Con paso firme, mirada serena y la alegría que genera la satisfacción del deber cumplido, el consejero John Vaughan Ricaurte recorrió la terraza de la Rectoría de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, su casa durante 35 años.
Los abrazos, las palabras de gratitud y ese saludo entrañable con quien asomaba a su paso fueron los protagonistas, no fue para menos, este hombre amante de las flores, la agricultura, el desarrollo y ante todo la educación, tuvo una cita para recibir la condecoración de la Orden al Mérito de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, una distinción que fue creada con el fin de exaltar a quienes en mayor grado se hayan distinguido por sus servicios a la institución. Sin duda alguna Vaughan, desde que llegó como miembro suplente cuando corría el año 1995, por invitación de su amigo Francisco Montoya Sáenz, se comprometió firmemente con la educación y con el país.
En el año 2007 asumió como miembro principal del Consejo Directivo de Utadeo. “Lo recuerdo como si fuera ayer, un momento maravilloso que me dió paso a más de tres décadas absolutamente maravillosas donde soy lo que soy principalmente por lo que la universidad me ha enseñado a mí. Le tengo un agradecimiento inmenso porque su labor trasciende”, mencionó el consejero.
Entre sus remembranzas se abre camino a las jornadas con sus colegas en las que la diversidad de ideas, la apuesta por transformar la educación y esa incansable lucha por llegar a más personas fueron los temas que estuvieron sobre la mesa. De esas jornadas se consolidaron amistades y compañeros de luchas por un objetivo común: la construcción de un mejor país a través de la educación.
“Siempre escuchamos a John insistir en la necesidad de invertir en la educación, nos instaba a la consecución de recursos, a la búsqueda del desarrollo académico, de infraestructura física y su manifiesto de que la universidad debe ser fuerte en inversiones y prosperar en conocimiento, él siempre miró adelante”, enfatizó Jaime Pinzón López, presidente del Consejo Directivo.
Visionario, soñador y líder. John Vaughan nunca está quieto, siempre al día en la información de cómo se mueve el país, sus oportunidades y esa inquietud de aportar en todo momento. Esas características lo movieron a ser el primer exportador de flores en Colombia, a ahondar en lo agroindustrial y reinventarse constantemente.
Reinvención que en la academia siempre fue su pilar. Entender las frustraciones de los estudiantes, sus anhelos y motivaciones siempre fue la prioridad para prestarles un servicio de excelencia, en beneficio de ellos para construir un mejor mañana y estar a la vanguardia.
Su amor por la educación emana de saber que es una herramienta para nivelar las desigualdades económicas y sociales y un vehículo para la paz. “Con voluntad y entusiasmo lideró la consecución de recursos para financiar el estudio a quienes, teniendo los méritos académicos, las restricciones económicas les cerraban las puertas de acceso a la educación superior de calidad”, señaló en su mensaje, José Fernando Isaza Delgado.
Vaughan reconoce que aún queda un largo camino para alcanzar la igualdad, sin embargo, los pasos que se han dado son de gigante y el reto está en “responder a las polémicas del momento, siempre buscando la excelencia en el proceso de formación de los valores y de la educación de nuestros estudiantes”, dijo el consejero con unas emotivas palabras luego de recibir la condecoración de la Orden al Mérito de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, que fue impuesta por el doctor Roberto Holguín Fety.
Aplausos, sonrisas y palabras de agradecimiento se escucharon en la entrega de la condecoración a John Vaughan. A la ceremonia asistieron el presidente del Consejo Directivo Jaime Pinzón López, el rector Carlos Sánchez Gaitán, los consejeros Evaristo Obregón, Paula Marcela Arias, Roberto Holguín, Rosario Córdoba, Clara Parra, Francisco Samper, Eduardo Garcés, Sandra Patricia Barragán y Paula Valentina López, acompañados por Cristina Vaughan y Diana Rodríguez.
“Amigos y familia que han hecho de este camino un verdadero privilegio para mí. Son un grupo de individuos íntegros, inteligentes y profesionales, quienes representan todo lo que es bueno en Colombia”, aseguró John Vaughan Ricaurte.
Y como palabras finales el consejero, dejó dos temas puntuales sobre la mesa para que la universidad esté a la vanguardia y a la altura de la formación de estudiantes que le aporten al país. En primer lugar, habló de la importancia de formar pensadores independientes y creativos que basen sus posiciones sobre información verdadera y que, además, tengan como centro los valores básicos del ser humano.
En segundo lugar, la importancia de la presencialidad y el contacto humano como arma esencial contra la indiferencia y el odio. “No niego las bendiciones que ha traído la virtualidad. Sin embargo, lo que se aprende en la interacción diaria es fundamental. Estar físicamente reunidos nos ayuda a entender a las personas y a su realidad, con más suavidad, empatía y humanidad”, así concluyó el consejero Vaughan quien dedicó gran parte de su vida a la transformación de la sociedad a través de la educación. “Y como lo planteó, seguirá aportando a la universidad ,y su gran legado es esa preocupación por la juventud y la educación. Hoy se cierra un clico memorable”, aseguró el rector Carlos Sánchez Gaitán.