El pensamiento mágico o creer en lo improbable como una estrategia de persuasión hacia el consumo, fue uno de los temas principales de la sección Vida del diario El Tiempo, el pasado 8 de marzo, a propósito de la investigación adelantada por el profesor de la Escuela de Publicidad, Hugo Mastrodoménico, en la que expuso a 419 jóvenes universitarios a una serie de piezas publicitarias extranjeras que apelaban a este tipo de pensamiento. Los resultados arrojaron que los participantes fueron persuadidos, en algún momento, por este tipo de narrativas, al tiempo que los estudiantes mostraron resistencia a lo relacionado con la religión, los agüeros y el pensamiento mágico popular.
Según lo destaca el investigador tadeísta, todos en algún momento de la vida terminan creyendo en sucesos imposibles, así considere que hay cierta probabilidad de engaño: “Cuando el niño está evolucionando, vive en un mundo donde los problemas se resuelven a su favor con solo invocar la ayuda de un ser superior que lo cuida (mamá, papá u otra persona). Cuando tenemos dificultades, incluso las personas más racionales experimentan el pensamiento mágico”.
Sin embargo, el pensamiento mágico puede ser positivo en la medida que ayuda a sobrellevar la dureza de la vida. Empero, el problema es cuando los individuos viven constantemente ajenos a la realidad, lo cual se manifiesta en la disociación psicótica como uno de los trastornos más frecuentes.