Navegando el "continente blanco": gran paso para la ciencia colombiana

Contenido web archivado:

Este contenido es para fines históricos y no se le realizan actualizaciones

Navegando el "continente blanco": gran paso para la ciencia colombiana

Destacadas
Navegando el "continente blanco": gran paso para la ciencia colombiana
Miércoles, Junio 10, 2015
Compartir en
¿Sabía usted que en diciembre de 2014 se realizó la primer expedición colombiana con nave propia a la Antártida? En ella participaron tres biólogos marinos de Utadeo.
Fotografías: Emanuel Enciso - Oficina de Comunicación

Temperaturas que oscilan entre veinte y treinta grados centígrados bajo cero en verano, el destino final de las ballenas jorobadas en su travesía hacia el sur del continente americano, así como una geografía particular y exótica, son algunas de las características del llamado “continente blanco”. La Antártida, ubicada más allá del fin del mundo, ofrece a sus expedicionarios una geografía y fauna única en el planeta, al tiempo que sus constantes cambios tienen relevancia para el mundo, en especial los que competen al cambio climático, la elevación de los niveles del mar y el deshielo de algunas de sus zonas por cuenta del daño a la capa de ozono. Sin embargo, asistir a este espectáculo de la naturaleza es un desafío físico y psicológico para los visitantes, así como un reto logístico, operacional y científico para cualquier nación, a tal punto que tan solo cuarenta países del mundo cuentan con estaciones permanentes y de verano en ese continente.

El verano austral pasado, comprendido entre diciembre de 2014 a marzo de 2015, se convertiría en un hito científico, oceanográfico y naval para Colombia. Por primera vez en la historia de nuestro país una comisión integrada por 18 investigadores nacionales viajaría a la Antártida en una expedición con nave propia, de los cuales tres de sus integrantes son biólogos marinos tadeístas: Claudia Díaz Granados, Diego Mojica y Francisco Arias, quien es Capitán de la Armada Nacional. Los pormenores y relatos de esta travesía por el “continente blanco” fueron expuestos por algunos de sus protagonistas el pasado 28 y 29 de mayo, en el marco del seminario “Colombia en la Antártida: un desafío logístico y operacional” organizado por la Comisión Colombiana del Océano, la dirección General Marítima de la Armada Nacional (Dimar) y Utadeo, el cual se llevó a cabo en el Hemiciclo de la Institución. El evento contó con la participación de las delegaciones militares de Ecuador, México y Brasil.

Como lo afirma el Contraalmirante Juan Manuel Soltau, secretario ejecutivo de la CCO, los avances científicos logrados en esta expedición representan cerca de veinte años de investigación en materia de Biología Marina, zooplancton y cartografía, resultados que serán expuestos en Bulgaria ante el Congreso del Tratado Antártico, el cual se realizará en el mes de junio: “hoy es un día histórico porque se empezarán a fijar las bases para la construcción de la estación científica de verano en la Antártida”, sostuvo Soltau.

Pero un salto igual de significativo puede darse en el ámbito de cooperación internacional para Colombia, puesto que con las evidencias recogidas se buscará que el país haga parte del selecto grupo del Tratado Antártico, en calidad de miembro consultivo. Del mismo modo, la expedición se constituye en un avance hacia la construcción de una base de verano, y posteriormente una fija con el apoyo de la Armada de Brasil, así como la puesta en marcha de un programa de expediciones bianuales a ese continente.

Según lo comenta Andrés Franco, director del programa de Biología Marina de Utadeo, para el verano austral de este año la CCO y Dimar tienen planeado adelantar proyectos de investigación en estaciones fijas de Brasil o Chile en la Antártida. En esta nueva expedición Utadeo participará activamente: “la Universidad se encuentra trabajando en conjunto con la Comisión Colombiana del Océano para ver qué aspectos debemos entrar a investigar porque eso no sólo responde a las necesidades del país sino a un gran tratado antártico del cual muchos países hacen parte, y son los que establecen qué temáticas se deben ir profundizando para definir las líneas de investigación y los temas que eventualmente se podrían llevar a cabo en ese crucero”, puntualizó Franco.

Por su parte, Soltau resaltó la importancia de Utadeo en el desarrollo de la Biología Marina en Colombia, al ser pionera y un paradigma en la formación de los oficiales navales y de algunos de los más destacados científicos en esta área: “la universidad nuevamente se está viendo en el mar. Su presencia en el Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar tiene gran figuración como organizador y en cuanto a la presentación de los proyectos”.  Al respecto, Franco sostuvo que “esta Universidad es conocida en el ámbito nacional e internacional por su tradición en el estudio de las ciencias naturales, ya que nuestra misión proviene de los principios de José Celestino Mutis y dentro de esas ciencias naturales una de las más fuertes son las ciencias marinas. A la fecha estamos cumpliendo más de 53 años alrededor de esta ciencia tan maravillosa”.

Después de 60 años el sueño se hizo realidad

Pese a que los primeros intentos por viajar a la Antártida se remontan al año 1958, el sueño de pisar territorio antártico en una misión país comienza a tomar forma en 1990, cuando el Estado colombiano creó el Programa Antártico a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin embargo, después de 23 años se logra iniciar una operación logística en torno a un viaje científico, el cual se concretó en diciembre de 2014 con la “Expedición Caldas”.

Ahora, como lo menciona Soltau, la meta es construir la base científica “Almirante Padilla” una estación temporal de verano (diciembre-marzo) ubicada en el estrecho de Gerlache. Pero los retos no paran allí, pues en el marco de la agenda científica antártica 2014-2035, se espera constituir una estación permanente, así como llegar al polo sur magnético y el establecimiento de campamentos y refugios.

El Capitán de Fragata, Camilo Segovia, comandante del ARC 20 de Julio, relató que uno de los momentos más felices de su vida fue cuando le notificaron que su buque había sido seleccionado para la expedición, luego que el ARC Malpelo fuera descartado por condiciones de almacenamiento y seguridad. Posterior a ello, vendría un trabajo de transformación, en el que una nave militar sería convertida en un laboratorio para la ciencia, sin afectar ninguna de sus funcionalidades iniciales. Mientras se realizaba el proceso de alistamiento, se llevó a cabo un minucioso trabajo de planeación, evaluación de riesgos, preparación física y entrenamiento de los integrantes de la misión, así como simulación de los equipos en campo y estrategias de comunicación y difusión a medios nacionales e internacionales acerca de la expedición colombiana. Al respecto Segovia menciona que “todos los integrantes nos convertimos en una familia para cumplir con la misma misión”. Durante el viaje, los 94 expedicionarios contaron con el respaldo de buzos y rescatistas chilenos.

Posteriormente, el Capitán de Navío, Ricardo Molares, quien fue el jefe científico de la expedición, señaló que todo el proceso logístico dio inicio en enero de 2013. Para esa fecha, gracias al esfuerzo mancomunado de la Armada Nacional y algunos centros científicos del país, se lograron generar los primeros acercamientos con las armadas de Ecuador y Chile.

Pese al estoicismo de la tripulación, siempre existía la incertidumbre de hacia dónde se iba a ir, así como las condiciones de seguridad, el miedo a morir y el cuidado a la integridad física. Empero la ilusión y las expectativas nunca desfallecieron. El estrecho de Gerlach se constituía como ese “monstruo de cuatro cabezas” tan mencionado por otros países que ya habían vivido la experiencia; entre tanto la carta de tripulación RT 9103 se encontraba incompleta por lo que la navegación por estos mares congelados era un tarea difícil. Pero las labores por concretar también eran muchas, puesto que hasta el momento se había desarrollado pocas investigaciones científicas en ese lugar.

Para Molares después de tantos ciclos de ensayo y error “la expedición no sólo alcanzó el ciento por ciento de los objetivos trazados, sino que además los superó”. Prueba de ello es el haber recogido muestras de zooplancton, el avistamiento e investigación de ballenas y especies marinas, logrando una conexión entre la Antártida y el Pacífico colombiano, así como superar en 300 millas la construcción de la carta de navegación oceanográfica encargada, consiguiendo con ello un aporte valioso en la seguridad marítima en ese continente.

Sin embargo, como lo plantea Molares, la primer expedición a la Antártida sirvió como aprendizaje ante los errores: “debemos seguir soñando, dado que esto nos permite superar nuestras limitaciones y las limitaciones que otros nos imponen. Pero a diferencia de ayer, hoy podemos partir de la experiencia. Ya dimos el primer paso y no fue fácil. Pero más difícil será dar los siguientes. Yo vi que estamos preparados, tenemos un equipo científico fuerte que logra los objetivos que nos planteamos”. Adicionalmente, el director científico agregó que debe informársele a la comunidad y educar a las nuevas generaciones acerca de lo que se está haciendo, pues a pesar de las distancias se construye país y se contribuye a forjar un mejor mundo.

Uno de los momentos más esperados de la conferencia fue la presentación de la indumentaria, equipamiento y preparación del personal que participó en la expedición, a cargo de Thundra, una empresa colombiana creada en 1996, cuya función es apoyar expediciones en campo abierto y deportes extremos, a partir de una planeación estratégica que consiste en la investigación del terreno, su clima y las necesidades del cliente de acuerdo con la labor que se va a realizar. Para el caso específico de la Antártida se diseñó un esquema de cinco capas de protección, las cuales tenían como fin garantizar no sólo la supervivencia de los expedicionarios, sino también la integridad física ante condiciones extremas como las ráfagas de viento o el congelamiento de algunas de las extremidades del cuerpo. Adicionalmente se presentaron los distintos tipos de calzado y accesorios para las tareas de trabajo en campo, exploración en el terreno y permanencia en el buque.

En el evento, que buscaba ser una diario de viaje abierto, también se evidenció la preparación de la tripulación en los aires. En este espacio participó el Teniente Coronel, Guillermo Ramírez Navia, piloto y comandante de la misión aérea de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) en la Antártida. Para el oficial, esta expedición significó un trabajo continuo de conocimiento y entrenamiento, el cual se llevó a cabo en Chile. En ese país se realizó una preparación de vuelo a los nueve integrantes de la tripulación antártica, los cuales fueron seleccionados gracias a su capacidad de transmisión del conocimiento y proyección dentro de esa fuerza armada. La estadía en el país austral sirvió para reconocer las circunstancias meteorológicas del continente, el clima, las condiciones del viento y navegación hacia un territorio desconocido, al igual que el acondicionamiento de la nave. Como lo resalta Ramírez, si bien la expedición aérea se realizó en verano, en condiciones donde la pista se encontraba despejada, la meta ahora es entrenar en invierno, cuando la pista se encuentra contaminada por la nieve.

La Antártida: un lugar estratégico para la investigación científica de Utadeo

De acuerdo con Andrés Franco la participación de la Institución en este tipo de eventos refleja la condición académica de Utadeo como líder y aliado estratégico de las instituciones estatales y organizaciones no gubernamentales que tratan los asuntos antárticos. Al respecto, Franco menciona que “para el programa y la Universidad es muy importante participar en todos los eventos relacionados con la Antártida porque este es un nuevo objetivo estratégico de la ciencia marina colombiana. Nuestra tradición académica por más de sesenta años en este campo nos permite ser protagonistas de esta actividad que se comienza a desarrollar y que es muy interesante para todos nosotros”.

De igual manera, Utadeo se encuentra apoyando el Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar, evento en el cual se abordarán los asuntos antárticos a través de un simposio. Franco destacó los aportes que los biólogos marinos tadeístas han realizado al campo científico colombiano en los últimos años: “nuestros biólogos marinos tienen una amplia formación, ya que no sólo estudian la biodiversidad de los organismos marinos, sino también atienden otros temas como son las pesquerías en todas las calidades de aguas, las dinámicas en los océanos, y resulta que la Antártida es el corazón de los mares y océanos del mundo. Históricamente nuestras investigaciones marinas han tenido aliados estratégicos, generadores de recursos humanos altamente calificados y de información oceanográfica e hidrológica de alto impacto”, señaló el director del programa de Ciencias Marinas.

Fotos

Añadir nuevo comentario

To prevent automated spam submissions leave this field empty.

Reconocimiento personería jurídica: Resolución 2613 del 14 de agosto de 1959 Minjusticia.

Institución de Educación Superior sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional.