Estas nuevas regiones, todas fronterizas o cercanas a Crimea, son una victoria política frente a los reverses militares sufridos en otras zonas por parte de las tropas rusas como en la región de Járkiv. Si bien ha habido una serie de cuestionamientos por la evidente presión militar para la realización y aprobación de los referendos de anexión, también es cierto que estas regiones fronterizas entre los dos países han tenido una cercanía histórica y cultural muy fuerte hacia Rusia, lo que hace muy difícil emitir algún tipo de juicio frente a las posturas que hayan podido asumir o no estas regiones.
Sin embargo, sí se puede hacer una ponderación de las implicaciones geopolíticas para Occidente, el papel de las instituciones internacionales y las connotaciones estratégicas frente a la guerra. En términos de la geopolítica de Occidente, estas regiones se convierten en una bandera para tratar de motivar nuevas alianzas y acciones frente a Rusia, ya que la OTAN establecerá un discurso de anexión ilegal y de expansión imperial por parte de Putin. Por su parte, desde Moscú se mostrará como un triunfo popular de regiones que siempre se han sentido mucho más cercanas a Rusia, e incluso se han sentido rusos en contraposición del gobierno de Kiev, al cual han sentido alejado y que protege grupos de orientación nazi, según los discursos oficiales rusos.
Se espera entonces algún tipo de reacción diplomática y económica de parte del bloque occidental, así como el aumento del apoyo a la anexión a la OTAN de los países nórdicos para crear un frente amplio por el norte de Rusia. Esta organización va a tratar de aprovechar el gran frente fronterizo que tienen Rusia y Europa para tratar de presionarlo en diferentes puntos y medir así su capacidad de respuesta y movilización. Naciones Unidas seguirá neutralizada por la composición de los votos que tiene en el Consejo de Seguridad y el tema del veto para poder ejercer algún tipo de presión o de movilizar una gran fuerza aliada, como sí lo pudiera hacer en caso de unanimidad. Finalmente, a nivel estratégico del desarrollo de la guerra, Rusia gana terreno en el Mar Negro, pero pierde en la parte norte de estas regiones y abre un hueco en su intento de crear un muro de invasión desde Bielorrusia para llegar a Kiev. Es decir, el terreno sigue en tablas y a nivel político Rusia reclama victoria por la “liberación” de estos territorios. La gran ausente y que termina totalmente cuestionada y debilitada es la Organización de Naciones Unidas.
Por: Henry Cancelado, director del Área Académica de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.