Redacción: Daneisi Julied Rubio Rosero
Ilustración: Leonardo Gómez
En una esquina del Canterbury Bar Café, una guitarra adormilada repite el estribillo de All Apologies de Nirvana. Llegamos antes de que iniciara el show y los músicos apenas están calentando, haciendo pruebas de sonido y jugueteando con los acordes para entrar en materia. Son las 5:30 de la tarde y espero a que llegue Diego Alarcón, gestor cultural y miembro del colectivo Eskarlata, a contarme qué está ocurriendo en ese bar de la capital entre Nirvana y Bukowski.
A los diez minutos lo veo llegar y comienza su relato. El show que se está cocinando en el escenario tiene un poco de todo. En eventos anteriores ya han mezclado a poetas y roqueros como la receta infalible de un tónico que define a los bohemios post 90´s. Sobre esos mismos tabloides han hablado de Cerati, Black Sabbath y Edgar Allan Poe, hoy el turno es para Cobain y el viejo Bukowski. Al iniciar la entrevista él dice que el show comprende, primero, un conversatorio, y segundo, una lectura de poemas acompañada de la música del artista escogido para la gala de esa noche. Sin embargo, más adelante pude comprobar que lo que pasa en tarima se parece más a una charla entre amigos que se pasan cervezas, hacen chistes negros y cuentan anécdotas del escritor en cuestión.
El aire tranquilo de Diego no le permite a uno adivinar que es un frecuente visitante de bares, pero él mismo cierra nuestra conversación con un consejo: “beban, beban mucho y aprendan de literatura”. Cuando terminamos de charlar, me presenta a Rubén Gelvez, teclista de Krakén desde hace 15 años, quien también es miembro del colectivo. Charlamos un rato sobre la escritura, sobre el oficio clandestino de ser poeta, y en esas me cuenta que hace poco sacó un libro que recopila parte de lo escrito desde la adolescencia, se llama Como mosca queriendo escapar.
Una hora más tarde inicia el show. El paro de transportadores y la ciudad mojada retrasan la llegada de los músicos, los panelistas y el público. Cuando al fin están todos reunidos los asistentes nos convertimos en sombras alcoholizadas que miran la tarima riendo, mientras ellos juegan a domar la palabra y de hecho lo consiguen.
En el transcurso de una hora concluyen que tanto Kurt como Bukoswki son dos grandes escapistas del sueño americano, devotos del hastío y de la decadencia, que desangran sus propias frustraciones del sistema en letras agrietadas, toscas, incómodas y brutales. Luego empieza la lectura de poemas. La guitarra que antes sonaba dormida, parece ya despierta sobre el escenario. Kurt en cuerpo ajeno hace presencia en la tarima y empiezan a mezclarse sus sonidos con las palabras ajadas de un libro de Bukowski. Si la resurrección es posible, ocurrió al menos esa noche.
A continuación, podrán encontrar la entrevista completa a los miembros de Eskarlata: