- Cuéntenos como han recibido las universidades la propuesta de fomentar hacia el interior de sus instituciones la práctica, investigación y reflexión del género contemporáneo en danza.
Hemos crecido con timidez. La danza contemporánea en las universidades tiene la edad adolescente de quien se sorprende ante su potencial; de quien mira hacia atrás y no sabe a qué horas cambió de piel y, menos aún, en qué momento el acercamiento a la expresividad del cuerpo se volvió pasión.
El Festival nace en 1996 casi paralelo al Programa de la ASAB –en esa época era el único pregrado en danza contemporánea del país– y poco a poco nos fuimos adaptando a la realidad del medio universitario: un espacio con muchas posibilidades pero precario en escenarios y presupuesto. Nos hemos venido ajustando a las limitaciones y sembramos una semilla en cada universidad que nos fue conociendo, hicimos presentaciones en escenarios no convencionales, tocamos puertas en entidades públicas y privadas con las que fuimos estableciendo alianzas y patrocinios y, así, le fuimos dando credibilidad a un sueño que comenzó con cinco grupos universitarios y hoy es un fenómeno que cuenta con un promedio de cincuenta universidades colombianas, invitados internacionales y el reconocimiento de un público que se acerca por curiosidad y se queda por convicción.
- ¿Cómo se aspecta hoy el Festival en el medio de la danza y en el panorama de la cultura de la ciudad y del país?
La Universidad Jorge Tadeo Lozano cumple más de 23 años realizando el Festival Universitario de Danza Contemporánea. Hoy, hacemos parte integral del escenario nacional de la danza, hemos sido acogidos por bailarines, coreógrafos y muchos otros entusiastas que gravitan alrededor de este arte sensorial y fluido, quienes también nos han reconocido por generar conocimiento, afianzar vasos comunicantes e incentivar la formación. Uno de nuestros logros ha sido la participación de las principales universidades del país y motivado el interés por un movimiento en el que priman los torsos, los talones, la respiración, las pantorrillas, el diafragma, el ritmo y sobre todo la mística que se deriva de la armonía entre la mente y el cuerpo. La danza contemporánea es el estímulo que han aprovechado estudiantes, docentes y profesionales para alcanzar y/o recuperar el equilibrio entre lo material y lo espiritual, la razón y la imaginación, la sensibilidad y el pensamiento. No olvidemos las palabras de Pina Bausch “No es tan importante saber cómo nos movemos, como saber qué es lo que nos mueve.”
Durante la mayoría de versiones del Festival hemos accedido a recursos del Ministerio de Cultura a través de la Convocatoria del Programa Nacional de Concertación Cultural, además de contar con el apoyo de IDARTES a través de la Gerencia de Danza.
El movimiento dancístico en la Universidad ha permitido que más de seis mil quinientos estudiantes, de todas las carreras, hayan tomado conciencia de su cuerpo, lo que se traduce en mujeres y hombres respetuosos de su propia corporalidad, del espacio que ocupan los demás y con las capacidades de autoconocimiento y autocontrol indispensables para una vida más equilibrada. Asimismo, ha multiplicado las posibilidades de los bailarines que antes eran empíricos, o venían con formación del exterior, pero que ahora encuentran un lugar idóneo para desarrollar sus proyectos de dramaturgia y coreografía, mostrar sus obras y reflexionar al respecto desde la academia.
El Festival ha privilegiado la práctica amateur desde los Bienestares Universitarios en un principio y ahora abre sus puertas a estudiantes des programas de formación en danza, cuéntenos cómo ha sido esta articulación con la Academia.
A través de varios años de realizar el Festival surge, una necesidad por pensar la danza, por construir conocimiento a partir de esta práctica artística, por lo que en el 2010 desde el Departamento de Humanidades de la Utadeo, se emprende un proyecto de investigación llamado: Hacia una cartografía del cuerpo en el arte contemporáneo, que reúne diversas disciplinas –como la estética y la semiología, entre otras– con el ánimo de responder a inquietudes académicas, diseñar estudios de postgrado sobre cuerpo y danza, principalmente, contribuir a la transformación de la sociedad por una más lúdica, armoniosa y creativa.
- ¿Cuáles serían entonces los aspectos o dimensiones fundamentales para montajes escénicos en el campo del arte danzario contemporáneo?
Mente, cuerpo y danza son los elementos primarios para construir propuestas escenográficas, dramatúrgicas y coreográficas que no son otra cosa que un lenguaje artístico tan particular y profundo a nivel humano que invitamos a escribir –salvo dos excepciones– a personas que se dedican a la danza contemporánea y se han constituido en parte esencial de su crecimiento, de su desarrollo estético y de la reflexión académica que acompaña esta práctica vital. Por esta razón hemos querido, desde la experiencia de las personas que la practican, la estudian, la enseñan, la piensan y la enriquecen de diversas formas, entregar a nuestros lectores un documento textual y gráfico que sea también contemporáneo.
Proyecto Apoyado por el Ministerio de Cultura - Programa Nacional de Concertación Cultural".