El jefe del ejército, Min Aung Hlaing, que se enfrentaba a una edad de jubilación obligatoria este año, ya enfrenta sanciones de Estados Unidos y Reino Unido debido a una brutal represión contra los musulmanes lo que se considera algo ilegal.
Por otro lado, el gobierno de los Estados Unidos está optando por tomar medidas drásticas si el ejército de Myanmar no deja el poder de represión que tiene contra el pueblo.
El motín por parte del ejército Myanmar ha hecho que los países occidentales reaccionen ante esta situación.
Así mismo, La Unión Europea y el Reino Unido no han dudado en tachar la acción de las Fuerzas Armadas como “arbitrario”. Y la Casa Blanca ha insistido al ejército a “dar marcha atrás en sus acciones de manera inmediata.
Las medidas amonestadas deben ser más efectivas, el apoyo de países vecinos de Myanmar como Japón o Singapur, mayores actores en la economía de este país, y que, según el análisis del CSIS, pueden ser menos entusiastas a la hora de imponer castigos.
Todo esto se ha venido ejecutando desde que se acusó a la líder Aung San Suu Kyi de fraude en su victoria electoral, después de esto fue retenida, el pueblo a causa de esto optó por protestar en contra del poder militar.
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