Escrito por: Salome Garzón
Correctora/editora de estilo: Sofía Rodríguez
Una historia de superación de Gabriela Garzón
Aunque piensa que todos los días deberían serlo, reconoce la importancia de que se destine este día a honrar y visibilizar el papel fundamental que desempeñan en la sociedad.
Gabriela, una enfermera jefe, quien ha luchado por sacar su carrera y a su familia adelante, afrontando diversas adversidades, nos cuenta como ha sido este proceso. Su primer reto fue seguir avanzando en su carrera profesional, enfrentándose a las múltiples situaciones. En primer lugar, quedó en embarazo iniciando su estudio, lo que implicó que existiera cierto rechazo por parte de sus profesores y que su sentir fuera el de tener los ojos de una sociedad entera encima de ella, que no la miraba con admiración, sino con decepción, cargando en su espalda el peso de la humillación y dejándola avergonzada.
En segundo lugar, a inicios de su carrera enfermó debido a su embarazo, por lo que tuvo que aplazar un año sus estudios; sin mencionar que su bebé también se vio afectado, comprometiendo un semestre más. Cabe resaltar que estuvo muy sola, ya que en principio no tuvo un gran apoyo por parte del padre, por consiguiente, cuando decidió regresar a estudiar, tuvo que luchar incansablemente para mantener un equilibrio entre su carrera profesional y la crianza de su hijo, siempre con determinación y con la cabeza en alto.
Y finalmente, su tercer reto fue confrontar el machismo que reside en su profesión. Como enfermera jefe, debía ejercer un liderazgo firme, en aras de dirigir a su equipo, sin embargo, tuvo que enfrentarse a hombres que se negaban a recibir orientaciones y no aceptaban que se les diera una indicación, lo que representa y continúa siendo un gran obstáculo.
Haber sacado adelante su carrera, criar a su hijo y cultivar un hogar estable, son algunos de sus mayores logros. Aunque siente que al principio fue muy duro, como muchas otras mujeres, se repetía constantemente así misma que no podría salir de algunas situaciones, momentos en los que dudaba de si lograría superarlas. Hoy se siente feliz y orgullosa de haber salido adelante. Sin embargo, en su camino como profesional de enfermería, ha enfrentado obstáculos discriminatorios.
«No necesitamos ser un objeto sexual para llegar a algún cargo, por nuestros propios méritos y logros lo podemos hacer», resalta Gabriela, quien en su momento tuvo la oportunidad de ingresar a trabajar a un cargo alto. Lo que ella no sabía era que, para obtenerlo, tenía que salir con alguna persona o realizar algunas cosas que comprometían sus principios. Aunque la oportunidad era tentadora, su integridad y profesionalismo eran importantes, no obstante, esa situación se convirtió en una cadena que actualmente se sigue evidenciando, a raíz de que muchas mujeres pasan por alto estas propuestas, como si fuera una situación común.
Gabriela también recuerda un momento particularmente difícil en su carrera, cuando experimentó acoso laboral por parte de un jefe. «Estaba constantemente pendiente de mí, observando todo lo que hacía, si cumplía con las expectativas o no. A veces sentía que estaba siendo juzgada todo el tiempo. Hubo momentos en que casi renuncio por lo incómoda que me sentía». Finalmente, la situación mejoró cuando un nuevo jefe llegó a la empresa y el anterior fue promovido a otro cargo. «Fue un alivio, me sentí mucho más tranquila y menos observada». Esto refleja cómo en muchas ocasiones las mujeres se sienten atrapadas por estas dinámicas y terminan aceptándolas por miedo a perder lo que han logrado, una realidad que para muchas sigue siendo parte del día a día en el ámbito laboral.
La historia de Gabriela nos recuerda que, aunque las mujeres enfrentan barreras, tienen la capacidad de salir adelante cuando encuentran apoyo y confían en sus capacidades. Para una mujer que ha enfrentado tanto, su principal fuente de fortaleza es quererse a sí misma, menciona que «Cuando uno se ama y valora sus esfuerzos, los ve como un regalo, así es más fácil lidiar con todos los obstáculos que se presentan». Para ello, hay que tener una autoestima fuerte, sentirse empoderada, tener resiliencia, ser honesta, ser positiva y darse detalles todos los días.
En última instancia, Gabriela envía un mensaje a las nuevas generaciones, «Quiero recordarles que somos mujeres increíblemente fuertes y valientes. A pesar de las adversidades, de las tormentas que nos atraviesan, siempre hay una luz al final del túnel. Nunca estamos solas. Somos mujeres maravillosas, solidarias, siempre dispuestas a ayudarnos unas a otras, somos como hermanas. No debemos pensar que el mundo se va a acabar cuando enfrentamos dificultades, ni desfallecer ante los retos. Todo tiene una salida, todo se puede superar. El amor propio es la clave para enfrentarlo todo y el apoyo de tus seres más cercanos»