Juan Rulfo: un gran autor, un gran lector

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Juan Rulfo: un gran autor, un gran lector

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Juan Rulfo: un gran autor, un gran lector
Martes, Abril 25, 2017
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Las principales influencias literarias del escritor nacido en Jalisco fue el tema central de esta charla orientada por la profesora Diana Guzmán, en el marco del homenaje a Rulfo.
Fotografías: Laura Vega - Oficina de Comunicación

¿Qué influencias literarias tuvo Juan Rulfo para convertir su obra en una muestra de la anti revolución mexicana? Antes de ser un gran guionista y escritor, Rulfo fue un gran lector desde su niñez en Jalisco, una provincia que para ese entonces era un desierto debido en parte a la explotación minera que allí se dio. Al respecto, la profesora Diana Guzmán, del Departamento de Humanidades, reflexionó en torno a la presencia de autores como Knut Hamsun, Fiódor Dostoievski y William Faulkner en el estilo narrativo del mexicano, en el marco de la franja homenaje a Juan Rulfo, organizada por el Departamento de Humanidades, en conjunto con Biblioteca y el Centro de Arte y Cultura.

Rulfo, un apasionado por el cine y la fotografía, creció en medio de la Revolución Cristera, un conflicto armado entre 1926 a 1929 entre el gobierno de ese país y milicias de religiosos católicos, que terminó cobrando la vida de su padre. Tras este suceso, el párroco de Jalisco le hereda al escritor su biblioteca personal. Uno de los libros que más le llama la atención al literato es el Exlibris, una publicación que compila los libros prohibidos para los cristianos, títulos que curiosamente hacían parte de la colección del sacerdote.

De esta manera Rulfo creció leyendo libros prohibidos; uno de sus favoritos era Decamerón, escrito por el italiano Giovanni Boccaccio. De igual forma, se interesó por las crónicas de indias que lo acercaron aún mas a la situación de su país, y que finalmente le brindó insumos para algunas de sus historias, personajes, y ante todo, su característica narrativa desenfocada, donde no hay realismo social.

Así mismo, Guzmán resalta que Rulfo realizó una crítica al descuido de la pos revolución al campo, narrativa que hace visible a través de los personajes de sus obras, que en otrora eran invisibles o indeseados por las altas clases sociales: “La palabra de Rulfo sale callada, pero cuando llega al oído del lector es como una bomba. La locura forma parte de la cotidianidad de Rulfo”, destacó la docente al referirse al silencio estratégico que empleaba en sus narrativas, así como la ausencia de diálogos extensos en sus libros, huellas características de Hamsun en libros como “Hambruna”, que se proyectan en las novelas de Rulfo, entre ellas “No oyes ladrar a los perros”, y que a su vez son muestra de una crítica a la naturalización de la violencia, a partir de la presentación de esta como un fenómeno enquistado en el ser humano.

Por su parte, Dostoievski con sus obras “Noches blancas” y “Los demonios” también influencia a Rulfo, a partir de la descripción de los personajes como prostitutas, ladrones, asesinos y borrachos, así como lugares caracterizados por la oscuridad imperante. Otras de las particularidades que hereda del literato ruso es la condición de hablar con los muertos, así como la representación de hombres que no están vivos ni muertos en obras como “Diles que no me maten”, y la utilización de su relato a modo de denuncia.

Finalmente, Faulkner, con su obra “El sonido de la furia” y el modernismo anglosajón, no solo influencia a Rulfo sino también a nuestro Nobel Gabriel García Márquez. La conferencista recuerda que algunos literatos consideran que la "Comala" de Rulfo es un embrión de Macondo en “Cien años de soledad”: “Rulfo involucra en un territorio toda la realidad continental”, puntualizó la docente.

Guzmán hizo un llamado a los asistentes a leer para generar sus propios estilos literarios: “Leer no es volar, es tener poder, es crear”.           

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