Yenzer Pinilla García es un Maestro en Artes Escénicas con énfasis de Danza Contemporánea de la ASAB (Academia Superior de Artes de Bogotá). A lo largo de su carrera artística ha demostrado ser un individuo muy particular con conocimiento de diversas disciplinas, entre ellas el Parkour, las Artes marciales, el Yoga, la Acrobacia y otras muchas más. Un conocedor de todo y nada, al mismo tiempo.
“Yo robo este dicho de Idol Portal que dice que, “somos practicantes de muchas cosas y maestros de ninguna”. En mi caso no me especialicé en nada, agarré cualidades que me llamaban la atención para posteriormente complementarlas entre sí”.
Es un tipo muy curioso y autodidacta que, desde su formación inicial universitaria, adquirió el hábito de meterse a un salón solo y danzar a sus anchas. Exploró su cuerpo y le quedó la inquietud de lo que uno puede tejer entre los movimientos que se hallan en las diferentes prácticas que hay, con aquellos conocimientos metodológicos que podía combinar con el estudio desde la improvisación, desde una cualidad de movimiento, desde una cualidad escénica, desde el mimo corporal dramático, desde la danza urbana, desde una voz o desde el teatro físico y juntarlo todo con la danza.
En sus años universitarios tuvo la oportunidad de crear muchos solos y con el tiempo cayó en la realización de que estaba autodirigiéndose. Con el proyecto escénico de “Hombrebuho” se sistematizó y potenció su recién descubierta idea de autodirección, en la que surgían siempre las preguntas de ¿Cómo estudiar esto?, ¿de qué manera estudiarlo?, ¿Qué resultados empiezan a notarse alrededor de aquella búsqueda?... ¿Qué búsqueda? Cualquiera.
Yenzer se destaca por su increíble capacidad para cuestionar las funciones de un cuerpo en un espacio y luego poner las respuestas a esas preguntas en escena consigo mismo. Ha sido director y coreógrafo en diferentes procesos creativos. Allí ha podido adquirir la habilidad de observar al dirigir a otros intérpretes conforme manda tareas o ejercicios. Sin embargo, reconoce que autodirigirse ha sido algo más circunstancial, pero uno se vuelve más permisivo y hace una tarea hasta solo un punto. Mientras que para algunos intérpretes que siguen una tarea dada por un tercero, cuanta más exigencia tenga, la aborda con mucho más ahínco y esfuerzo. En su caso personal, se exigió a cumplir a cabalidad las tareas que se imponía y descubrió un espacio de comodidad en las diversas maneras de dirigir.
Se ha visto seducido para estudiar la idea de hablar con uno mismo; empezar a revelar de manera inconsciente otras voces en una. Esas otras voces, como bien lo dice, reflejan cualidades y características físicas muy distintas, lo que lo lleva a interiorizar la idea y crear nuevas preguntas al respecto: ¿Qué es eso que realmente mueve a un ser?, ¿de qué manera surgen esas entidades?, ¿de dónde salen esas cualidades cinéticas tan particulares? Lo que lo llevan a descubrir innumerables gamas de movimiento que traen consigo una sensación de extrañeza, de rareza. Fue un proceso que catalogó como anómalo y fue aquí donde nació una pieza que llamó Único Anómalo.
Único Anómalo tuvo la misma premisa; los intérpretes hablaban consigo mismos y empezaban a manifestar esas otras voces, cualidades del cuerpo o entidades. Se desarrolló con un orden pedagógico al que Yenzer llama Movimiento Anómalo. Este movimiento resalta las cualidades físicas del participante, desde donde ellos han comprendido la danza con sus posibilidades técnicas, sus dificultades y sus temores. Esa exploración va de la mano con diferentes disciplinas; danza contacto, improvisación, composición instantánea. Abarca varios lugares de orden técnico que permiten encontrar la singularidad o como le gusta llamarle, la unicidad de los individuos.
“Lo que yo hago es danza pseudo acrobática. No soy acróbata, pero tengo preguntas alrededor de cómo la acrobacia, por ejemplo, puede aportar cosas de orden técnico a la danza para complementar una pieza”.
Yenzer hace converger la danza contacto que se refiere de las artes marciales, el yoga, el contacto, la improvisación que se da desde los movimientos reflejos del cuerpo, la interacción con otros cuerpos y las acciones de ellos sobre uno; el peso de otra persona, el ser recibido por otro u otros individuos, el ser movilizado a través del espacio de la mecánica simple de halar, de empujar y de los roces. Todo esto cumple con la base del Contacto Improvisación, el Partnering Contemporáneo.
Dice que, uno siempre tiene cosas propias en sus acciones que consciente o inconscientemente, postula o plantea en la vida. Cada proceso tiene unas cualidades y unas maneras de específicas de desarrollarse. Así que entre unas y otras composiciones está siempre reforzando o aprendiendo algo nuevo. Las preguntas que un intérprete formula para cada puesta en escena, son constantes y cada proyecto escénico es una plataforma que permite potenciar estas preguntas o formular unas nuevas.
“¿Qué es lo que realmente a uno lo configura? Muchos artistas escénicos tienen preguntas alrededor del cuerpo; digamos que estudian actuación, pero tienen inquietud por la danza y por el circo o por otras prácticas”.
Actualmente se encuentra dirigiendo dos composiciones para el Festival Universitario de Danza Contemporánea. Son trabajos que considera, están basados en la escucha para congregar estudiantes que no están acostumbradas a la danza, para poder invitarles a que se reten de manera gentil y así crear un equilibrio. Pues es una convergencia alrededor de la idea de que, todos bailan y pueden moverse de la misma manera. Ambas piezas parten de preguntas similares, el gusto y el deseo de estar, aunque el desarrollo o el proceso van para lugares distintos. Para él no ha sido estrepitoso o contrastante manejar ambos procesos; se alimentan ente sí.
Diálogos Ocultos, es la puesta en escena propuesta del Laboratorio de Danza de la Corporación Universitaria CENDA y se trabaja sobre la idea de hablar con uno mismo y se aborda la posibilidad de trabajar sobre el Partnering Contemporáneo. Sobre esa contradicción interesante de “Yo hablo conmigo mismo mientras estoy con otras personas”.
La otra propuesta es una alianza entre CENDA y los estudiantes de la Tadeo que se quieren sumar. Se trabaja a modo de dueto, es más romántica, más sutil y se compone en la medida en que la relación de dueto tiene ese factor del acercamiento, la empatía o el puro afecto. Tiene que ver con cualidades físicas muy dóciles, suaves y una cadencia más lenta que se denotan en el movimiento y la relación con el otro. Esta aún no tiene nombre.
Este festival le crea una pregunta sobre cómo se están llevando estas maneras de pensar, sentir y concebir el cuerpo poético; es una pregunta que le gustaría mucho vivir u observar en esta nueva versión.
Nicole Camila Peña Montoya |