Por: María Alejandra Moreno T.
Siempre me han gustado los colores, unos más que otros, es normal, mi preferencia está en los claros y vivos. Reconozco que los oscuros los evito, porque los relaciono con momentos de tristeza. Sin embargo, en estos últimos cinco meses esa percepción del color, lo que trasmite y cómo lo observo, ha estado en constante cambio debido a la obra que hoy entrega a la ciudad la Universidad Jorge Tadeo Lozano, “Anillo de Inducción Cromática”, París (2012).
Desde el 2 de noviembre de 2021, cuando se inició el proceso para la instalación de la obra, el color ha sido el protagonista, ese mismo que fue objeto de investigación del Maestro Carlos Cruz-Diez, quien en 1954 inició esa reflexión “que, en principio, emprende todo artista en un momento dado de su vida cuando comienzan las dudas sobre la trascendencia de la pintura que uno viene realizando”, se lee en el libro Reflexión sobre el color Cruz-Diez.
Esa reflexión le permitió identificar que, a lo largo de los años, el concepto del color se había mantenido intacto con esa enseñanza de que el color era para rellenar las formas. De ahí que emprendió una investigación metódica sobre lo que a través del tiempo habían hecho artistas acerca del color, un estado del arte.
De esta manera, se involucró con el mundo de la física, la química, la fisiología de la visión y la óptica. También indagó en lo que filósofos y humanistas habían razonado respecto al fenómeno de la percepción del color, no dejó área sin investigar. De ahí concluyó que: “la percepción del fenómeno cromático es algo inestable, que evoluciona constantemente, que está sujeta a múltiples circunstancias y que esta característica nunca había sido puesta en juego por los artistas”: Reflexión sobre el color Cruz-Diez.
Característica que le permitió mantener una reflexión profunda del color y concluir que está haciéndose constantemente y es autónomo. “Mi papá inició sus investigaciones en los años 60 cuando en Francia y Paris nacía el arte cinético. Aunque papá no le gustaba ese término ya que pensaba en un motor que se movía, y decía que el arte cinético no era eso. Lo que ellos pretendían era sacar el arte de los museos y pasar de lo contemplativo a lo participativo”, dice Carlos Cruz Delgado, hijo del maestro con quien trabajó de la mano por más de cinco décadas.
La vida del maestro Cruz-Diez, fue dedicada al color en todos sus ámbitos, lo cual le permitió desarrollar ocho ejes de investigación: Color Aditivo, Fisicromía, Inducción Cromática, Transcromía, Cromointerferencia, Cromosaturación, Cromoscope y Color en el Espacio.
La obra que donó a Utadeo hace parte de Inducción Cromática, una de las investigaciones sobre el fenómeno cromático que inicia Cruz-Diez en 1963. La visualización del color complementario se supone relacionada con el fenómeno de "post-imagen" o persistencia retiniana.
Así, fijando por unos instantes la mirada sobre un plano rojo, al desviarla, el ojo guarda por algunos segundos la imagen del plano, pero en color verde. De la misma manera, si la observación tiene lugar sobre un plano azul, la post-imagen es amarilla. Se produce una visión en dos tiempos.
Según el maestro Cruz Diez, “combinando esa información con los módulos de acontecimiento cromático, obtengo obras capaces de generar su color complementario o inducido en un solo tiempo. Cuando incorporo o yuxtapongo dos o más tramas de color, produciendo ángulos críticos de visión, lo hago porque de esta manera genero conductas cromáticas difíciles de percibir en condiciones normales. Al multiplicar las zonas críticas de visión entre un plano de color y otro, se generan nuevas e inestables gamas de color, lo que no impide que el resultado sea un hecho expresivo, comunicativo y sensible”.
Esas nuevas e inestables gamas de color se perciben perfectamente en la obra “Anillo de Inducción Cromática” (2012). Sus colores de base son: azul, verde, naranja y negro. Sin embargo, cuando se contempla se da vida a colores: magenta y azul aguamarina, un verdadero espectáculo que nos permite involucrarnos con la obra y ser parte de esa reflexión que siempre promovió el artista.
“La magia de las obras de mi padre es que a través del color puede generar diferentes emociones en las personas que participan de las obras, ya que el arte cinético invita al espectador a participar en la obra y al estar inmerso en ella despierta sentimientos como alegría o tristeza dependiendo de quién está observando. Cada persona reacciona de forma diferente al color y es una experiencia única”, añade Carlos Cruz Delgado.
Quienes visiten la Plazoleta Pública de Utadeo, podrán contemplar una obra de talla mundial que, además, cumple una función social determinante de llevar al espectador a conectarse con el arte, poder cuestionarse, cuestionar la realidad y poder plantear soluciones.
El maestro Carlos Cruz-Diez, en una conversación en TEDxPuntaPaitilla, enfatizaba en “la crisis permanente en la que vive la humanidad y la función social del arte que incita a generar cambios”. De ahí que sus obras irrumpan en espacios públicos en Francia, Estados Unidos, Panamá, Venezuela, Italia y ahora Colombia, con un mural de piso compuesto por 408.000 piezas de cerámica elaboradas en la fábrica francesa Emaux de Briare.
“Anillo de Inducción Cromática” (París 2012) hará de la plazoleta de la Universidad un entorno más armonioso y un lugar de encuentro para artistas, estudiantes y curiosos que se quieran involucrar con el arte óptico y cinético de Cruz-Diez. Un lugar donde el arte y la ciencia se encuentran. Según Cruz Delgado, “las obras que están en otros países, son más de 200, hemos visto cómo bailarines de ballet, actores, músicos y artistas intervienen las obras para crear su propia obra y eso es algo maravilloso para interactuar y seguir construyendo arte y que las personas se apropien de las obras”.
Todos son bienvenidos para ver nuevos colores, otras perspectivas y la oportunidad de ser coautores de una obra que llega a Colombia a irrumpir en el espacio público. Por mi parte los colores ya tienen otro significado y posibilidades. Y la ciudad cuenta con un espacio para la reflexión porque como siempre manifestó Carlos Cruz-Diez, “vivo reflexionando. Yo no me inspiro. Reflexiono continuamente sobre todo lo que me rodea. Eso me permite ver cosas que los demás no perciben, o no le dan la importancia, y uno lo transforma en un discurso sensible que es un mensaje de espíritu”.