En la más reciente columna de opinión del profesor emérito de Utadeo, Salomón Kalmanovitz, se hace un recorrido por los países de América Latina con mayor carga tributaria. Según estadísticas de la OCDE, Cuba con un 39% del PIB, y la Venezuela socialista del siglo XXI con un tributo del 21% de su PIB, encabezan la lista. Sin embargo, Colombia actualmente posee una tasa tributaria muy parecida al llegar al 20,8% de su Producto Interno Bruto, lo cual significa que en promedio la región recaudó en 2015 casi un 23% de su PIB, 11% menos que los países de la OCDE, que en últimas es fiel reflejo de un menor desarrollo económico y regímenes políticos poco democráticos.
De acuerdo con el columnista, los impuestos de la región para los años 80 correspondían al 14% del PIB, pues los gobiernos se financiaban con la emisión monetaria, que desencadenaba altas inflaciones y la inestabilidad macroeconómica. Sin embargo, cuando las economías se volvieron más serias, fue necesario financiar al gobierno con impuesto a las ventas, a la renta y contribuciones a la seguridad social.
Así por ejemplo, relata el columnista, el IVA pasó del 2,4% en 1990 al 6% de los tributos del PIB. En nuestro país, este gravamen representó el 38% del recaudo, mientras el impuesto a la renta llegó al 30%, el cual en gran medida fue pagado por las empresas, al tiempo que las contribuciones a la seguridad social cercanas al 10% encarecieron las nóminas, y por ende, agravará la desigualdad en el país.
Como lo destaca Kalmanovitz, en los países de la OCDE el ciudadano es quien paga el grueso de los impuestos a la renta, mientras que las contribuciones a la seguridad social son menores porque son financiados con impuestos a la renta, disminuyendo los índices de desempleo e informalidad.