El pasado 9 de marzo en una rueda de negocios organizada por Procolombia en Beijing, se anunció la posibilidad de que el Bank of China, el quinto banco más grande del mundo abra sucursales en Colombia.
De igual forma hace 4 años, en vísperas de la aprobación final del TLC Colombia-Estados Unidos por parte del congreso americano, el presidente Juan Manuel Santos anunció la posibilidad de construir un canal seco interoceánico en la serranía del Darien con la ayuda de empresas de ingeniería chinas. Pese a que la noticia del presidente fue confirmada por diplomáticos chinos, ya han pasado 5 años y la iniciativa no se ha materializado, ni se han iniciado los estudios.
Ambas notícias causaron revuelo y mostraron a Colombia como un punto estratégico para los asiáticos. Sin embargo, la realidad refleja que el país se ha caracterizado por su distanciamiento con el lejano oriente: A Colombia no le fue aprobada su solicitud de membresía al Acuerdo Transpacífico debido a su falta de gestión para concretar acuerdos comerciales con países asiáticos ni su participación en la APEC por causa del rezago en el desarrollo de la costa pacífica colombiana.
Sin embargo, en contraste con la construcción de un canal seco interoceánico, la posibilidad de atraer un banco chino a Colombia no es lejana a la realidad. En términos comerciales, la balanza comercial con China ha sido históricamente deficitaria alcanzando niveles de -7.298 millones de dólares en 2015, con un incremento del 40% respecto al año anterior. Esto, pese al fortalecimiento del dólar durante finales del 2014 e inicios del 2015, que llevó a que las importaciones desde el coloso asiático disminuyeran en un 15% en comparación con 2014. No obstante, este desequilibrio podría ser balanceado con la atracción de inversión extranjera directa (IED) como indica la Embajada de la República Popular China en su página web.
Empresas como Sinopec, Sinomach y Sinochem han realizado considerables inversiones en el sector de hidrocarburos durante los últimos años. Por su parte, el Gobierno de Colombia promulgó en el año 2012 el Acuerdo Bilateral para la Promoción y Protección de Inversiones con el Gobierno de China, con el fin de ofrecer un entorno amigable a la IED.
Las condiciones para que el Bank of China llegue a Colombia están dadas; el incremento en la utilización del yuan y el cese de intervención gubernamental en 2012, han llevado a que el yuan haya sido aceptada por el Fondo Monetario Internacional como moneda de reserva. Bajo este panorama, la inclusión de la banca china en el tercer mercado de latinoamérica, es una opción interesante para los empresarios, ya que el dólar dejará de intermediar en las transferencias disminuyendo así costos asociados a las tasas de cambio y comisiones.
Finalmente, la contundencia del anuncio acerca de la eventual presencia de un banco chino en Colombia, no es la misma que la de establecer un canal paralelo al que Estados Unidos controló por 100 años en una de sus principales zonas de influencia. Es claro que para la administración Santos, era coyuntural realizar esta maniobra para demostrarle a su aliado tradicional que la agenda comercial y diplomática de su país se estaba diversificando y presionar la aprobación del TLC.
Fuente: Blog comercio Internacional Universidad Antonio Nariño