A 67 kilómetros de Bogotá, el 1 de abril de 1977, nació Albert Moreno en un municipio de Cundinamarca llamado Mesitas del Colegio. El Colegio se encuentra a 31 kilómetros del Salto del Tequendama por la vía que conduce de Bogotá a Girardot.
Nacido, criado y actualmente radicado en Mesitas del Colegio, Albert asegura que, a sus 42 años de edad, él sí es profeta en su pueblo, no le hace daño a nadie, está enamorado de su región, explota sus capacidades con la gente que conoce, sabe y vive las necesidades su comunidad.
Desde su niñez, su pasión por la música siempre fue evidente. Su fascinación por saber interpretar un instrumento fue lo que lo motivó a aprender de manera empírica cómo se tocaba el cencerro y la guacharaca. Sin embargo, en ese momento, sus sueños se hundieron cuando sus padres le sentenciaron la imposibilidad de pagarle clases extras de música, pues la situación económica no era la apropiada para pagarlas de forma particular: es allí donde Albert decide aplazar su bachillerato para trabajar, y, así, conseguir dinero. No obstante, los impedimentos para conseguir un empleo estable llevan a Albert a recapacitar y retomar sus estudios de bachillerato. El no tener una libreta militar y el cartón de finalización de sus estudios secundarios generó que se le cerraran muchas, puertas lo que lo hizo “aprender a los totazos”, según sus propias palabras.
Además de interpretar un instrumento, Albert sentía un gusto particular por la música, en general, por lo que luego de graduarse de bachillerato, se inclinó por aprender de manera empírica la labor de ser DJ. Trabajar en discotecas de Mesitas del Colegio como Pachanga, Banana Boa y Confeti como mesero o barman, y llegar a administrar los establecimientos, le ayudó a tener una experiencia en los procesos de programación, en organizar la música de acuerdo con lo que querían escuchar los clientes y saber cómo ‘animar la rumba’.
Mesitas del Colegio fue fundado el 20 de septiembre de 1653 por el arzobispo de Santa Fe Fray Cristóbal de Torres y por el gobernador, el Marqués de Miranda, Don Juan Fernández de Córdoba y Coalla.
Esta experiencia le abrió las puertas para que el padre Ricardo Arciniegas Ortiz (QEPD), junto con el padre Alfonso Mora (QEPD), contactaran a Albert por sus buenas referencias frente a su desempeño como DJ y animador de los bares del pueblo con el objetivo de que se arriesgara a programar y hacer el control máster de la emisora Radio Guía.
Fue en 1987, y bajo una convocatoria por parte del Ministerios de las Comunicaciones donde se buscaba abrir alrededor de 300 emisoras comunitarias en el país, que la emisora fue adjudicada. El detonante para que se llevara a cabo esta gestión fue el hastío de la población de que en los medios grandes solo importaran personajes de la Capital mientras que la opinión del pueblo no tuviera relevancia en su contenido. De este modo, la parroquia, como entidad sin ánimo de lucro y legalmente organizada, por medio del Monseñor de la época, licitó la obtención de la primera emisora comunitaria en Mesitas del Colegio.
La llegada de la emisora al pueblo fue un gran acontecimiento, la novedad de saber cómo funcionaba, el nombre bajo el que se le bautizarían, la emoción de hacer locución y poderse escuchar en la emisora sintonizada desde su casa, lograron un encuentro y una congregación del pueblo a su alrededor.
Radio Guía, al ser una emisora dirigida por la iglesia Nuestra Señora del Rosario, fundada en 1944 y supervisada por la diócesis de Girardot, estableció que, durante sus primeros cinco años, se evangelizaría a la población de Mesitas del Colegio por medio de la emisora. La transmisión de las misas, el rezar el rosario y hacer diferentes actos religiosos fue lo que escuchó la comunidad durante los primeros años, pues las personas que se interesaban por participar no eran constantes, el tener que estar por tantas horas en la emisora, programando, poniendo música o llevando a cabo los diferentes programas fue la razón para que buscaran a alguien que se comprometiera con la labor.
La Iglesia Nuestra Señora del Rosario se encuentra ubicada en el parque central del municipio de Mesitas. Es supervisada por la diócesis de Girardot y fundada en 1944.
El gran error del Ministerio de las Comunicaciones fue la falta de capacitación e instrucción frente al manejo que se le debía tener a las radios comunitarias. La compra de los equipos, las antenas y la administración fue algo que la parroquia y la comunidad tuvieron que enfrentar solos, a pesar de que todos apoyaban y traían lo que tuvieran para edificar la emisora que, al principio, se encontraba en la parte trasera de la parroquia, al lado del despacho.
Los primeros años de Albert en la emisora no fueron fáciles. Su desconocimiento frente al manejo de la radio y ver los inconvenientes que se presentaban, lo llevaron a entender que, principalmente, había que remover el chip de los sacerdotes sobre la misión exclusivamente evangelizadora de la emisora. Lo tildaron de no creyente, pues planteaba que solo se debía transmitir una misa al día, de modo que el resto de la parrilla tuviera un contenido diferente al que establecían en la parroquia.
Su compromiso y “obsesión”, como él mismo lo cataloga, fue lo que ha llevado a lograr lo que hoy se considera Radio Guía en Mesitas del Colegio. El proceso de llevar la emisora a su presente fue un camino largo: aprender de manera empírica, escuchar otros locutores y analizar el contenido que tenían en sus parrillas fueron muchas de las labores que le enseñaron a desempeñar mejor su labor.
Hacerse pasar por personajes que trabajaban en otras emisoras, por estudiante de comunicación o por periodista de medios pequeños fue lo que le permitió resolver la duda sobre la forma de hacer radio. Así le cerraran las puertas, nunca se rindió, y sus ganas de saber cómo grababan los textos, impostaban las voces comerciales o hacían cuñas radiales fueron más fuertes.
“Aunque la vida nocturna, la rumba y el trago, en su momento, fueron algo tentador para mí, siento que ahora este trabajo es mi vida”.
La primera parrilla que hizo Albert no funcionó, pero asegura que esto resultó gracias a tres factores importantes que han marcado su carrera como director, locutor y programador de la radio comunitaria: la primera fue tener en cuenta a las personas, saber a qué público se estaba dirigiendo, qué querían escuchar la población juvenil o los comerciantes y, sobre todo, tener conocimiento sobre las franjas y los horarios.
Entender que las emisoras y la programación no tenían por qué tener contenido que reflejara proselitismo religioso y político fue su segundo aprendizaje, lo que a la iglesia no le agradó. Mas el no contar con los equipos y hacer todo de manera empírica y casera resultó un gran inconveniente para sus primeros ‘pinos’ como programador. Estas dificultades ayudaron a que Albert estructurara, en su proceso actual como director de la emisora, contenidos más pulidos. La falta de recursos y de equipos en el pasado para hacer un comercial con lo que tenía, hizo que se capacitara para realizar todo el contenido que actualmente emite la emisora de manera profesional.
En el trabajo de campo, en el proceso de hablar con la comunidad y en la labor de periodista, Albert afirma que es donde la universidad pesa, la teoría y las bases que se aprenden en las aulas de clase son fundamentales para saber cómo hacer estos procesos sin errores. Aun así, no existió ningún impedimento para que él en su emisora transmitiera todas las preguntas que surgían en la comunidad, para esos personajes importantes del municipio.
El sábado 4 de abril, Albert entrevistó al alcalde Óscar Mauricio Núñez Jiménez en torno a los posibles nexos que tenía su administración con el tan sonado caso del general Humberto Guatibonza y las chuzadas que se realizaron desde el municipio. Albert asegura que esas preguntas incómodas, pero claves, son su responsabilidad de trabajar buscando la honestidad, pero sin sembrar cizaña, aunque a los periodistas los quieran coartar metiéndose en su vida privada o profesional, él deber llevar la verdad a la comunidad, incluso si se tratase de temas difíciles en el municipio.
“Tuve que hacerme pasar por periodista o director de emisoras comerciales para lograr que las productoras me dieran los CD que hacen parte de esta colección”.
Albert se ha cargado la emisora al hombro para poderla sacar adelante y posicionarla como una de las emisoras comunitarias más completas. Lleva las riendas en los temas económicos, administrativos, dirección y ejecución; su compromiso y su pasión por esta labor se ve reflejado en su oyente que se acerca a preguntarle asuntos del municipio o simplemente para saludarlo y abrazarlo. Como dice él, “lo lindo de la labor comunitaria es ver el aprecio que le tiene la comunidad, es ahí cuando se rectifica que se están haciendo bien las cosas”.
En su camino en la emisora, Albert sufrió inconvenientes personales. Su obsesión por el trabajo, por querer ser cada vez más pulido y tener el mayor conocimiento sobre la radio llevaron a que su primer matrimonio fracasara por falta de tiempo y de interés por su hogar. De esa primera unión nació Wendy Moreno, una joven que quería seguir los pasos de su papá y poder estudiar Comunicación Social y Periodismo, pero a la que Albert aconsejó no hacerla, pues “de vocación, esta carrera es muy linda, pero es muy mal paga”.
De este primer matrimonio aprendió bastante: maneja sus horarios de la mejor manera sin faltar con sus deberes como padre y esposo. En su segundo matrimonio nació Valeria, una niña de 12 años con quien no quiere cometer los errores del pasado. Ahora tiene un horario, llega a la emisora a las 5 de la mañana, prepara todo para empezar la emisión y salir al aire, al medio día almuerza con su esposa e hija, y en las horas de la tarde, vuelve a la emisora hasta las 7 de la noche, rutina que sigue diariamente, siempre evidenciando su pasión por su trabajo.
La comunidad de Mesitas del Colegio es una gran familia, para ellos Albert es un personaje importante, es su representación frente a las dirigentes del municipio, como lo asegura la Señora Doris, que trabaja en la esquina del parque vendiendo música en la calle: “Albert es un personaje muy humano, busca siempre el bienestar de nosotros”. Estas palabras solo refuerzan su compromiso por la comunidad.
Por reconocimientos como este es que Albert Moreno aconseja a los futuros comunicadores sociales y periodistas: “Buscar un campo donde se pueda ser un profesional integral, donde se pueda aprender constantemente y pulir lo aprendió”, considera que, a pesar de no ser profesional, pero sí hacerlo por vocación, ha sido su mejor elección en la vida.