Druk (Una ronda más) — reseña

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Druk (Una ronda más) — reseña
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Domingo, Agosto 22, 2021
Dirigida por Thomas Vinterberg en 2020 y protagonizada por Mads Mikkelsen, Magnus Millang, Thomas Bo Larsen y Lars Ranthe, Druk es la historia de cuatro profesores de colegio abrumados por la monotonía de sus vidas, por lo cual deciden darle una oportunidad a esta teoría del alcohol en la sangre que viene acompañada de la promesa de hacer que estén más relajados y entusiasmados.

Por: Antonia Gómez Almarales

 

Si uno de sus amigos llega con la teoría de que el ser humano nace con un porcentaje de alcohol en la sangre demasiado bajo y que lo ideal sería mantenerlo en 0.5, habría que probar la hipótesis ¿no?... en nombre de la ciencia.

 

Dirigida por Thomas Vinterberg en 2020 y protagonizada por Mads Mikkelsen, Magnus Millang, Thomas Bo Larsen y Lars Ranthe, Druk es la historia de cuatro profesores de colegio abrumados por la monotonía de sus vidas, por lo cual deciden darle una oportunidad a esta teoría del alcohol en la sangre que viene acompañada de la promesa de hacer que estén más relajados y entusiasmados.

 

Druk no es una película que le haga apología al alcohol —pero está lejos de aborrecerlo—, es, según Vinterberg, una celebración de la vida. Siguiendo el viaje del héroe, la cinta inicia enseñándonos el mundo ordinario, cómo es el día a día de Martin antes de que conteste el llamado a la aventura, y nos encontramos a un personaje sumido completamente en la rutina, viviendo en piloto automático. El mundo de Martin está acartonado y esto nos lo refuerzan a través de la estética de esta primera parte de la historia: la luz es plana casi en su totalidad —no hay sombras— y no tiene color, la cámara no se mueve, llevando a  planos estáticos que, adicionalmente, presencian la escena desde un rincón; la paleta de colores es monocromática, en ella dominan los tonos cafés poco saturados e incluso el montaje deja planos largos —pasa mucho tiempo sin cortar a otro plano— donde vemos la cara de Mads Mikkelsen cuestionarse su propia existencia. Todos estos elementos generan en conjunto la idea de cómo se vería la desazón hecha película, exteriorizan el estado de ánimo de Martin en ese momento y nos servirán como punto de referencia para que más adelante, al momento que empiecen a probar la teoría, podamos dar cuenta del cambio y el efecto que esta tiene en la vida de nuestros protagonistas no sólo a través de las interpretaciones del elenco, sino también a través de la estética.

 

Quiero destacar el uso que le dan a la música a través del filme, desde la secuencia inicial se nos establece que la música —extradiegética— es sinónimo de la relajación y el entusiasmo producto del alcohol, esta es una música que no proviene de ningún sitio particular, los personajes no la están escuchando, es la música que acompaña las secuencias donde vemos varias escenas de ellos bebiendo y el hecho de que ellos no puedan oírla ya nos está diciendo algo: es una ilusión, imaginan que suena música o que son más felices, pero a lo mejor todo esto es falso pues, así como llegó cuando ellos tomaron por primera vez, desaparecerá una vez comiencen a afrontar las consecuencias de su constante borrachera.

 

La música diegética —aquella que surge dentro de la historia y que los personajes pueden escuchar— se aborda de manera distinta, está reservada para los rituales sociales como un grado o un funeral, ocasiones mundanas e imperfectas. —Aquí voy a tocar un poco del final, si no se quieren enterar de qué pasa, les recomiendo pasar al siguiente párrafo— Es mediante la música que llegamos a la resolución final y recuperamos la esperanza, la escena de Mikkelsen bailando inicia con música extradiegética que luego los personajes pueden oír, al punto que empiezan ellos mismos a cantar, volviéndola diegética, encontrando el equilibrio, creando esa relajación y entusiasmo que tanto buscaban por cuenta propia.

 

Mención de honor gigantesca para la subtrama del niño de gafas con el entrenador, es perfecta.

 

Druk es una comedia dramática que a mí me encantó, me divertí mucho viéndola, es de esas cintas que te despiertan la intriga y ya después necesitas saber qué pasa; da mucha risa y al mismo tiempo te hace pensar, sumergiéndonos en la crisis existencial/de mediana edad de estos personajes. No es una apología al estar ebrio todo el día, ni una invitación a beber en colegios o en horarios laborales, pues la necesidad de probar la teoría nace genuinamente desde una sed de conocimiento tan seria que se toman el trabajo de documentar sus avances y descubrimientos a manera de informe. Dice Vinterberg que es una celebración de la vid mediante una invitación a despertarnos y ser la persona que queremos ser, así como una Barbie girl.

 

Druk ganó el Oscar a mejor película de habla no inglesa este año y todavía está disponible en algunas salas de cine del país.

 

 

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