Apuntes sobre la Inmaculada Concepción de María
A propósito de la celebración cristiana de la Inmaculada Concepción que se celebró el pasado 8 de diciembre y que se conoce popularmente como la “Noche de las velitas”, el consejero y exrector de Utadeo, José Fernando Isaza, en su columna de opinión en El Espectador, hace un análisis acerca del papel que juega la figura femenina como deidad en algunas de las más importantes religiones.
“En el antiguo Japón la diosa del sol es Amaterasu; en la religión incaica la supremacía corresponde a la madre tierra, la Pachamama; en la Antigüedad en Arabia y en Petra la trinidad la conformaban tres diosas: Al-Uzzá, Al-Lat y Manat”.
Isaza llama la atención en que el Cristianismo primitivo, en el caso de la Virgen María, no la elevó a la categoría de diosa, sino que construyó un nivel intermedio entre las tres deidades masculinas y los santos. Sumado a ello, dice, le otorgó dos dones: la Inmaculada Concepción y la subida a los cielos en cuerpo y alma.
“Es común la confusión de creer que la IC se refiere a la concepción sin pecado original de Cristo en María; Jesús, por no ser humano, no heredaba el pecado original. La IC es la concepción sin pecado original de María”, relata.
Recuerda que el dogma de la inmaculada Concepción es relativamente reciente en la historia del Cristianismo, pues fue en 1984 cuando el papa Pío IX proclamó que María fue concebida sin pecado, mientras que su ascensión fue proclamada en 1950 por el papa Pío XII.
“A pesar de los tenues avances para moderar el antifeminismo en la Iglesia católica, es claro que el aceptar tres dioses masculinos y ninguna diosa puede explicar la discriminación contra las mujeres a las cuales, entre otras restricciones, les está vedado acceder a las jerarquías eclesiásticas”, finaliza.