Metodología
- 1. Metodología
La metodología comprende tres (3) procedimientos distintos pero estructuralmente integrados, en razón a tres momentos del proyecto: la documentación histórica y bibliográfica en archivos y bibliotecas; la observación de campo y realización de entrevistas a profundidad con los actores directamente implicados (representantes del estado, la sociedad civil, el sector productivo y la academia); y la aplicación de las técnicas prospectivas para la modelización y diseño de escenarios futuros. Los tres momentos identificados tienen que ver con una primera fase de trabajo historiográfico, una segunda fase de observación etnográfica, y finalmente una tercera fase de prospectiva mediante el diseño de una propuesta de intervención (modelamiento).
En el proyecto se pretenden emplear varias escalas de análisis para comprender un lugar como el Centro de Bogotá y las características de su vida cultural en las dos últimas décadas. La primera de ellas la documentación histórica, ésta permite leer las políticas culturales propuestas en los planes de desarrollo de la administración pública, y su posterior implementación; asimismo, las formas en que la Academia, las organizaciones civiles y el sector productivo diseñaron y desarrollaron prácticas culturales. Y por último revisar desde una perspectiva historiográfica cómo se han narrado y documentado la vida cultural que se desenvolvió en el Centro de Bogotá entre los años 1991 y 2011.
Una segunda escala, la observacional, permite entender el grado e intensidad de la experiencia individual y colectiva, significada y vivida. A partir del contacto con los diferentes actores involucrados en la dinámica de la vida cultural, se seleccionarán los líderes que representan los diferentes sectores y se organizarán talleres de trabajo para presentar los proyectos desarrollados y debatir en torno a los conceptos que cruzan la presente investigación. Esto con el propósito de realizar un estudio etnográfico que nos permita confrontar lo documentado con lo practicado. La participación y discusión de los representantes de los diferentes sectores resulta fundamental para que el diseño del modelo de intervención sea fruto del encuentro de las diferentes perspectivas que crean y promueven la vida cultural del Centro de Bogotá.
La escala prospectivapermite el diseño de escenarios futuros, mediante la trasformación de la información obtenida en las anteriores escalas en Variables, las cuales gracias al cálculo de probabilidad (análisis de motricidad y dependencia) y el entrecruzamiento con un balance de lo posible, lo deseable y lo probable (Tamayo, 1999), permitirá tanto el diseño de unos escenarios futuros, como de un modelo de intervención para el fortalecimiento de la vida cultural en el centro de la Capital.
En estas tres escalas metodológicas, el concepto de representación nos permite acercarnos al espacio del Centro de Bogotá, no solo desde la dimensión mensurable de un lugar o extensión delimitada o construida, sino desde las imágenes que se producen entorno a él. Para el caso de nuestro estudio debemos tener en cuenta que en el Centro se representan ciertas relaciones sociales, lo que supone aproximarnos también al concepto de espacio de socialización (spatialisation), como la construcción del lugar tanto a nivel de la imaginación social como de las intervenciones o modificaciones (Shields, 1991).
La metodología está íntimamente relacionada con el concepto de vida cultural, y ésta parte del análisis estructural de la cultura que Jhon Brookshire Thompson realiza y de las ideas que toma prestadas de Bordieu sobre la “teoría de los campos”. Thompson trata de entender a la vida social (sociedad), como un conjunto de campos de distintos tipos y tamaños, en donde las personas, de forma individual o grupal, compiten por alcanzar objetivos determinados. En palabras de Thompson: “Los sujetos como individuos, actores o agentes desarrollan acciones sociales situadas en campos de interacción e instituciones donde los sujetos compiten por un capital determinado, estas interacciones y relaciones entre sujetos e instituciones; por ejemplo, en el campo del periodismo compiten una pluralidad de actores y sujetos que compiten por uno o varios tipos de capital en disputa…”. (1998:25)
Uno de los elementos claves para entender la dinámica de los campos, es entender lo que Bourdieu define por capital en disputa, por ejemplo, pensemos en el campo de la política en Colombia, en el cual existen actores, sujetos e individuos que conforman alianzas, conflictos, acuerdos y otras muchas relaciones de amistad, indiferencia y enemistad entre sí. Esta serie de relaciones compiten, por algo que no es dinero ni poder, sino un tipo particular capital en disputa.
Distinto al anterior, el capital intelectual (masa de información y desarrollos intelectuales) es el reconocimiento que otorgan “los intelectuales” a otros intelectuales por su labor científica o humanística, por ejemplo, el reconocimiento que otorga la comunidad científica a uno de sus miembros por sus descubrimientos o aportaciones. En este caso el reconocimiento puede entenderse como capital simbólico convertible, por ejemplo, en premios y fondos para la investigación. De modo que siempre asociado a un capital intelectual, hay un capital simbólico asociado.
El o los capitales en competencia al interior de un campo hay que entenderlo(s) más allá del dinero o poder, como un atributo simbólico que el campo otorga a los individuos y que les sirve para competir en mejores o peores circunstancias por la distribución de los recursos del campo entre los cuales contamos a “los capitales” y el poder. Esto significa que a la hora de pensar los escenarios de producción y recepción de las formas simbólicas (prácticas culturales), sería conveniente la identificación, observación y análisis de la lógica de los capitales en competencia, allí justamente donde opera la vida cultural.
Según Bourdieu (2005:177-178), en la lógica de los capitales al interior de los campos, hay cuatro (4) tipos de capital: el Económico, que se entiende como capital económico o dinero; Capital Cultural: que tiene que ver con habilidades y herramientas que se sustentan con el conocimiento, al que debería de llamarse capital informacional y se formula de tres formas: objetivación: títulos universitarios y escolares, institucionalización: construcción de escuelas y universidades y, el ingreso de los sujetos (alumnos, profesores y administrativos) a las mismas, encarnación: obtención de conocimientos y habilidades que los sujetos realizan, Capital Social: red perdurable de relaciones de mutua familiaridad y reconocimiento entre los sujetos y en especial, entre los miembros de un campo; Capital Simbólico: se la entiende como categorías de percepción obtenidas u otorgadas a los miembros del campo por los mismos miembros del campo.
La presente metodología se acota con los conceptos y categorías empleadas, de la cual la escala de análisis debe dar cuenta. Por eso, la escala de análisis es de suma importancia y de primera necesidad. Esta sirve como guía para establecer objetivos, articular técnicas de análisis y organizar el conjunto de datos a utilizar en la investigación. Para definir el área de estudio y las escalas de análisis, ambas deben entenderse como una derivación del registro historiográfico y etnográfico, de las técnicas de muestreo y de las diferentes estrategias y objetivos de la investigación.
Al igual que la documentación histórica e historiográfica, el área de estudio como recorte espacio-temporal es una entidad actual y contemporánea, una herramienta del investigador. Las unidades son medios por los cuales uno divide y específica rangos de variabilidad definidos a diferentes escalas de inclusión y medición. Las escalas a utilizar en esta investigación se basan en la propuesta de establecer medidas específicas para unidades espaciales y temporales.
Escalas espacial.
La escala espacial propuesta es la “meso escala” dividida en dos aspectos espaciales, el primero que cubre toda la Ciudad de Bogotá (“meso escala 2”), y el segundo, circunscrito al centro histórico de Bogotá (Localidades de Santa Fe, Teusaquillo y Chapinero) que llamaremos “meso escala 1”. Por su parte, la “micro escala” implica espacios más reducidos como la calle, la cuadra, la manzana y el barrio, como particularizaciones de sitio y de lugar. Articulando estas escalas con lo que se pretende estudiar, la macro escala se refiere a la Ciudad Capital, la meso escala a localidades acotadas de Santa Fé, Teusaquillo y Chapinero. Finalmente la microescala describe el análisis al interior (para realizar) en cada uno de los lugares contemplados (Barrios, calles, cuadras, sectores).
Escala temporal
Con respecto a la escala temporal, la problemática en Bogotá se centra en los últimos veinte años de historia de la Ciudad Capital, es decir, desde la Asamblea Nacional Constituyente y la promulgación en 1991 de la actual Constitución Política de Colombia hasta el año 2012, aunque también se discuten, la influencia de la Constitución en la administración de la Ciudad, lo mismo que en la vida cultural de la Capital. Se consideran de modo comparativo otros momentos y periodos como los albores “del Frente Nacional” y el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo.
Unidades de Análisis
Se proponen como unidades de análisis las expuestas arriba de producción, circulación y recepción de las formas simbólicas (en la escala temporal). Otras unidades de análisis son las que derivan de los campos de interacción de Pierre Bourdieu; de modo que marcos institucionales particulares; estructuras sociales de diferenciación y; relaciones estructurales de dominación en la definición y materialización de la vida cultural son otras unidades de análisis. Así mismo, los conceptos de institución, campo y poder; capital en disputa; y las cuatro formas de capital: Capital Económico, Capital Cultural, Capital Social, Capital Simbólico.
Tensiones entre las políticas institucionales y las representaciones y prácticas de las habitantes
En cuanto a las tensiones que se suscitan, Michel de Certeau en el texto la Invención de lo cotidiano hace una valiosa reflexión en torno a cómo las políticas impartidas por la administración de una ciudad o una nación nunca son apropiadas de manera univoca por los ciudadanos. Antes bien surgen una serie de prácticas y tácticas que diversifican, transforman y en ocasiones invalidan esas políticas. Para demostrarlo hace referencia a cómo el espacio urbano planificado por el urbanismo nunca es reductible a los andares que los ciudadanos efectúan en él. Para emplear una metáfora que explique esta relación De Certeau hace la analogía entre esta situación y la que existe entre la lengua (como sistema) y el habla (como práctica). Las formas de recorrer y habitar el espacio urbano ponen en juego una serie de giros y desviaciones que transforman la racionalidad bajo la cual ha sido diseñado. Así mismo las formas de expresión en una lengua la singularizan de acuerdo al uso y a las figuras retóricas que se empleen en cada acto discursivo. Esos son el tipo de tensiones que buscamos rastrear en nuestro proyecto de investigación; no solamente las relaciones sociales que hagan visibles conflictos, sino también las que dan cuenta de una riqueza en las formas de apropiación del patrimonio y de experiencia de la vida cultural.