Democracia, desarrollo y construcción de paz
Según la concepción de paz que se tenga en mente, se puede optar por el diseño de estrategias opuestas de construcción de paz. De un lado, aquellas enfocadas solamente en terminar la confrontación armada, con lo que se privilegia la llamada paz negativa, equivalente a la mera inexistencia de conflictos armados. De otro lado, aquellas estrategias que ven en los grandes problemas sociales como la pobreza, la desigualdad o la distribución de la tierra detonantes de tipos de violencia tanto o más nocivos a la sociedad que la confrontación armada; se opta así por una concepción más positiva, en sentido de ligar el logro de la paz al desarrollo socioeconómico o las reformas al Estado.
La relación entre democracia, desarrollo y paz se torna aquí necesariamente compleja, especialmente para el caso colombiano, pues si bien el grado de democracia de un Estado o su nivel de desarrollo socioeconómico son frecuentemente esgrimidos como determinantes de la existencia de violencia armada, así como de sus condicionantes más próximos (narcotráfico, ausencia de control estatal, inseguridad), parece darse por entendido que la terminación del conflicto armado es equivalente al logro de la paz. De este modo, asuntos como las reformas al sistema electoral o al modelo económico son tocados tangencialmente en una negociación de paz o, en ocasiones, simplemente quedan fuera de la agenda; pero ello no obsta al reconocimiento de su papel como posibles creadores o reproductores de conflictos sociales y otras tensiones que pueden propender a la violencia.