Redacción: Antonia Gómez Almarales
¿Recuerdan el capítulo de terror de Bob Esponja donde al final salía un hombre alto jugando con el interruptor de las luces? Bueno, ese señor era Nosferatu.
Dirigida por F. W Murnau en 1922, Nosferatu: una sinfonía de terror, es una adaptación no autorizada de la novela Drácula escrita por Bram Stoker, por ende, la película mantiene en gran parte el argumento de la novela, trata sobre un hombre que necesita cerrar la venta de una casa con un conde y para ello va hasta el castillo donde vive, sin saber que se está adentrando en la casa de un auténtico vampiro.
La idea de hacer la película le vino a Murnau después de leer el libro de Stoker, pero él no quería pagar los derechos de la novela, por lo que decidió cambiar los nombres de los personajes y el lugar donde ocurrían los hechos, confiando con que eso bastaría. Por obvias razones, lo demandaron por plagio y perdió; el juez ordenó que se quemaran todas las copias de la cinta, de las cuales algunas fueron escondidas y afortunadamente lograron sobrevivir en el tiempo hasta llegar a YouTube, donde pueden encontrar la película con subtítulos al español, ¿subtítulos en una película muda? Así es, aunque antes los personajes no tenían voz, los montajistas de las películas sí podían incluir algunas diapositivas con textos, llamadas intertítulos, donde escribían alguna frase dicha por los personajes o información importante.
Está clasificada como una película de terror, es terror sin diálogos, los personajes no aparecen de manera abrupta en pantalla, no hay estruendos repentinos, ni se escuchan ruidos misteriosos. Creo que el propósito del largometraje, más que sobresaltar al espectador, es asustarlo a largo plazo y dejarlo con la idea que está en riesgo de ser atacado por un vampiro en la noche. El director acude a múltiples recursos para construir esta sensación de misterio en la película, adicional a las duras sombras, ya características de expresionismo alemán, el maquillaje de Nosferatu es digno de un monstruo y no me cabe duda que en su momento fue el causante de más de una pesadilla, combinando esto con la interpretación de Max Shreck y el hecho de que en su momento se supiera muy poco sobre su vida, dieron como resultado a un personaje tan convincente que los rumores sobre que Shreck era un vampiro real y por eso había obtenido el papel, tomaban cada vez más y más fuerza.
Esta película me gusta, su historia te atrapa y la emoción no se cae en ningún momento. Podemos empatizar con todos los personajes, desde los pobladores aterrorizados por no entender qué está pasando, hasta llegar a sufrir con nuestro protagonista en su intento por volver a casa. Ver este filme puede ser un ejercicio muy interesante para los fanáticos del género, pues el contraste frente a lo que se hace hoy en día es evidente y, aunque no sean fanáticos del terror, sobran las razones para ver Nosferatu: por curiosidad, sería un plan diferente para Halloween, es una de las obras más destacadas del director y creo no se van a arrepentir, entre otras muchas cosas.