Por: Diana E. Romero T.
Los plásticos están presentes en gran parte de los productos que usamos y que tenemos alrededor en nuestro entorno, llegando al punto que es difícil encontrar un producto compuesto de varios materiales, en el que no esté presente algún tipo de plástico. Muchos de estos entran en contacto directo con nuestro cuerpo y con lo que consumimos, lo que nos lleva a preguntarnos, ¿son realmente inofensivos para nosotros y el medio ambiente?
Se han realizado estudios para determinar la toxicidad de diferentes plásticos, encontrando que generalmente son moléculas estables, lo que les permite no degradarse en intervalos cortos de tiempo; pero generalmente estas moléculas están acompañadas de una serie de aditivos, añadidos durante el procesamiento (plastificantes, estabilizadores, modificadores) y de monómeros no polimerizados, que si pueden migrar de la matriz polimérica hacia el ambiente.
Aunque existen normas para restringir su concentración dentro de la formulación, entre ellas las normas que regulan los materiales en contacto con alimentos, aún existen vacíos en la determinación de su capacidad de migración hacia la superficie del material y en otros medios, como agua, aire, piel y sobre todo del efecto que puedan tener en el ser humano y en diferentes ecosistemas. Ejemplo de esto fue la alarma producida por el uso de bisfenol A en los años noventa, usado como aditivo en plásticos como el policarbonato, con el cual se hacen los biberones para bebés, el cual se ha comprobado que puede interaccionar con los sistemas hormonales del ser humano, lo que ha llevado a prohibir el uso de este aditivo para esta aplicación. No siendo este el único caso, en el 2009, la Universidad de Alberta, informó que los compuestos de amonio cuaternario presentes en el material de laboratorio de polipropileno tenían la capacidad de migrar e interferir con ensayos biológicos, dejando el gran interrogante de los posible riesgos de este polímero, teniendo toda la cantidad de productos de polipropileno que usamos (vasos desechables, contenedores de alimentos, canecas, sillas desechables, envases de cosméticos etc).
Las técnicas actuales permiten determinar la presencia de sustancias a muy bajas concentraciones, como es el caso de la cromatografía de gases acoplado a masas. Pero estas técnicas deben ir acompañadas de ensayos de toxicidad y bioacumulación para poder determinar el efecto de la presencia de sustancias tóxicas en la biodiversidad de los ambientes donde se puede encontrar, que además del hombre y su entorno incluye a todos los organismo presentes en ríos, mares y suelos, donde penosamente gran parte de los residuos plásticos van a pasar la mayor parte de su ciclo de vida.