Aborigen, un emprendimiento tadeísta hecho a base de cacao

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Aborigen, un emprendimiento tadeísta hecho a base de cacao

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Aborigen, un emprendimiento tadeísta hecho a base de cacao
Miércoles, Septiembre 23, 2020
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Alejandro Gil Mogollón, fundador y gerente de Aborigen Cacao y egresado del programa de Ingeniería de Alimentos, ha impactado a las comunidades del Catatumbo y de la Sierra Nevada de Santa Marta, no solo a partir de la compra justa y sin intermediación de este grano, sino también capacitándolos y desarrollando investigación en torno a mejores prácticas de poscosecha.

Con orgullo, Alejandro Gil Mogollón, egresado del programa de Ingeniería de Alimentos, señala que su emprendimiento: Aborigen Cacao nació en los pasillos de la Tadeo, cuando aún estaba estudiando, en la asignatura de Desarrollo de Producto. Sin embargo, su amor por el cacao ya lleva cuatro años, cuando, recuerda, vio un árbol de cacao en un cultivo cerca a Cúcuta, su ciudad natal. También, el sabor, aroma y textura de este grano cautivaron a Gil, cuando comenzó a ejercer su otra profesión: la de pastelero y cocinero.

Aunque en el emprendimiento comenzó trabajando con los desechos del proceso productivo del cacao, entre ellos la cascarilla para la elaboración de infusiones, Gil sabía que con su emprendimiento podría llegar a impactar a muchas más personas en su región.  Fue así como tuvo unos primeros acercamientos con una asociación de productores de Norte de Santander, quienes se convirtieron en sus aliados para adelantar una apuesta de chocolatería, productos que tuvieron una gran acogida.

A medida que pasaba la carrera, Gil sabía que el camino dulce de emprender estaba cubierto de cacao, así que optó por enfocar no solo las asignaturas del plan de estudios, entre ellas Mecánica de Fluidos y Operaciones con Sólidos, sino también su apuesta de investigación en la monografía de grado, en torno al cacao. Sin embargo, señala, fue con el profesor Leonel Mendoza, de la Ruta de Emprendimiento de Utadeo, con quien comenzó a formalizar ese sueño de crear empresa. Pero también agradece a los profesores que fueron guías en su trabajo de grado, caracterizado por la interdisciplinareidad: Alberto Dueñas, del Área Académica de Administración, Contaduría y Mercadeo, y Martha Tarazona, del Área Académica de Procesos y Productos Sostenibles. 

El camino emprendedor siguió avanzando, esta vez con la ayuda de la Asociación de Asociaciones de Productores de Cacao del Norte de Santander y su región del Catatumbo (Asoprocanor), con quienes trabaja en torno a un modelo sostenible que mejorará las condiciones de vida de los cultivadores, en la medida que se les pagaba más a los cacaoteros y se elimina la intermediación. Ese mismo modelo, sumado a un completo trabajo de asesoramiento técnico y de formación, también se llevará a las comunidades indígenas motilón barí y a algunos grupos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Al ver su riqueza, la labor y el origen del cacao ancestral que estos pueblos poseían, nació el nombre de la marca: Aborigen Cacao. 

La apuesta no podía ser mejor para una región como el Catatumbo, lugar del Norte de Santander en el que se trabaja con las comunidades de cultivadores. Historicamente esa zona del país ha sido azotada por la violencia y el narcotráfico. Como lo señala Gil, aunque existen programas del Gobierno, entre ellos “Sembrando cacao cosechamos paz”, que buscan incentivar la siembra legal de cultivos y la sustitución de cultivos de coca, la realidad es que los modelos que existen actualmente no son eficientes, pues las grandes empresas compran el cacao a los intermediarios, quienes se queda con gran parte de las ganancias. Sin embargo, el modelo de Aborigen Cacao es pagarles hasta un 20% más del valor promedio nacional por kilo, a cambio de obtener el mejor grano, pues los productos son desarrollados a partir de cacao premium.

En todo caso, debido a falencias en el conocimiento de los cultivadores y en la infraestuctura que estos poseen, el grano a veces no sale de la mejor calidad. De ahí que Gil señala que una de las labores más importantes, más allá de procesar el cacao en la planta de producción, ha sido el de capacitar a los cultivadores, trabajando con las asociaciones a través de talleres y acompañándolos para que lleven a cabo buenas prácticas de poscosecha.

El trabajo con Asoprocanor no solo ha llevado a cumplir unos objetivos empresariales, sino también académicos. Gracias al acercamiento de nuestro tadeísta, la Universidad firmó un convenio de cooperación con esa organización social, que ha permitido que diferentes profesores de la Facultad de Ciencias Naturales e Ingeniería, entre ellos Martha Tarazona, Yineth Piñeros y Alis Pataquiva, trabajen en torno a la investigación del cacao en aspectos como el mejoramiento de su poscosecha, aprovechamiento de desechos y análisis de metales pesados.

Precisamente, en este último ítem, investigaciones de la Universidad, en las que ha participado Gil, indican que la cercanía de los cultivos de cacao con los de coca es perjudicial para los primeros, pues se evidencia una incidencia en el aumento de metales pesados, entre ellos el cadmio, condición que puede ser una limitante para que el producto se pueda exportar.

Esto ha llevado a que, desde Aborigen Cacao, se adopten con rigurosidad todas las medidas para garantizar productos saludables, entre ellos pruebas de cadmio y toxinas. Pero también Gil ha fortalecido su producto desde una visión sostenible con el consumidor y el medio ambiente, dado que ha adoptado políticas de aprovechamiento de residuos, reutilización y reciclaje, al tiempo que sus productos no contienen leche, pues son veganos, cuentan con bajos o sin niveles de azúcar y tienen un alto porcentaje nutricional.

Aunque actualmente el emprendimiento cuenta con una línea de chocolatería fina, otra de bebidas y una enfocada a instituciones (restaurantes, cafeterías y hoteles),  el sueño de este tadeísta es expandir su negocio no solo a otros lugares de Colombia sino también del mundo. A nivel nacional, en los próximos meses la empresa se abrirá mercado en Cali, Medellín y Cúcuta, y a nivel internacional, se han hecho algunas aproximaciones para que los productos lleguen a Chile y Eslovaquia. Sin embargo, el gran objetivo a futuro es China, país del que Gil se enamoró gracias al Instituto Confucio de Utadeo, pues allí estudió su idioma, conoció su cultura y pudo viajar al ‘Gigante Asiático’.

Este es un proyecto de sangre tadeísta porque nació, creció y sigue creciendo de la mano de la Tadeo, de la facultad y de sus profesores. Si yo no hubiese pasado por la Tadeo, quizás este proyecto no hubiese existido”, comenta el tadeísta, quien agrega que el trabajo de los profesores que creyeron en él fue fundamental para sacar avante el emprendimiento, no solo desde la Facultad de Ciencias Naturales e Ingeniería sino también desde la de Ciencias Económicas y Administrativas.

La senda al éxito, aunque puede ser amargo como el buen chocolate, deja al final ese sabor dulce que lo caracteriza. De eso sí que sabe Gil, quien aún recuerda la manera en la que, en el marco de sus clases en la Universidad, diseñó un pequeño tostador y una descascarilladora para poder hacer su planta. Esta última, comenta, la prototipó en madera y luego la fabricó en acero inoxidable. Fue tan eficiente el diseño que, posteriormente, una empresa que distribuye máquinas para la industria del chocolate le compró su idea, y aún más que eso, le ha permitido comercializar dos tostadoras, una descascarilladora y un cracker.

Para este ingeniero y cocinero, una de sus principales misiones es “cambiar la forma en la que consumimos el cacao”: Por eso, afirma, enamorarse, soñar y luchar por ese sueño son los ingredientes que dan el toque secreto a una fórmula ganadora: “Emprender es el camino difícil, pues requiere mucha dedicación y muchos fines de semana que no se va a salir sino hay que seguir trabajando, o muchas noches en las que no se va a poder dormir. Sin embargo, es un camino muy gratificante trabajar por materializar los sueños de uno”.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

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