Apps de citas y problemas de salud mental

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Ante la soledad y el aislamiento de la pandemia, muchas personas han acudido a aplicaciones virtuales para encontrar pareja o amistades, con el fin de sentir aceptación de otras personas y mejorar su autoestima. Sin embargo, algunos de ellos han desarrollado problemas emocionales producto de la dependencia a estas plataformas.

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"Entre más linda o guapo seas, vas a tener más ‘matches’; mi amor propio dependía de eso. En un minuto tenía diez ‘matches’, ocho halagos y cinco chicos hablándome. Me levantaba la autoestima, pero cuando transcurría una hora y no tenía nada, me daba ansiedad, inseguridad, no me sentía completa, me asustaba y me planteaba si el problema era yo”, cuenta Laura Rodríguez, estudiante de Comunicación Social y Periodismo, acerca de su experiencia de estar en esta aplicación de citas.

Según la página web de Tinder, esta aplicación, que nació en el 2012, se utiliza actualmente en 190 países, para lo cual ha sido adaptada a 40 idiomas. Su principal funcionalidad es que el usuario conozca personas. En su web, Tinder explica que su público objetivo son personas a las que les gusta vivir la vida y ampliar sus contactos mediante el uso del “Swipe Right” que, según el manual de usuario de la aplicación, significa mover el dedo a la derecha para aceptar o a la izquierda para rechazar a las personas. En esta aplicación un match mutuo es la señal de una atracción recíproca.

“Sentía que me iba a morir sola”, confiesa Laura cuando cuenta la razón por la que decidió descargar una app de citas. El primer paso era seleccionar una foto de perfil, pero esta acción sencilla le causó inseguridad, pensaba “¿y si no les gusta?, ¿qué tal que piensen que me veo fácil?, ¿será que sí conoceré a alguien?”. Sus temores crecían porque era su primera vez ante un catálogo de chicos buscando lo mismo: encontrar a alguien.

Laura siempre tiene una sonrisa, incluso cuando habla de sus problemas. A sus 20 años, sus experiencias amorosas la han hecho sentir insegura, sola y poco amada, lo que ha derivado en depresión. Incluso, mirarse al espejo era un proceso tortuoso todos los días.

Manuel Moreno, fundador del medio de comunicación especializado en tecnología, Trecebits, explica en el artículo Cómo funciona el algoritmo de Tinder, que el algoritmo de la mayoría de aplicaciones de citas es un sistema de comportamiento que se crea a partir de los usuarios, donde si A y B le dan “match” a una tercera, esta máquina lo interpretará como que tienen gustos similares y, cuando el usuario vuelva a entrar a la aplicación, el primer perfil que mostrará va a ser el de B, debido a que relaciona las cosas en común a partir de los “matches” que se genera en la app. Por esta razón, se dice que la primera interacción que el usuario tenga en la aplicación indicará las personas que más le pueden gustar.

Una de las mejores amigas de Laura decía haber conocido al amor de su vida en Tinder: “El algoritmo funciona dependiendo de si una persona es linda o no, es decir, si eres linda te van a salir chicos lindos, pero si eres fea te van a salir puros bagres”, le dijo la amiga a Laura y esto le preocupaba porque ella quería ser de esos casos exitosos de los que sus amigos siempre le hablaban. Al no sentirse segura, subió una foto que ya habían aprobado sus amigos, quienes le dijeron que se veía “divina”. A los pocos minutos recibió veinte “matches” y comenzó a recibir mensajes del tipo “eres muy linda” o “qué hace una chica como tú en una aplicación como esta”. Así empezó a inflar su ego.

Tinder cuenta con más de 1.000.000 de descargas en Google Play. Crédito: Kevin Ángel Girón. 

Ante la creciente llegada de chicos interesados en ella, su criterio de selección era que luciera decente y que “no tuviera cara de psicópata”. En una oportunidad recibió un llamado interesante. 

“Era uno de esos días donde no me sentía completa, donde no me sentía para mí, solo quería un salvador”, así recuerda Laura el día que conoció a Santiago en Tinder y acudió a él en busca de su anhelada aprobación. “Él me dijo que todo iba a estar bien”. Laura encontró en él más que aprobación y compresión, pues ya no sentía miedo de estar sola.

Según el estudio Preocupaciones y cambio social durante la pandemia del Coronavirus en Colombia de la Asociación Editorial de Científicos Brasileña, 51% de colombianos (352 participantes) han llegado a sentir miedo de estar solos y el 39% utilizó de forma obsesiva las redes sociales en el periodo marzo - abril de 2020.

En contraste, una encuesta realizada por Invamer en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga encontró que, de los 1.200 colombianos encuestados durante el período de marzo a junio del 2020, el 49% expresaron sentimientos negativos entre los cuales se encontraba el miedo, la soledad, la ansiedad y el estrés, que también buscaron sanar o mejorar con el uso de apps.

Santiago cumplía con lo que Laura buscaba en el amor, sin embargo, nunca se sintió suficiente para él. “Me hacía sentir que le debía, que el amor que recibía se lo tenía que devolver en algo o me dejaría”, recuerda Laura. En esa situación, ella dejó de hacer los trabajos de la universidad por hacer los de Santiago; su promedio bajaba, pero le preocupa más estar sola. El día anterior a una entrega, él la invitó a su casa a ver películas y le habló de condones, pero ella le dijo que no iría a su casa para tener relaciones. “¿Si ves? eres una fácil, yo no te voy a hacer eso, solo quiero presentarte a mi mamá”, le replicó Santiago.

Otro día, en medio de una discusión, Santiago la arrinconó contra una pared, le puso una mano en el cuello y Laura no podía respirar. Los sonidos de pasos de una persona hicieron que la soltara. Ella no le reclamó, solo se asustó y llegó a pensar que de pronto eso era el amor.

En plena cuarentena estricta por la pandemia, Santiago insistía en que tenían que verse. Las peleas eran constantes, pero Laura seguía sintiéndose cada vez más sola, pues, aunque lo tenía a él, no se sentía completa. Volvió a abrir Tinder para sentirse amada, querida y acompañada. La historia era la misma: había muchos chicos lindos diciéndole lo bella que era, con ellos tenía conversaciones que la hacían sentir segura, pero la ruleta rusa de sentimientos se ponía en marcha de nuevo cuando los “matches” no subían, entonces Laura cambiaba de foto y de descripción para atraer a los usuarios.

“Me sentía sola, incompleta y Tinder era la solución, mi autoestima dependía de eso, y cuando menos te das cuenta todas las mañanas lo primero que abres es Tinder, solo para mirar los elogios, los “matches” y la gente que puedas conocer. Era mi obsesión y mi salvación”, dijo Laura, momentos antes de leer su diario de humor, una aplicación en la que consigna sus sentimientos y que es parte de su tratamiento psicológico para la dependencia.

"Ante la duda, desliza a la derecha. Confía en nosotros, la vida siempre es mejor cuantas más opciones tengas", afirma Tinder en su plataforma de descarga. Crédito: archivo personal.

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Daniel es tímido, retraído, pero conforme lo conoces, esas características dan paso a una persona divertida. A sus 19 años cuenta que vio un anuncio en Youtube sobre una aplicación de citas. Al comienzo no le pareció raro, debido a que había escuchado de su existencia, pero esa publicidad en particular prometía que se podían conocer personas geniales, incluso al verdadero amor.

“Me puso a imaginar que podría tener un amor de película y dije ¿por qué ese no puedo ser yo?”, narra Daniel. En aquel momento no se lo pensó y descargo la app, se sorprendió e incluso se incomodó con las preguntas que hacen en este tipo de aplicaciones, pero lo que más le preocupaba era cómo se veía su foto y cuántos posibles “matches” y amigos podría tener.

Según Airnow Data, en 2019, Grindr registró alrededor de 18.000 descargas en Colombia, pero hasta el corte de noviembre de 2020, se habían registrado 24.779 personas. Estas cifras posicionan al país en el cuarto puesto con más usuarios, seguido por Chile, Brasil y México, que estuvieron alrededor de las 30.000 y 45.000 descargas.

Esta no fue la única aplicación de citas que creció en Colombia, Airnow Data también informó que en 2019 Tinder registró en Colombia alrededor de 65.000 descargas y en el 2020 el número aumentó a 86.469. En Latinoamérica, Colombia ocupa el tercer puesto en superar las 100.000 descargas, Brasil, el primero, y México, el segundo.

Según las analíticas trends, de Google (herramienta utilizada para medir visualizaciones que tiene como fin venta de publicidad), entre los temas más buscados en los últimos 12 meses en Colombia están las aplicaciones de citas, que tuvieron un repunte en los meses de marzo, julio y noviembre de 2020; también, obtuvieron mayor tráfico de usuarios en un 60% la página web de Badoo, y en un 80%, Grindr, con respecto al tráfico en meses anteriores.

Daniel dice que es fácil que ese mundo de las aplicaciones te absorba. Entró con un ideal romántico, pero conforme las semanas pasaban, el número de “matches” se volvieron importantes para él. Sentía que entre más chicos le hablaran, más posibilidades tendría de conocer a alguien, los cumplidos se volvieron algo que le subía la autoestima y se convirtieron en una gratificación instantánea e incluso si se sentía mal, solo necesitaba dar un clic; sin embargo, los únicos que le daban “match” al comienzo era adultos de la tercera edad, algo que lo decepcionó.

Sus mañanas, basadas en realizar “swipe” (mover el dedo a la derecha para aceptar o a la izquierda para rechazar a las personas), le servían para sentirse como una persona sociable y, lo mejor de todo, acompañado: “Conocí a Esteban, el chico me engañó dos veces y su foto no era como se veía en realidad”, dijo Daniel sobre su primera relación con alguien a quien conoció en esa app.

La relación se formalizó a las dos semanas, pero a la siguiente semana Daniel recibió un mensaje de un chico que decía “¿qué haces con mi novio?”, sintió nervios, ansiedad y mucha confusión porque no sabía qué pasaba, pero al preguntarle a Esteban, él le dijo “todo es un error, amor, solo es un ex que me chantajea, que se quiere matar”, lo perdonó porque sentía que él era algo seguro.

La popularidad de aplicaciones como Tinder, ha estimulado el surgimiento de otras alternativas disponibles en las tiendas de Apps. Crédito: Kevin Ángel Girón. 

Daniel confiesa que era ingenuo, que sentía que el amor que él conseguiría era como el de las películas o de la misma publicidad. Daniel volvió con Esteban, pero a la siguiente semana tuvieron una discusión y la respuesta de Esteban frente a la situación fue “mejor me voy con el otro”. Daniel se sintió defraudado, confundido, hasta molesto por no verlo antes y por pensar que él era el chico indicado.

Trató dejar la aplicación a partir de esa experiencia, pero tenerla le daba seguridad por los halagos que recibía y por los seguidores de su Instagram, que aumentaban a diario. Tras múltiples relaciones de las que él salía engañado y más inseguro, conoció a Mateo, un chico que se mostró diferente e incluso imaginó que sí resultaría. La voz se le corta cuando lo nombra. Mateo se presentó como un salvador, como alguien que lo quería ayudar, incluso le dio consejos de su madre psicóloga.

La investigadora Bianca Acevedo, psicóloga de la Universidad de California y autora del libro “The Highly Sensitive Brain”, afirmó para la BBC News en el 2015, que la idea de conocer personas con las aplicaciones de citas, de hacer “matches”, generan grandes estímulos al cerebro; en consecuencia, el usuario estará más inmerso en la app para tener una gratificación instantánea y posteriormente el cerebro sienta que es la única motivación que tiene.

Acevedo explicó que “hay un aumento de la dopamina -una sustancia química que transmite señales en el cerebro- en las primeras etapas de una relación, lo que hace que la gente se entusiasme. Este sistema inconsciente de recompensas es algo a lo que la gente tiene que ser adicta para nuestra supervivencia”.

Daniel se sentía confundido, la relación avanzaba muy rápido y era algo que le asustaba, pero al mismo tiempo sentía que estaba viviendo la película por la cual entró a Tinder. La historia de amor empezó a tornarse pesadilla cuando se intercambiaron regalos de Navidad y Daniel sintió que Mateo no se había esforzado tanto como él en el detalle, lo cual le hacía sospechar que su interés en él no era el mismo de antes.

Mateo le pidió un tiempo con la excusa de fortalecer la relación, pero a los pocos días le confesó que entraría de nuevo a Tinder, pues no quería que se diera cuenta por terceros.

- Yo creo, también, que voy a entrar a Tinder, pero es una posibilidad muy baja - dijo Daniel.

“En realidad eso del Tinder me da como muchas inseguridades, y que estés ahí me da desconfianza”, le escribió Daniel a Mateo. El mensaje detonó la pelea entre ellos. La relación terminó.

Para Daniel fue un momento terrible, era como si su película terminara. Su voz se corta, cierra los ojos, dice que no quiere recordar ese momento.

Daniel lloraba, no se sentía cómodo consigo mismo, sentía que no era suficiente y, por eso, volvió a Tinder para tratar de sentirse bien, pero él tenía miedo de volverlo a encontrar, de recordarlo, de estar mal; así fue como Daniel tomó la decisión de ir al psicólogo para lograr sentirse bien, porque como él dice, Tinder le aumentó la inseguridad, depresión, dependencia a los halagos, lo que lo convirtió en una joven obsesivo y ansioso, algo que no era antes. 

Laura buscando el amor. Crédito: Kevin Ángel Girón. 

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Laura y Daniel han tenido historias distintas, pero la misma razón para estar en la app: ninguno quiere estar solo y los dos buscan un ideal de amor. El estudio Transformaciones y recorridos efectivo-sexuales en mujeres jóvenes residentes en Bogotá, publicado en 2020 por la Universidad Javeriana y realizado por las psicólogas Laura Castañeda, Manuela Salazar y Sandra Plata, concluyeron que las redes sociales son un factor determinante e influyente en la transformación de las personas para las relaciones amorosas, incluso formula la hipótesis que, durante las rupturas amorosas o duelos emocionales, la gente recurre a aplicaciones de citas como Tinder para distraerse o entablar relaciones afectivas con otras personas. Así mismo, en esa investigación, al momento de preguntar la razón de uso de esa aplicación, la mayoría responden que es para subirse la autoestima, no sentirse solas o sacar una “tusa” de una relación duradera.

Daniel lleva seis meses tratando la depresión que le fomentó el estar en aplicaciones de citas y, aun así, en sus momentos de recaída llora y vuelve a entrar a Tinder. La última vez que entró no recibió ningún “match”, ningún elogio, algo que lo hizo sentirse ansioso; sin embargo, cuenta que ha cambiado, ha madurado y que ha conocido otro chico por esta aplicación, pero le ha pedido paciencia y tiempo porque quiere que todo salga bien.

Laura recuerda ese momento en que todo se derrumbó en su interior, debido al complejo de ser delgada. Con frecuencia recibía comentarios como “a los hombres les gusta de dónde agarrar, y tú pues...”. Ese día, en medio de su llanto, miraba Tinder y no se sentía suficiente, por eso se dijo a sí misma que las cosas tenían que cambiar y así fue como buscó ayuda psicológica.

“Pasé gran parte de mi vida preocupándome por lo que pensaran los demás de mí, buscando amores vacíos para convencerme de que podría ser lo suficientemente amada, cuando ni yo misma lo hacía. Tenía que hacerme fuerte porque nadie lo haría por mí. Ahora me elijo a mí, amarme a mí por primera vez, valerme por mí misma. Decidí buscar mi propia felicidad, ser yo misma el amor de mi vida. Puedo tener días malos, pero no me permitiré sentirme insegura, insuficiente y fea”, concluye Laura con este fragmento de su diario de humor, el cual le ayuda a no volver al pasado.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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