Augusto Ramírez Ocampo
Ex canciller de la República y ex elcalde de Bogotá. Sin duda, uno de los colombianos más comprometidos con la construcción de paz en Colombia y en los países donde ejerció misiones diplomáticas.
El pasado 14 de junio falleció en Bogotá el ex canciller y ex elcalde de Bogotá, Augusto Ramírez Ocampo. Sin duda, uno de los colombianos más comprometidos con la construcción de paz en Colombia y en los países donde ejerció misiones diplomáticas. En su memoria, el Observatorio de Construcción de Paz realiza un breve perfil de su vida pública y su trabajo como promotor de la paz.
Ramírez Ocampo tuvo una temprana aparición en la vida pública del país, primero como juez de la República y luego como miembro de un grupo de las juventudes conservadoras, secretario de la Gobernación de Cundinamarca, Concejal de Bogotá y Congresista. Dos de los cargos públicos más importantes que ocupó fueron el de Alcalde de Bogotá, entre 1982 y 1984, y el de Ministro de relaciones exteriores, en el gobierno de Belisario Betancur.
Como ministro, realizó una de sus primeras contribuciones a la resolución de conflictos violentos en latinoamérica, al formar parte del grupo de Contadora en 1983. Ese año, Ramírez Ocampo y los ministros de Relaciones Exteriores de México, Panamá y Venezuela se reunieron en la isla de Contadora con la intención de crear un plan de paz para centroamérica. El acuerdo surgido de allí fue respaldado por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas, entre otras organizaciones internacionales.
Su aporte a los procesos de paz en centroamérica fue notable, al ser el Representante Especial del Secretario General de la ONU en la Misión de Paz en El Salvador (Onusal), que tenía como objetivo vigilar el cumplimiento de los acuerdos de paz de 1992 y 1994. Allí enfrentó una de las crisis más graves del proceso: en 1993 se encontró en Nicaragua una caleta con armas pertenecientes al Frente Farabundo Martí, en la que estaban involucrados incluso miembros de ETA.En su carrera en misiones internacionales de paz también se cuenta haber sido representante personal del Secretario General de la OEA y jefe la Misión para la Restauración de la Democracia en Haití.
Su contribución a los intentos de solución del conflicto armado en Colombia incluyeron su participación en la mayoría de las comisiones que intentaron entabler diálogos con los grupos al margen de la ley en los años 90. Fue miembro fundador de la Comisión de Conciliación Nacional, en 1995, por pedido Monseñor Pedro Rubiano, por entonces presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. Participó asimismo en la Comisión Facilitadora Civil para los Diálogos entre el Ejército de Liberación Nacional y el Gobierno Colombiano. En los últimos años estuvo en diversas iniciativas ciudadanas a favor de la construcción de paz en el país, entre las que se cuenta el Grupo de Sainville – Caminos para la Reconciliación, iniciativa liderada por Monseñor Nel Beltrán, obispo de Sincelejo. En dicho grupo, Ramírez Ocampo participó activamente en la redacción de una serie de acuerdos orientados a ser condiciones mínimas que de de un proceso de construcción de paz y reconciliación en Colombia.
Durante buena parte de su vida pública, Ramírez Ocampo fue también un defensor de la constitución. Fue delegatario a la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la Constitución de 1991, lo cual siempre fue considerado por él como uno de sus mayores logros, por lo que dedicó buena parte de su actividad a la defensa de la Carta Constitucional. Lo hizo en los últimos años como presidende del Centro de Estudios Constitucionales – PLURAL, como miembro de la Alianza Ciudadana por la Democracia y como Director del Instituto de Derechos Humanos y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.
El Observatorio de Construcción de paz reconoce así la actividad y el legado de un hombre que trabajó constantemente por la conseccución de la paz en Colombia y fuera de ella.