Cada latido cuenta una historia, en el que cada paso es una elección y la elección es un eco en sus almas.
La maternidad es un concepto tan vasto como trascendental, difícil de encajar en una definición única y que despierta una gama diversa de sentimientos en quienes lo experimentan. Se extiende como un hilo conductor a lo largo de nuestras vidas, permeando cada aspecto de nuestra existencia y generando un sinfín de interrogantes dignos de explorar. ¿Qué significa ser hijo y presenciar la maternidad desde esa perspectiva? ¿Cómo se vive la maternidad desde la mirada paterna? ¿Qué implica realmente ser madre? Estas preguntas, lejos de encontrar respuestas universales, emergen de las vivencias individuales, de las anécdotas compartidas y de un viaje introspectivo a través de los recuerdos más íntimos.
Desde el momento en que se vislumbra ese pequeño signo de un futuro por venir, el descubrimiento de un resultado positivo en una prueba de embarazo comienza un torbellino de emociones: la alegría desbordante, pero también las incertidumbres y los miedos inherentes a la responsabilidad de traer una nueva vida al mundo. Se inicia entonces un proceso de reflexión sobre cómo será ese ser que está por llegar, cómo será criado y cómo se desenvolverá en este mundo tan complejo en el que vivimos. Los días transcurren entre antojos, dolores, vómitos y risas, cada uno marcado por la presencia constante de una única certeza: la maternidad ha comenzado.
Este viaje no es solo físico, sino también emocional y psicológico. Cada etapa del crecimiento del niño o niña trae consigo nuevos desafíos y aprendizajes para las madres, quienes se encuentran constantemente en un proceso de autoevaluación y redefinición de su papel. Deberán decidir qué aspectos de su propia crianza desean repetir, qué modificar y, en ocasiones, deberán reconciliarse con las enseñanzas de sus propias madres, aquellas que alguna vez les advirtieron que no comprenderían verdaderamente la maternidad hasta experimentarla por sí mismas.
Ahora, con ese pequeño ser transformado en un individuo capaz de pensar y actuar por sí mismo, surge la oportunidad de un encuentro entre madres e hijos e hijas. Es un momento para expresar aquello que quizás nunca se atrevieron a decir, para expresar gratitud, para compartir risas y, tal vez, para abordar las tensiones que en ocasiones pueden haber surgido en el camino. Es un espacio de encuentro en distintas locaciones, donde las palabras de los protagonistas se entrelazan con la atmósfera que los rodea, revelando no solo sus historias personales, sino también su relación con el mundo y consigo mismos.
Este capítulo del documental se erige como un tributo al amor incondicional y al sacrificio silencioso que caracterizan la maternidad. A través de las diversas narrativas y perspectivas presentadas, se busca generar empatía y comprensión en aquellos que desconocen la complejidad de este rol fundamental en la sociedad. Se resalta la importancia de que la maternidad sea una elección consciente y deseada, pensada y llevada a cabo por aquellos que estarán dispuestos a dedicar cuerpo y alma a la crianza de una nueva vida.
Créditos: Sara Mena, Sara Rueda, Geraldine Duitama, Daniel Barreto, Lenni Cano, Amibia Diosa, Yined Ariza, Cielo Castro, Shaiel Arturo y Gerla Clementina.