Escrito y fotografías por: Daniel Gael Rodríguez Orozco
Editora/corrector de estilo: Akemi Amaya
¿Qué significa comunidad? Probablemente lo primero que se te aparezca en la mente sea un grupo o algo que varias personas tienen en común. Pero, ¿Se forma comunidad solo por tener cosas en común?. Comunidad es convivir con el común, con el parecido, pero también con la otredad, con la diferencia. Comunidad entonces sería el punto medio donde lo diferente y lo común se juntan. Pero, ¿Cómo se construye comunidad?, ¿cómo nos construimos a nosotros mismos?.
En medio del convulso corazón de Bogotá, entre el ruido constante y el vaivén de los transeúntes; perdido entre paredes rasgadas por los años, vestido y abrigado por verdes frondosos y como si de un oasis se tratara, se asoma Espacio Común. Un lugar etéreo donde el tiempo ha parecido detenerse, construido por la comunidad por sus ideas, sueños y esperanzas. Esta iniciativa del Espacio Odeón, ubicado en el anterior Teatro Popular de Bogotá, pretende construir sociedad por medio del arte como respuesta a la crisis pandémica y como una solución a la pregunta que anteriormente hacía: ¿cómo se construye comunidad?.
Por medio del trabajo conjunto,en conexión con nuestras raíces,nuestra naturaleza humana y conectando conocimientos ancestrales con las innovaciones del hoy, Espacio Común busca unir a las personas mediante la construcción de un espacio abierto para todos, un lugar seguro donde se pueda ser y estar libremente. El arte, por supuesto, no se queda atrás. La constante creación de ideas, proyectos, trabajos conjuntos permiten sanar heridas del pasado para proyectarse a futuro. Colectivos, artistas, diseñadores, apasionados, cocineros, cualquiera puede hacer parte de esta danza cocreada que se entrelaza suavemente por una democratización del arte.
El pasado 13 de febrero, Espacio Comunal recibió a Dulcina Abreu, curadora y artista independiente radicada en Nueva York. Dulcina, quien ha trabajado en importantes proyectos de cultura visual; Diáspora caribeña en los Estados Unidos del siglo XXI, migración, disidencia LGBTIQ+ y activismo digital, trabajó en su taller, El Eco como Motor de Restauración. Explora maneras de sanar nuestras afecciones emocionales y físicas por medio de los ecos, ecos que se encuentran en nuestra historia, en nuestros ancestros en nuestro alrededor. A lo largo de una amplia mesa, decorada con hierbas aromáticas y una luz tenue pero cálida, todos los asistentes pudieron encontrarse en un espacio de intercambio y diálogo continuo sobre sus experiencias y sobre los ecos que los rodean, ecos que pueden ser reflejos de sus vivencias y de lo más profundo de su ser interno. Dulcina nos habla sobre liberar el alma y renovar las energías que contenemos a diario, por medio de rituales que nos permitan conectar con nuestro pasado y con el ahora en el que nos encontramos. Estos rituales no deben ser rutinas, pueden ser expresiones artísticas, expresiones del alma, expresiones que abran nuestro interior y nos permitan reconocernos en las heridas, para así poder sanarlas.
Sin duda, esta experiencia en Espacio Comunal no es aislada, puesto que cada actividad que se desarrolla acá permite no solo conectar con las personas que lo habitan, sino con quién habita nuestro cuerpo, con quien compartimos cada día, cada segundo, con nosotros mismos. Este constante intercambio de saberes y pensares nos adentra en nuevas realidades, nos adentra en mundos diferentes y únicos. Así es como Espacio Comunal, en esta ocasión de la mano de Dulcina Abreu, propone construir comunidad, más bien, cocrear y cimentar sociedad. Esto es Espacio Comunal, una comunidad que ha germinado desde las raíces de nuestra ciudad, un espacio de plática y de conexión constante, una oportunidad para crecer y para ayudar a crecer. Una propuesta fuerte con gran progreso, un proyecto que se construye entre todos.