La petición del Gobierno de Colombia para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le prestara US$11.000 millones en la modalidad de Línea de Crédito Flexible reconoce la difícil situación que atraviesa la economía del país. El crédito equivale casi a cuatro veces la cuota que debe mantener Colombia en las arcas de la institución y es renovable. Su objetivo es proteger contra choques externos a los países que tienen un buen comportamiento frente a sus acreedores, es de libre destinación y no implica condicionamientos. La directora del FMI ha recomendado a su junta directiva que apruebe el préstamo.
Colombia no está sola en esta crisis. Noventa países en desarrollo han solicitado apoyos de balanza de pagos al FMI o para atender los gastos requeridos para enfrentar la pandemia dentro de sus fronteras. Todos han sufrido al mismo tiempo de un colapso de sus ingresos externos al caer los precios de las materias primas, a lo cual se ha sumado una masiva fuga de capitales. Según The Economist, la crisis ha sido ampliada por la salida de US$96.000 millones que estaban invertidos en acciones y bonos de los mercados emergentes, una de las fugas de capital más cuantiosas de la historia financiera del mundo. Este movimiento dio lugar a un abaratamiento de las acciones de las empresas de los países afectados y un aumento de las tasas de interés que devengan sus bonos.
Se calcula que las necesidades de los mercados emergentes alcanzarán la suma de US$2,5 billones en el curso de la pandemia. De estos, el FMI podría levantar US$1 billón y la Reserva Federal de Estados Unidos otros US$500.000 millones, aunque solo algunos países grandes tienen acceso a esta facilidad. El faltante no se sabe de dónde va a salir.
Las tasas de cambio de los afectados han sido castigadas por el doble impacto de precios a la baja de sus exportaciones y la salida de capital, con devaluaciones del 25% para México, Brasil y Sudáfrica. El peso colombiano, por su parte, perdió 22 % de su valor entre enero y principios de abril de 2020, lo cual a su vez tuvo un impacto sobre la inflación del mes de marzo, acercándola al 4 % anual.
¿Qué tan importante es el crédito para Colombia? El deteriorado ingreso externo del país este año puede estar entre US$30.000 millones y US$40.000 millones, con tal de que el precio del petróleo se recupere, o sea que el préstamo alcanza entre 25 y 30 % del valor exportado y puede ayudar a cubrir las importaciones de medicamentos, pruebas, equipos y respiradores. Equivale a más de 4 % del PIB y es mayor al rubro de salud que asigna el Presupuesto Nacional, que es de $32 billones (3 % del PIB). El crédito no es barato pues el FMI los entrega a una tasa de mercado más 1 %; para Colombia puede representar una tasa de interés entre 8 y 9 % anual, sin contar comisiones. El plazo es de tres años y puede ampliarse a cinco años, según el comportamiento del deudor.
¿Será suficiente para cubrir todas las necesidades del país? Claro que no. El Gobierno deberá aumentar los tributos que recauda de la población que no se ha visto afectada por la pandemia, sostener la carga de las empresas y aun así deberá recurrir a métodos heterodoxos, como deuda pública adquirida por el Banco de la República y por la banca privada o préstamos directos del Emisor que requieren un voto unánime de su junta. Seguramente, al FMI no le va a gustar que se recurra al prestamista de última instancia.
Salomón Kalmanovitz