Los delfines rosados, especies exóticas de nuestro país, tan desconocidas por los colombianos, son sin duda animales míticos. Estos “Jaguares del agua”, como los denomina el biólogo marino tadeísta Fernando Trujillo, en entrevista con Caracol Radio, aseguró que estos mamíferos no pueden dormir, pues su respiración, al igual que la nuestra, es voluntaria y deben hacerlo por fuera del agua. Además, alimentan a sus crías con leche y forman agrupaciones familiares.
Para Trujillo su historia de amor con los delfines rosados comenzó hace treinta años, cuando era estudiante de Biología Marina en nuestra Universidad. Inspirado por las palabras de Jacques Cousteau, a quien conoció en una de sus conferencias en la Universidad, cuando se encontraba a punto de partir en una expedición al Amazonas, con tan solo 19 años decidió emprender su aventura con punto de inicio en Puerto Nariño. Allí descubrió que detrás de los delfines estaba la gente, las comunidades indígena y los ritos ancestrales, de los que también se enamoró y por lo que decidió quedarse a ayudar.
Hoy por hoy, Trujillo se ha convertido en el ‘Guardián del delfín rosado’ y ha recorrido cerca de 28.000 kilómetros de río para contar estos animales, a los que también considera hermanos. A través de la Fundación Omacha, que él conformó, ha trabajado en los más de siete millones de kilómetros cuadrados que conforman la Cuenca del Amazonas, y busca que los ingresos turísticos procedentes del avistamiento de delfines, cercanos a los 8,3 millones de dólares, no solo quede en manos de las empresas turísticas, sino también de las comunidades.
“Los delfines son sagrados para las comunidades indígenas. Son como los dueños del agua. Se habla de que tienen ciudades sumergidas y un delfín no se mata ni se come porque son como seres humanos transformados bajo el agua. Y todas estas artesanías que están llegando es una expresión de la importancia que tienen estos para las comunidades. Nosotros empezamos a apoyar a los indígenas en la elaboración de talles de delfines, y hoy hay más de 400 familias que se benefician”, señaló el tadeísta en entrevista con el periodista Darío Arizmendi.
Su lucha por la preservación de los delfines lo llevó a ser uno de los protagonistas del documental “River Below” (Río Abajo), que se estrenó en 2017 en el Festival de Tribeca en Estados Unidos y en el Festival de Cine de Melbourne. Gracias a ello, Cine Colombia mostró su interés en exhibirlo en sus salas, por lo que estará disponible para los colombianos entre el 15 y el 18 de febrero.
De igual modo, Radio Cordillera entrevistó al biólogo tadeísta, en el programa "Oxigeno, la vida en nuestro medio", a quien consideran como uno de los exploradores colombianos más importantes de la actualidad. Trujillo relató su primer viaje al Amazonas: "Logré que la Fuerza Aérea me llevara en un vuelo de apoyo. Conseguí un motor fuera de borda prestado y fuimos con dos compañeros. Llegamos a Leticia y luego tomamos un barco, y en ese entonces, uno se demoraba diez horas para llegar a Puerto Nariño (...) Llegamos de noche y no sabíamos a que nos enfrentabamos. Era una gran aventura con muchos temores, pero al otro día, cuando salió el sol, descubrimos que era un paraje absolutamente hermoso, donde habían delfines, una gran biodiversidad, pero ante todo, gente muy buena".
En entrevista con el medio, también recordó cómo, junto con sus compañeros, tuvo que hacer el primero conteo de delfines, usando técnicas artesanales, debido a que contaban con los recursos suficientes para la investigación: "en países como el nuestro pareciera que hacer conservación es todo un lujo. Decirle a un indígena que no mate un animal porque su existencia está amenazada es muy complicado a veces, porque él entiende que su supervivencia y la de su familia es la que está amenazada si no lo hace. Entonces, si uno no genera políticas económicas y buenas prácticas, la conservación termina siendo un discurso teórico que solo se entiende de la ciudad", enfatizó Trujillo.
Por su parte, en relación con el estreno de este documental, el portal web de La Silla Vacía entrevistó al tadeísta para hablar acerca de la conservación frente al consumo: "El consumo ha llevado a que necesitemos casi dos planetas para satisfacer las necesidades", señaló Trujillo al medio de comunicación.
A propósito de la Fundación Omacha, Trujillo recuerda que en 1993 decidió bautizarla con ese nombre, debido a que ese era el apelativo con el que los índigenas lo llamaban a él, pues lo consideraban, y aún consideran, un delfín que se transformó en hombre para proteger a sus hermanos de río.
Pero, sin duda, no han sido los delfines las únicas especies que ha protegido Trujillo. Los diferentes programas que maneja a nivel nacional la Fundación Omacha han logrado salvar la vida de manatíes en el Caribe colombiano, al igual que las de cerca de 3.000 tortuguillas de hicoteas y tortugas de río: "El mensaje es que la conservación va más allá de una especie. Es un mensaje universal donde la conservación es un proceso muy complejo en los países de Suramérica, en regiones extensas como la Amazonia, donde la presencia de los gobiernos no es fuerte y donde no se trata de blanco o negro, sino de que hay muchos matices, y cómo se articula todo el tema ambiental con lo social, lo económico y con el nivel político", enfatizó el tadeísta.