¿Por qué no se firmó el acuerdo el 23 de marzo?
*Realizado por Erasmo Daniel Ospina Ramirez, July Alejandra Castro Hernández, y Cristhian Aguirre Herrera (Adelanto del próximo "Boletín del Observatorio de Construcción de Paz" de Marzo-Abril 2016)
En este apartado, consideramos imperante rastrear diferentes explicaciones para la cuestión del mes: ¿por qué no hubo firma definitiva de los acuerdos de paz el pasado 23 de marzo? De tal manera, nos remitimos a medios tradicionales, alternativos, e internacionales, para ver qué explicaciones sucitaron y en qué sectores.
Medios tradicionales
La noticia más importante del mes fue la decisión bilateral de no firmar el acuerdo de paz el 23 de marzo, fecha establecida hace seis meses (23 de septiembre de 2015) cuando la mesa negociadora de La Habana logró el acuerdo de justicia, uno de los temas más álgidos de la agenda. Tanto las FARC como el Gobierno Nacional afirmaron que no hay garantías para cerrar las negociaciones y que, por tanto, es necesaria una prórroga en el proceso. El Espectador señaló que los temas pendientes por tratar son el cese al fuego definitivo y el desearme del grupo subversivo. Semana, por su parte, añadió que otro tema es el mecanismo de refrendación de los pactos. En este sentido, RCN Radio, por ejemplo, habló sobre los “Terrepaz”, lugares donde históricamente la guerrilla de las FARC ha tenido influencia y en donde quieren establecerse para iniciar el ejercicio político y no “con ‘los micos’ de las zonas apartadas” del país.
Los medios tradicionales coincidieron en mostrar que la postura del presidente Juan Manuel Santos es alcanzar y aprobar un buen acuerdo y que para eso "resulta necesario continuar con los diálogos". El Tiempo sugirió que está decisión afecta políticamente al mandatario y crea entre los ciudadanos una sensación de inseguridad frente al proceso de paz. Caracol Radio, por otra parte, indicó que “la fecha prometida” no trajo los resultados esperados y reveló el elemento principal que generó la tensión entre ambas partes: “el mensaje de ‘Timochenko’ a los frentes guerrilleros en Colombia que advertía que a pesar de 8 meses de trabajo por parte de la Subcomisión Técnica para el Fin del Conflicto, integrada por oficiales de la Fuerza Pública y comandantes guerrilleros, el Gobierno no tuvo en cuenta esas recomendaciones”[1]. Cabe resaltar que otros medios, durante y después del 23 de marzo, realizaron informes detallados similares al de Caracol Radio para revelar los puntos que frenaron el acuerdo.
RCN Radio informó que en conversaciones a través de radio operadora, el jefe máximo de las FARC, ‘Timochenko’, manifiestó su malestar expresando que los ocho meses de trabajo de la Subcomisión "fueron estériles". Sin embargo, este medio aclaró que dicha figura solo está facultada para hacer recomendaciones y no para negociar. Esta falta de reconocimiento por parte del Gobierno generó desconfianza entre las FARC. Sin embargo, la alocución de Santos, reseñada por El País, muestra que la política con armas es rechazada categóricamente por el Gobierno. Este señalamiento recuerda el suceso acontecido el mes pasado en el corregimiento de Conejo, en La Guajira. De la misma forma, trae a la memoria lo sucedido en el Caguán y reitera su compromiso con el pueblo colombiano de evitar que un evento similar a ese se repita en el actual proceso de paz.
Medios alternativos
Haciendo una revisión de los medios alternativos, nos encontramos con un amplia producción periodística frente el suceso. Para fines de este seguimiento, nos enfocamos particularmente en los artículos referentes a la pregunta: ¿por qué no se firmó el acuerdo definitivo de paz el pasado 23 de marzo? De tal manera, en un primer momento nos encontramos con el portal de Razón Pública, en donde Juan Fernando Londoño, el 14 de marzo, intenta mostrar ciertas hipótesis que explican las postergación de la firma de las negociaciones. Así, comienza su exposición mostrando dos realidades: "por una parte, la postergación no beneficia a ninguno de los negociadores, sino al contrario, al escepticismo y a los opositores de las negociaciones; no obstante, por otra parte, resalta que tanto las FARC como Santos tenían razones para extender el plazo. De hecho, no tenían mejor opción que hacerlo, por razones que expondremos". Por una parte, señana Londoño, hay que tener en cuenta que las negociaciones aparecen en un contexto en el cual ambos bandos reconocen la incapacidad de resolver militarmente un conflicto de 50 años, "por tanto trasladan una lucha muy compleja al campo político". Siguiendo la tesis de Londoño, tales negociaciones se pueden entender por exigencias a tareas postergadas del Estado, y oferta política para una salida digna a la guerrilla. De modo que esa tensión, se ve expresa en los puntos restantes que, a diferencia de los puntos ya acordados, afectan la vida personal y colectiva del grupo insurgente. Es esperable, entonces, que 'Timochenko' haya aplazado el tiempo, si se tiene en cuenta que no se han acordado mecanismos jurídico-legales que garanticen la seguridad de los desmovilizados, o el cumplimiento de los acuerdos por parte del Estado. Por otra parte, Londoño resalta la dificultosa situación del Gobierno, al estar con cada vez menos tiempo. Como se expuso al principio, a medida que avanza el tiempo la opinión pública deslegitima cada vez más la posibilidad exitosa de las negociaciones; además, no cuenta con el tiempo suficiente si se tiene en cuenta las campañas presidenciales del 2018 –¿continuaría el próximo presidente con los diálogos?–. Por su parte, las FARC optan por defender su mecanismo por excelencia: la Asamblea Constituyente, que también genera un aplazamiento de las negociaciones.
Otro medio que se pronunció al respecto fue Pacifista mediante dos artículos el 21 y el 23 de marzo. En el primero, previo al anuncio oficial de postergación, se expusieron cuatro puntos de vista frente al plazo del 23 de marzo. El primer punto de vista, del director del Centro Nacional de Memoria Histórica, Álvaro Villarraga, enfatizaba en que "no se puede considerar el plazo como una fecha límite, sino más bien como un dinamizante de las conversaciones". Apoyando esta tesis, se pronunció el senador Iván Cepeda, quien mostró que si bien no se cumplió la fecha del 23 de marzo, este periodo sí presentó fuertes avances de facto, en cuanto a la reducción de las acciones armadas, la protección de la infraestructura económica, y el acuerdo de verificación. El tercer punto de vista lo ofreció un desmovilizado del EPL (Ejército Popular de Liberación), Jaime Fajardo Landaeta, quien concordó con la postura positiva del plazo como dinamizante de los diálogos –especialmente en lo que hace al trabajo de la Subcomisión Técnica del Fin del Conflicto–, pero también llamó la atención sobre la necesidad de que haya "hechos más concretos y visibles para la opinión pública". Por ultimo, disidente de estos tres puntos, la senadora del Centro Democrático Paloma Valencia afirmó que lo único que logró el aplazamiento de la firma definitiva fue demostrar los "engaños del presidente Santos, y que los que ponen las fechas –para así mismo fortalecerse a costa del Estado– son las FARC".
El segundo artículo de Pacifista hace referencia a los comunicados de las partes negociantes frente a la postergación del plazo. Así, comienzan exponiendo la posición de Timoleón Jiménez, 'Timichenko', quien afirmó la producción de un itinerario definitivo para el fin de la guerra en el 2016. En dicha hoja de ruta, se establecerían pautas, requisitos, y tiempos para dicho propósito, y se aduce que podría publicarse para el próximo ciclo de conversaciones. Por su parte, el representante del Gobierno, Humberto de La Calle, explicó los motivos por los cuales no se alcanzó a terminar las negociaciones para el plazo establecido. Estas, hacían alusión principalmente a las dificultades relacionadas con la dejación de armas y al tratamiento posterior de las mismas (destrucción de armamento y clausura de producción ilegal de armas). También hizo un llamado de atención sobre los mecanismos que el Estado deberá tener para proteger a la población, enfatizando en los campesinos y los guerrilleros que sean reinsertados a la vida civil. Por ultimo, reafirmó la protección jurídica y física a los desmovilizados, siempre y cuando la guerrilla dé garantías de una incorporación real a la vida civil.
Por su parte, Las 2 Orillas también produjo dos artículos al respecto. El primero, se enfoca en denunciar la promesa incumplida del presidente Santos y 'Timochenko'. Allí se exponen diferentes puntos como la conciencia temprana de ambas partes por la imposibilidad de cumplir la fecha del 23 de marzo; el conteo oficial de seis meses a partir de la publicación del acuerdo de justicia –que pasó dos meses después de septiembre 23–; y las fuertes tensiones que generó el incidente de El Conejo. A pesar de esto, el presidente Santos optó por mantener la expectativa del 23 de marzo, tanto para presionar a las FARC como para generar confianza por parte del pueblo colombiano. En este sentido, afirma Las 2 Orillas, el presidente "dio, inoportunamente, a Colombia una promesa incumplida".
El segundo artículo, se refirió a la inconclusión de las negociaciones desde el punto de vista de las FARC, mostrando los puntos del vocero Pablo Catatumbo en la inauguración del libro Los retos del postconflicto de León Valencia y Ariel Ávila. Allí Catatumbo destacó el reto de "desmontar el paramilitarismo". Concordó con varias de las estrategias expuestas en el libro y afirmó que ese es "uno de los puntos más chocantes con el gobierno, en el estado actual de las negociaciones". También aclaró que el acuerdo parcial –que trabajan sus colegas junto con el Gobierno– no será la firma del cese al fuego bilateral, y que la concentración de tropas guerrilleras en unos territorios es también un punto que las FARC no ha aceptado. Por otra parte, Catatumbo también se mostró crítico frente al libro, por conciderar que el termino "postconflicto" no es el más adecuado ya que "en el postacuerdo, se incrementará la conflictividad, pero en otros planos como la política". Además señaló que "la dejación de las armas, es tan solo uno de los pasos que las FARC vivirá en los tiempos venideros". Por ultimo, sorprendió a los espectadores cuando dijo que todavía no se ha tocado el tema referente a la refrendación dentro de las mesas de negociación, es decir, no se ha debatido si será una asamblea constituyente, un plebiscito, o una consulta.
Para complementar esta relevamiento de medios alternativos tenemos un artículo de Juanita León para La Silla Vacía. Allí, la directora del portal mediático expone una serie de entrevistas off the record realizadas en La Habana (Cuba) con negociadores tanto de las FARC como del Gobierno. En un primer momento, La Silla Vacía dimensiona el golpe real que representó el tema de El Conejo. No solo se trató de una "falta a lo acordado", sino que puso un traba real a las negociaciones en cuanto a las zonas de ubicación temporales de la guerrilla. Allí yace la más grande conflictividad entre ambas delegaciones: ¿cómo dejar las armas? Para la delegación de las FARC, estos espacios de ubicación deben ser lo más rápido posibles, y además aislados de la población civil. Allí, se intentará tener a los desmovilizados alejados del mundo, bajo el miedo de que se repita proselitismo político armado como en el caso de El Conejo. En últimas, lo que se busca en este espacio es que el guerrillero entregué las armas y pueda ser reinsertado en la vida civil. La delegación de las FARC, reconoce la importancia de estos territorios y les llama las "Terrepaz": territorialidades cercanas a sus zonas de autoridad en donde puedan tener contacto con la sociedad civil por un largo periodo de tiempo. Sus motivos, varían desde los prácticos –vínculos sociales y familiares establecidos con las comunidades de dichos territorios–; los de seguridad y psicológicos –tanto propia, que hasta el secretario de Estado estadounidense Kerry ofreció seguridad, como de las comunidades que quedarían desprotegidas ante los paramilitares–; y especialmente políticos, puesto que esperan participar de las elecciones presidenciales del 2018 y desearían organizar desde sus bases regionales un fuerte movimiento político y electoral. Otros puntos también mencionados, son la falta de consenso frente al mecanismo de refrendación de las negociaciones y la ley de amnistía. La Silla Vacía termina afirmando que si bien queda bastante trabajo por delante, ninguno de los entrevistados duda que se llegará a un acuerdo.
Un ultimo medio que se revisó, fue Verdad Abierta. Si bien no publicaron un artículo al respecto, en su lugar efectuaron un interesante recuento de las negociaciones en sus últimos 42 meses en donde mostraron percances, situaciones, acuerdos, y puntos restantes. Dejamos el link aquí para los lectores que deseen profundizar en este aspecto:
Medios internacionales
La noticia más destacada con respecto a las negociaciones entre el gobierno y la guerrilla de las FARC es sin ninguna duda el incumplimiento en la fecha acordada por las dos partes para la firma definitiva de los acuerdos que se adelantan hace ya casi cuatro años en La Habana (Cuba).
El 23 de marzo de 2016 no fue la fecha de la firma definitiva, tal como se había anunciado seis meses atrás y, como era de esperarse, el hecho repercutió en los medios de comunicación internacionales que registraron el asunto y cubrieron esta noticia desde una perspectiva diferente a la de los medios locales. The New York Times no se refirió a posibles causas por las que no se llegó al fin del acuerdo el 23 de marzo, sino simplemente registró la noticia y advirtió que tal "clima de vacilación generaba dudas y desesperanza en la población colombiana" sobretodo en el tramo decisivo en que se encuentran las negociaciones.
Por su parte, The Washington Post señaló que, además de las diferencias sustanciales que no permitieron concluir las negociaciones en esa fecha, "es probable que haya una actitud de temor y reticencia por parte de la guerrilla a raíz del alto índice de asesinatos políticos en los últimos meses", donde más de 100 militantes de izquierda han sido asesinados por grupos paramilitares, además de los antecedentes históricos por falta de garantías del Estado que conllevaron a el exterminio del único partido político que ha representado los intereses de las FARC. Asimismo, The Washington Post insinuó que fijar una nueva fecha, tal como propone Juan Manuel Santos, "resulta inconveniente si no se conoce el verdadero avance del proceso". Además, y en caso de que los asuntos que faltan por concluir no se hayan finiquitado para entonces, otra fecha fallida "sería un nuevo duro golpe para la confianza de la opinión pública", lo que a futuro podría afectar una eventual refrendación de los acuerdos.
Por otro, los diarios españoles reprocharon la no firma el 23 de marzo. Así, El País calificó como un “mazazo” a la credibilidad del proceso este hecho y expresó su preocupación al respecto, referenciando la última encuesta Gallup donde solo el 44% de los colombianos pensaba que las negociaciones iban por buen camino, y el 80% se anticipaba a que el 23 de marzo no se firmaría el acuerdo final, lo que equivalía a un descontento e indiferencia sobre el proceso, y podría ser cobrado al momento de la votación en el plebiscito.
El Mundo también se mostró pesimista y escéptico señalando que a pesar de los impulsos (como, la tregua del cese al fuego, la visita del secretario de estado de los Estados Unidos, John Kerry a la mesa de negociación en Cuba), tales esfuerzos no fueron suficientes para respetar la fecha pactada. Según El Mundo ello revela que aún faltan por definirse aspectos muy importantes "que se hacen inmanejables para la opinión general que desconoce el estado verdadero de las negociaciones, lo cual hace que cualquier tipo de hipótesis desestabilice el proceso".
Entre tanto la BBC y The Guardian se refirieron al suceso como algo "previsible", teniendo en cuenta que ambas partes habían mostrado su inseguridad para cumplir la cita el 23 de marzo, la fijación de fechas exactas para un tema tan complejo, y la densidad de los temas faltantes eran un aviso evidente de lo difícil que era firmar los acuerdos ese día, enumerando los temas a discusión en los que ni el gobierno ni la guerrilla han llegado a un acuerdo final: el cese al fuego bilateral, la dejación de armas, las zonas de concentración y la refrendación de acuerdos. Tales son los puntos en los que ambos medios enfatizaron en que se debe converger una hoja de ruta que permita llegar a un buen acuerdo que satisfaga a ambas partes.