Redacción y fotografía: Sofía Acero
Hay fechas creadas como una excusa para compartir en familia, echarse algunas risas y disfrutar de la noche de una forma especial; y, por supuesto, el 7 de velitas no fue la excepción. La plazoleta de eventos del parque Simón Bolívar abrió sus puertas para que toda persona que desease celebrar aquel día, en compañía de su familia o por sí mismo, pudiese unirse a un evento que buscaba la integración de toda la ciudad en torno a las coloridas velas y el calor que comenzaba a emanar de ellas.
El frío, una vez protagonista, pasó a segundo plano cuando el ritmo de la música y el sonido conjunto de las risas hicieron presencia. Por la entrada a la plazoleta se encontraban carpas llenas de velas esperando ser regaladas y encendidas, para así unirse a la festividad. Gorros navideños, globos con colores y niños saltando por todos lados iluminaban el lugar, un gran castillo daba la bienvenida a todo aquel que llegaba e iba buscando un espacio en medio de las escaleras llenas de sonrisas, luces y colores.
Por donde miraras podías encontrar familias reunidas alrededor de varias velitas que iban derritiéndose poco a poco, unas a punto de consumirse y otras con sus nuevas luces titilando, estas cargaban deseos, sueños y anhelos, además de recordar aquellos momentos que no volverán y personas que han partido para siempre. El calor que desprendían las llamas combatía el frío a la perfección, creando una calidez que abrasaba a los asistentes y permitía que los recuerdos llegaran amigables de las llamas al corazón.
La atmósfera se llenó de humor con la llegada de Andrés López, quien es comediante, presentador, conferencista y actor colombiano. Se dió inicio a la presentación y con su peculiar humor nos hizo recordar a todos los presentes los típicos paseos de olla que terminaban en desastres, la diversidad musical y artística que tenemos en cada región de nuestro país y la incapacidad de algunos (los rolos) de disfrutarlos a plenitud. No podemos dejar de lado las típicas frases de mamá, lo insoportable que se vuelve el calor para los citadinos acostumbrados al frío y el ataque sin piedad de los mosquitos en nuestra piel. ¿Quién puede evitar carcajearse después de recordar todos estos momentos que nos unen como una gran familia?
Conforme fueron pasando las horas el lugar se llenaba con más y más personas deseosas de celebrar esta fecha, era poco el espacio restante que quedaba, a lo largo se podía ver un mar de gorros de navidad de personas agachadas encendiendo sus velas, otras disfrutando de un café que los llenaba de calor suficiente para continuar disfrutando del evento hasta que llegó el momento de ser espectadores de una obra de teatro navideña, que tenía a Papá Noel, claramente, como protagonista, y un duende desobediente y egoísta, que se robó lo colores de la navidad buscando arruinarla. El reto era devolverle el color a la Navidad, y todos los personajes, acompañados de música, bonitas enseñanzas y risas, buscaron lograrlo.
Era imposible no notar las sonrisas de los niños que responden ante las cuestiones de Papá Noel con una seriedad nunca antes vista, o aquellos padres que se quitaban por unas horas el disfraz de adultos para gozarse el evento al bailarse todas las canciones junto a los pequeños, que no conocen la vergüenza y saltan y bailan con todas sus fuerzas. Por supuesto, la interpretación de “All I Want For Christmas Is You”, una canción de Mariah Carey perfecta para estas fechas, no podía faltar, así que todos con nuestros mejores pasos acompañamos el ritmo de aquella voz potente y hermosa.
El evento cerró con un espectáculo de fuegos pirotécnicos que agitó el pulso de todos los presentes, quienes no pudieron evitar levantar su rostro hacía el cielo nocturno y disfrutar de la cantidad de colores que inundaban el cielo, que por unos minutos nos hacían olvidar de todo lo demás y abrir nuestro corazón a la llegada de la Navidad.
