectiva cultural, diplomática y económica. Con esta charla, exploraremos este fenómeno usando como ejemplo práctico el caso del Studio Ghibli.
Este evento forma parte de la gira latinoamericana de Laura Montero, auspiciada por la Fundación Japón, entidad promotora de la cultura y lengua japonesa en el mundo.
La entrada es libre y está dirigida a estudiantes, docentes y amantes del cine japonés y la animación.