Los ríos de la Amazonía empiezan a llenarse de dragas de tamaño industrial que aspiran el río con un propósito: encontrar oro. La minería ilegal a ambos lados de la frontera es un motor de destrucción ambiental e impacta la vida de las comunidades locales e indígenas. Los mineros, por su parte, suelen ser blanco de piratas y se ven obligados a pagar extorsiones a disidentes de las FARC e incluso a autoridades brasileñas corruptas. En esta investigación les contamos los detalles de este ‘negocio’ y cómo termina en la economía ilegal.
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Una tarde de febrero, tres jóvenes descansan en la cubierta de un viejo barco con pintura blanca descascarada que está amarrado a la orilla del río Puruê de Brasil, en las profundidades de la Amazonía, cerca del extremo suroriente de Colombia. Atada al barco está una estructura maltrecha, parecida a un granero, que alberga una maraña de rampas y engranajes, y está montada sobre una barcaza. Se trata de una draga minera, una de las decenas que se pueden encontrar a lo largo de este estrecho y sinuoso río. Ilegales y destructivas, esas dragas agitan el cauce del río y producen decenas de millones de dólares en oro cada mes. Esta draga está inactiva, a la espera de reparaciones.
Al atardecer, reporteros de Amazon Underworld conversan con los mineros en la draga cuando, de repente, el sonido de un potente motor fuera de borda, de una lancha más pequeña que se acerca, rompe la tranquilidad en el lugar. En la proa de la embarcación va un hombre de pie, uniformado con pasamontañas y con un rifle de asalto de fabricación brasileña. El hombre y otros cinco compañeros saltan a bordo del barco de los mineros. Identificándose como una patrulla fluvial de la Policía Militar brasileña requisan a los mineros, les ordenan preparar comida y se alistan para pasar la noche.
La Policía Militar brasileña aborda un barco, cuyo dueño es el propietario de una draga minera instalada en el río Puruê. | Alex Rufino.
Mientras los agentes de policía devoran platos de albóndigas enlatadas con salsa de tomate y harina de yuca seca llega el propietario de la draga minera, conocido como ‘Cabeludo’, apodo ganado por su cabello canoso, recogido en forma de cola de caballo. Para el minero, el barco y la draga son su negocio y el hogar que comparte con su esposa, un bebé de meses, un cocinero y ocho trabajadores.
El hombre parece tomarse con calma el encuentro con los intrusos uniformados, incluso cuando uno de ellos saca un celular y muestra una foto que circula en un grupo de WhatsApp. Es un cadáver. Dice que apenas unas horas antes, el dueño de una draga minera fue asesinado, supuestamente por uno de sus trabajadores, quien huyó a la selva.
“Se llevó medio kilo de oro”, dice uno de los oficiales.
Extorsión, corrupción y violencia
Antes de 1990, la mayor parte de la minería ilegal de oro en esta región –donde el río Puré de Colombia se convierte en el río Puruê de Brasil y desemboca en el Japurá– estuvo a cargo de mineros a pequeña escala. Sin embargo, con el aumento de los precios del oro a principios de la década de 2000, los grupos del crimen organizado –incluidas las guerrillas colombianas– sacaron provecho de la lucrativa industria y vieron en la minería ilegal de oro una forma de lavar las ganancias del narcotráfico.
Después del acuerdo de paz de 2016, firmado entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un grupo disidente de guerrilleros comenzó a construir una nueva empresa criminal, para financiar su continua violencia armada, en parte mediante el chantaje a los mineros ilegales a quienes piden lo que llaman “contribuciones voluntarias”.
Hace algún tiempo la Armada brasileña se enfrentó a la guerrilla colombiana en el río Puruê, recuerda Getúlio*, un minero de São Paulo que opera una draga de tamaño industrial, llamada draga en portugués y español, aproximadamente seis veces más grande que la draga de ‘Cabeludo’.
Conoce la investigación completa: “Dragas: el oro estimula el crimen y la corrupción en la frontera entre Brasil y Colombia”.
Galería
Después de que el expresidente brasileño Jair Bolsonaro asumiera el cargo en 2019, con la promesa de legalizar la minería informal de oro, cientos de balsas mineras de tamaño industrial llegaron al municipio de Japurá, en el estado Amazonas. | Andrés Cardona.
Además de recoger sedimentos, que cambia el cauce del río, los mineros arrojan cientos de kilogramos de mercurio al medio ambiente. Las dragas también invaden áreas protegidas, incluida una habitada por una tribu indígena nómada que evita el contacto con extraños. | Andrés Cardona.
La minería ilegal provoca una grande deforestación a lo largo de la orilla del río Puruê | Alianza Contra la Minería.
Un hombre en un comercio en Manaus muestra una barra de oro de 1 kg. | Rodrigo Pedroso.
Amazon Underworld es una investigación conjunta de InfoAmazonia (Brasil), Armando.Info (Venezuela) y La Liga Contra el Silencio (Colombia). El trabajo se realiza en colaboración con la Red de Investigaciones de la Selva Tropical del Pulitzer Center y está financiado por la Open Society Foundation y la Oficina de Asuntos Exteriores y del Commonwealth del Reino Unido.