Cartagena de Indias. Cinco siglos de evolución urbanística
Cartagena es, tal vez, una de las ciudades de Hispanoamérica sobre la que más se ha escrito. Los grandes cronistas de su temprana edad como Juan de Castellanos, Gonzalo Fernández de Oviedo y Fray Pedro Simón, los compiladores de su historia, estudiosos, analistas y poetas de todas las épocas han narrado con profusión las gestas de esta ciudad que ostenta ese título desde que le fuera otorgado por el Rey Felipe II en el año de 1574, a sólo cuatro décadas de ser fundada por Pedro de Heredia. Muy importantes han sido los esfuerzos realizados por ilustres historiadores en la tarea de narrar los hechos de la extensa crónica de la ciudad. Algunos los han orientado a analizar un período en particular; otros a estudiarla desde el punto de vista de sus fortificaciones; hubo quienes utilizaron su pluma para abordar sus aspectos sociales y económicos y hasta para transmitir sus mitos y leyendas y cantar en emocionados versos a su belleza singular. Pocos, en verdad, han tratado de abarcar todo el panorama de su historia. En este sentido y por su estilo llano y ameno Eduardo Lemaitre ha contribuido en gran manera al conocimiento y difusión de su existencia con la Historia general de Cartagena. Enrique Marco Dorta en su obra Cartagena de Indias, la ciudad y sus monumentos, trató magistralmente el tema del desarrollo urbano de la ciudad y sus monumentos, tanto militar que se construyeron en la ciudad y su bahía, hasta los días de su emancipación. los religiosos como los civiles y las grandes obras de arquitectura.