La escalada de violencia en Myanmar, que incluye ataques contra civiles, debe detenerse para evitar una mayor pérdida de vidas y una agudización de la emergencia humanitaria cada vez más grave que vive el país, dijo el viernes la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Michelle Bachelet se refirió a los informes del aumento de la presencia militar en varias partes del territorio de Myanmar, como el estado de Kayah, en el este del país, donde más de 108.000 personas han huido de sus hogares en las últimas tres semanas, igual que en el estado occidental de Chin.
Día a día se evidencia más guerra en Myanmar después del golpe de estado, personas presas, y asesinadas se evidencian todos los días en el territorio.
Así mismo se han generado otro tipo de violencia por parte de otros lugares cómo lo son kayah, Chin, y kachin.
Los militares quienes tienen el poder actualmente en Myanmar siguen utilizando armas en contra de la población civil.
La Alta Comisionada citó informes creíbles de que las fuerzas de seguridad han utilizado a civiles como escudos humanos y han bombardeado casas e iglesias en Loikaw, Phekon y Demoso, en el estado de Kayah.
En conferencia de prensa en Ginebra, la portavoz de Bachelet, Ravina Shamdasani, destacó que, por si fuera poco, más de un centenar de agrupaciones autodenominadas “fuerzas de defensa del pueblo” y otros grupos armados de oposición operan en todo el país, aunque hay “poco mando centralizado”.
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