Cuadernos Paz a la Carta No. 1
Así como el agua y el alcohol reaccionan distinto frente al aceite, los hombres y las mujeres reaccionamos diferente frente a las múltiples manifestaciones de violencia. Aun cuando compartamos experiencias, condiciones sociales, lugares y contextos, la forma como los conflictos violentos nos afectan varía y se expresa en concordancia con nuestro género. En los conflictos, generalmente encontramos que los hombres están vinculados más directamente con los combates y tienen la responsabilidad de tomar las decisiones que dirigen el conflicto y las negociaciones de paz. Mientras tanto, las mujeres suelen ser marginadas de las decisiones políticas importantes y terminan cargando el mayor peso de los conflictos. Por un lado, además de tener que soportar los rigores bélicos, frecuentemente se ven sometidas a graves formas de violencia sexual. Por otro lado, en las confrontaciones bélicas las mujeres tienden a cargar con la responsabilidad de cuidar de los sectores más vulnerables (ancianos, infantes, enfermos, heridos de guerra) y, ante la pérdida de sus parejas y demás familiares, quedan solas a cargo del hogar, bajo el agravante de condiciones como la pobreza o el desplazamiento forzado.