Desde hace algunos años comencé a interesarme por el mandarín y por la cultura china, sin embargo nunca había tenido la oportunidad de viajar y conocer este país.
Antes del viaje tenía muchas expectativas, era ahí donde sabría si los amigos chinos podrían entender mi mandarín, podría experimentar lo que es la vida en Tianjin. Desde el momento en que llegamos a China hasta el último día todo fue muy especial y la realidad supero mis expectativas, no solo pude mejorar mi nivel de chino a través de las clases sino que también conocí más sobre la cultura y las costumbres locales a través de los talleres y la vida en este hermoso lugar.
Me encantaba hablar con las personas allí, pues eran muy amables y siempre estuvieron dispuestas a ayudarme, por ejemplo cuando iba a comprar algo de comer pero no sabía cómo decirlo, al tomar un bus, o cuando quería preguntar dónde quedaba un lugar. A veces era fácil entender a los amigos chinos, otras veces era necesario utilizar gestos o señalar para ser entendido, era muy divertido.
Los paisajes son hermosos, los parques son grandes y tranquilos, la comida es deliciosa y muy variada. Es muy fácil sentirse acogido, no solo por la arquitectura, sino también por la calidez de la gente, fue muy fácil hacer amigos y espero que esta amistad dure para siempre.
Visitar lugares como la Muralla China, el Barrio Italiano, la calle cultural, dar un paseo en bote admirando la belleza de la ciudad, entre otros, hicieron de esta una experiencia mágica que me motiva a continuar estudiando mandarín y volver en el futuro.