Docente tadeísta ganó beca Fulbright en calidad de investigador visitante colombiano en Harvard
El historiador y docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de Utadeo, Santiago Colmenares, iniciará un nuevo capítulo en su carrera académica en Estados Unidos como becario del Programa Fulbright. El profesor se vinculará a la Universidad de Harvard, en Cambridge, en el segundo semestre de 2020, en calidad de Investigador Visitante Colombiano con el fin de realizar una estancia de investigación.
Con este programa, Fulbright apoya la investigación en el país, promueve la colaboración entre investigadores colombianos y estadounidenses, y fomenta la inserción de Colombia en las redes globales de conocimiento.
Su proyecto de investigación está centrado en la historia agraria de Colombia, específicamente en las exportaciones de banano en el departamento del Magdalena, a finales del siglo XIX y principios del XX. El interés de la historia campesina y los problemas actuales de esta población lo acompañan desde sus estudios en Historia, en la Universidad Nacional de Colombia, y más adelante en la maestría y el doctorado en Historia Económica, en la Universidad de Barcelona, con su proyecto de investigación: 'La inserción de economías regionales periféricas al mercado mundial: el caso del tabaco en el Caribe colombiano, 1850-1914'.
Conversamos con él sobre su proceso para aplicar a la beca y el proyecto por el cual se hizo merecedor de esta.
¿Cómo fue su convocatoria a esta beca?
Es una convocatoria que sale cada año, así que desde hacía tiempo tenía la idea de aplicar, y sentí que este era un buen momento. Tenía algunos contactos con profesores de Harvard desde tiempo atrás, principalmente con Jeffrey Williamson, profesor emérito de esa Institución, a quien le conté mi idea de hacer una estancia y tener una financiación de Fulbrigth. Él me contactó con otras personas del Departamento de Economía en Harvard que creyeron en mí y me dieron el apoyo para tener una carta de invitación, requisito indispensable para aplicar a la beca y el más difícil de cumplir. Lograr la carta de invitación me impulsó a sentarme a escribir el proyecto.
¿Qué factores considera que se tuvieron en cuenta para obtenerla?
Influye el interés que tiene el proyecto, la contribución que hace para el desarrollo del país o para entender cuestiones importantes, en este caso: generar un conocimiento histórico, algo que valora Fulbrigth. También está la coherencia entre la formación previa que tiene el candidato y el proyecto que está presentando y, finalmente, el impacto que le de esta experiencia a la carrera profesional de la persona.
¿De qué trata su proyecto de investigación?
Vengo estudiando desde hace un tiempo la economía del banano en el departamento del Magdalena. Entonces, esta convocatoria que gané de Fulbright es para trabajar sobre la historia agraria del banano entre 1880 y 1930, en la Universidad de Harvard, donde cuento con los recursos bibliográficos suficientes porque esa institución compró documentación importante de esa empresa y de empresas que fueron compradas por esa compañía en las primeras décadas del siglo XX. También hay fondos documentales de Boston Fruit Company, compañía antecesora de United Fruit Company, que tuvo su sede en Boston, muy cerca de Harvard.
¿Cuál cree que es el aporte de su investigación al país?
Esta investigación nos ayuda a comprender los mecanismos precisos mediante los cuales se origina en el país un área rural de desigualdades. De acuerdo con algunos cálculos, Colombia tiene un índice de desigualdad en la distribución de la tierra de 0.9 en el coeficiente Gini, que es uno de los más altos del mundo y que ha sido motivo principal de la violencia política que hubo desde mediados del Siglo XX en adelante. En ese sentido, es importante entender cómo se producen esas desigualdades históricamente, cómo esas tensiones se generan en determinados momentos y cuáles son los mecanismos de generación de esas desigualdades y de esas tensiones. Es un aspecto muy conocido desde hace años que la agroexportación genera un mayor interés por la propiedad de la tierra y por lo tanto mayor presión para comprar la tierra a los campesinos que están en esas zonas o expropiarlos en muchos ocasiones, acciones que generan procesos de inequidad.
¿Qué papel tuvo Utadeo en este proceso?
Llevo tres años como profesor de esta institución, siempre he dado la clase de historia económica colombiana y la docencia lo lleva a uno a madurar intelectualmente, a sentar muchos conocimientos, a ver dónde están las preguntas más interesantes para comprender aspectos del país. Entonces la oportunidad que he tenido de desarrollar mi carrera docente ha tenido un apéndice muy importante en lo que son mis inquietudes intelectuales. El diálogo y la discusión de textos con los estudiantes me permitieron ir afinando las preguntas que quiero investigar en mi futuro inmediato. La oportunidad que he tenido en el Departamento de Economía, Comercio Internacional y Política Social, de exponer ideas, mis trabajos, de dialogarlos con los profesores, también ha sido una contribución muy importante.
¿Qué experiencia tiene sobre los temas agrarios de Colombia y su historia?
Tuve una experiencia como investigador visitante en Estados Unidos, cuando estaba haciendo mi tesis doctoral. Gané una beca del gobierno catalán para hacer una estancia de investigación en la Universidad de Columbia, en Nueva York, en 2012. Ahí investigué cuál fue el impacto de la exportación de tabaco en Montes de María en la mitad del siglo XIX hasta la I Guerra Mundial, desde 1850 hasta 1914. Estuve en Montes de María haciendo un trabajo de archivo muy riguroso para reconstruir las historias que surgían de esos productores agrícolas y los indicadores económicos de esa economía agraria (precios del tabaco, salarios, precio de la tierra, datos sobre préstamos, tasas de interés). De ahí desarrollé mi tesis que está próxima a publicarse en una coedición entre el Banco de la República y la Universidad Nacional de Colombia. Además, esa tesis tuvo un reconocimiento de la Fundación Alejandro Ángel Escobar.
Como historiador, ¿qué lo encaminó a estudiar la economía agraria del país?
Cuando empecé a estudiar Historia, en el año 2000, pasaban varios hechos en Colombia. La primera era la gran crisis económica por la que atravesaba el país, donde las tasas de desempleo llegaban al 20 % y el desempleo, y la pobreza incrementaron. El segundo hecho era que Colombia llevaba 10 años en un proceso de apertura económica y se hablaba de la intención por parte de Estados Unidos de formar una vía de libre comercio en la que participaban Estados Unidos, México y Canadá que estaban integrados en un TLC, un tratado que se extendió al resto de América Latina. Ahí me interesé por los impactos que tienen el comercio internacional y la reducción de barreras arancelarias, el incremento de todos esos flujos comerciales sobre la población. Luego, en mis estudios de posgrado, quise irme más atrás en el tiempo y comparar las experiencias de inserción al mercado internacional del presente con las del pasado.