Los corales duros o madreporarios suelen ser confundidos con piedras, sin embargo, estos organismos son animales de gran importancia debido a que son los principales formadores de uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta: los arrecifes coralinos. Los corales son animales sencillos morfológicamente, pero complejos ecológicamente.
Esta complejidad está asociada a que generalmente viven en colonias clonales que poseen exoesqueletos de carbonato de calcio. Cuando los corales se reproducen y se fecunda un huevo se desarrolla una larva que tiene la capacidad de buscar un sitio en el fondo marino para asentarse y comenzar a crecer. Este comenzar a crecer significa que la larva se transforma en un pólipo y comienza a formar un exoesqueleto de carbonato de calcio el cual le da protección y forma. Una vez el pólipo está totalmente desarrollado, puede dividirse en dos y estos dos se dividirán a su vez, por lo que unos años después se tendrá una colonia. Las colonias van creciendo mediante la producción de nuevos pólipos, todos genéticamente idénticos (o clonales), y en este proceso se va acumulando carbonato de calcio, el cual es el material que compone los arrecifes coralinos. En este artículo se resumen los aspectos biológicos y ecológicos más importantes de los corales que forman los arrecifes coralinos.