Valentina Salazar Espitia comparte su experiencia sobre cómo el racismo y los estereotipos han afectado su vida desde una edad temprana, especialmente en contextos donde era la única persona afrodescendiente. A través de sus vivencias en Duitama y el Chocó, Valentina explora cómo encontró fuerza en figuras como Beyoncé y el impacto de estos desafíos en su identidad y autoaceptación.
El racismo en el Chocó, una región afrodescendiente en el Pacífico colombiano, ha dejado una marca indeleble en la vida de Valentina Salazar Espitia. Según Valentina, "desgraciadamente, muchas personas negras no se identifican como tal debido a los estigmas y la presión social" A pesar de la rica cultura y biodiversidad, el Chocó enfrenta un racismo estructural evidente. Como señala Valentina, "hay gente que hasta dice que tienes que oler mal y demás", como lo explica El Tiempo y varios medios en sus notas, un ejemplo claro de esta conducta para sobrepensar es la del comediante Gabriel Murillo quien explicitamente menciona que su casa huele a lo que huele el Chocó, y que aunque él nunca ha visitado este departamento, seguramente dicho lugar huele a "Yogo yogo vencido".
El Chocó, en la región del Pacífico colombiano, destaca por su cultura afrodescendiente y biodiversidad, pero enfrenta el racismo estructural. En 2021, el 54.7% de su población vivía en pobreza extrema y la tasa de desempleo era del 16.4%, según el DANE. Solo el 68.8% de los habitantes tenía acceso a agua potable y el 53.4% a saneamiento básico en 2020. La educación también muestra disparidades, con una tasa de rezago escolar del 30.17% para afrocolombianos. La esperanza de vida es de 70.3 años, frente al promedio nacional de 74.2 años, y la mortalidad infantil es de 23.7 por cada 1,000 nacidos vivos, comparada con 14.9 a nivel nacional.
El racismo estructural se refleja en la falta de inversión en infraestructura y la alta proporción de afrocolombianos en el sistema penal. El 30% de los presos en Colombia son afrocolombianos, aunque representan solo el 10% de la población.Para combatir este problema, es necesario invertir en infraestructura, educación y salud, además de promover la cultura afrodescendiente y combatir los estereotipos.
No obstante, es importante recalcar que si los indices de racismo y desigualdad dentro de los territorios afro son elevados, afuera la situación no baja de sus niveles desalentadores: como si la libertad cultural fuera un sueño para más de un millón de personas que diariamente son señaladas por tener un color de piel distinto, el racismo se extiende desde los más pequeños en los colegios, hasta los más adultos en ambientes laborales; lo que nos hace replantear nuestra idea de que la esclavitud probablemente más que abolida, se esconde bajo las sombras de los hechos de una sociedad racista.
Es esencial que todos vean esta entrevista para entender la gravedad del racismo que enfrenta Valentina y tantas otras personas en situaciones similares. Como menciona Valentina, "el racismo ha sido tan fuerte en nuestro país que ha llevado a muchas personas negras a no identificarse como tal, a pesar de tener características físicas que los identifican" La historia de Valentina nos llama a reflexionar sobre cómo podemos ser más conscientes y solidarios con aquellos que enfrentan discriminación racial. Debemos educarnos y actuar para cambiar estas realidades injustas y crear comunidades más inclusivas y equitativas para todos.
Fuentes:
-Comisión de la Verdad: www.comisiondelaverdad.co/etiquetas/racismo
-Red Cultural del Banco de la República: www.banrepcultural.org/bucaramanga/actividad/esclavitudes-el-racismo-una-cicatriz-innegable