“Los antiguos decían que el único negocio que podían hacer quienes estuvieran en el poder o cerca de él por familia, en este caso primer grado de consanguinidad, era no hacer negocios”. Con esta frase, el consejero de Utadeo, José Fernando Isaza inicia su columna de opinión titulada “Empresarios”, publicada el pasado 16 de marzo en el diario El Espectador.
En ella, Isaza hace un recorrido por las presuntas irregularidades en la acumulación de capital por parte de Tomás y Jerónimo Uribe en negocios como Salvarte, la Zona Franca de Mosquera y Ecoeficiencia, así como su relación cercana con Daniel Ángel, dueño de Body Channel y socio de DMG. Al respecto, el columnista dice que “las cifras y afirmaciones que siguen pueden ser refutadas por los Uribe con argumentos, no recurriendo a guardaespaldas, para buscar, como lo hizo uno de ellos, intimidar a quien escribe”.
En el caso de Salvarte, el ex rector de Utadeo asegura que esta comercializadora de artesanías se encontraba en el sitio más visible de la Terminal Internacional El Dorado. Sin embargo, nunca se especificó la naturaleza del contrato de arrendamiento, poniendo en duda la imparcialidad del concesionario, quien estaba negociando con el Gobierno Nacional la operación del nuevo Aeropuerto.
De igual modo, Isaza llama la atención sobre la decisión tomada por el gobierno Uribe de denominar Zona Franca permanente a 32 hectáreas previamente adquiridas por los hijos del presidente, así como el contrato que Ecoeficiencia, empresa de los hermanos Uribe dedicada al manejo de desechos industriales, que obtuvo con Bavaria, lo cual le significó a esta última parte un beneficio tributario tras la aceptación del gobierno de denominar la planta en el Valle del Cauca como Zona Franca Uniempresarial.