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Tadeístas analizan la composición y abundancia del zooplancton en el Pacífico sudamericano
Martes, Enero 7, 2020
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El estudio se desarrolló como parte de la tercera Expedición de Colombia a la Antártica, durante el verano austral del 2016-2017. En total se hicieron catorce muestreos a lo largo de la cuenca del Pacífico, desde la isla Malpelo hasta el Paso Drake.
Por: Emanuel Enciso Camacho – Fotografías: Andrés Franco y Alejandra Zapata – Oficina de Comunicación

Tres años después de la tercera Expedición de Colombia a la Antártica “Almirante Padilla”, en el verano austral del 2016-2017, en la que Andrés Franco, director del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales de Utadeo, hizo parte del equipo científico, en un paper publicado por el Boletín de Investigaciones Marinas y Costeras del Invemar, el tadeísta, en compañía de la estudiante de la Maestría en Ciencias del Mar Luz Helena Mojica López, publicó los resultados en torno a la composición y abundancia taxonómica del zooplancton desde el Pacífico Sur hasta la Península Antártica.

Estos estudios se desarrollaron como parte del proyecto Biogerlache del Invemar, el cual busca evaluar la biodiversidad en el estrecho de Gerlache, al occidente de la Península Antártica, como punto estratégico del ‘Continente Blanco’, dado que allí se encuentran la mayoría de las estaciones de investigación temporales y permanentes, pero también se desarrollan actividades ecoturísticas de gran impacto, razón por la que estos estudios ayudarán a establecer planes robustos para la navegación, así como de manejo y control de las actividades.

“Desde un punto de vista científico, de investigación mundial y geopolítico, es muy importante que el país adelante estos estudios que tiene como fin último contar con una estación temporal colombiana para el verano austral en 2025, con el objetivo de hacer investigación en profundidad”, argumenta Franco.

Para el estudio, particularmente, se hicieron catorce muestreos a lo largo de la cuenca del Pacífico, permitiendo la identificación de 75 familias de zooplancton, distribuidas en 32 órdenes.

Allí uno de los elementos claves de la investigación tuvo que ver con la variación y diversidad de estos organismos desde las zonas tropicales y las profundas, con el ánimo de identificar posibles bioconectores geográficos en el Pacífico sudamericano. Para ello se obtuvieron muestras entre los 200 y los 800 metros de profundidad.

Toma de muestras en la Antártica

En este aspecto, los investigadores encontraron que, a diferencia de las aguas superficiales, donde la biodiversidad del zooplancton es homogéneo, en estas aguas la distribución es heterogénea, dado que se encontraron masas de aguas similares en latitudes tropicales y subtropicales que tienen su origen en la Antártica. Ello precisamente llevó a hallar géneros similares de fito y zooplancton, con diferencias en especies, demostrando con ello que hay una suerte de especiación latitudinal.

A este fenómeno se le conoce como conectividad biogeográfica, pues como lo señala Franco, “los animales, especialmente en el mar, no reconocen las fronteras geopolíticas”. Sin embargo, aunque las ballenas son los organismos bioconectores más conocidos, llevando a cabo una de las migraciones más grandes de especies a nivel mundial, desde el Pacífico Colombiano hasta la Antártica, lo cierto es que este tipo de conexiones también se da en otras escalas como el zooplancton, comunidades en las que se encontraron similitudes superiores al 60% entre las zonas frías, templadas y cálidas del Pacífico.

Andrés Franco Herrera

Ello se debe, indica Franco, a que el zooplancton cuenta con unas capacidades de migración vertical (de abajo hacia arriba de la superficie o viceversa) muy altas que, incluso, pueden estar entre los 200 a 500 metros de profundidad. Adicionalmente, también se debe a modificaciones en los patrones de corriente por cuenta del cambio climático, donde la temperatura de las corrientes se debilita, afectando con ello la distribución de las especies, o en el caso de los organismos propios de climas cálidos, a medida que se va calentando el océano en otras latitudes, esto hace que algunas especies emerjan en zonas subtropicales o templadas.

 

Una comunidad de zooplancton sana

Aunque a partir del muestreo que se llevó a cabo no puede darse una respuesta general en torno a la calidad de las aguas del Pacífico, lo cierto es, como lo indica Franco, que la presencia o no de estas comunidades es un bioindicador de las características físicas y químicas de dichas aguas: “encontramos una comunidad sana, diversa y con buena riqueza en términos ecológicos”.

Otro indicador de la calidad de esta agua está dado en términos de su productividad, especialmente en la zona del Pacífico sur, debido a la corriente de Humboldt, una masa de agua fría que posee muchos nutrientes. Precisamente, allí es donde se encontró la mayor riqueza en términos de fitoplancton y zooplancton. Dichas condiciones hacen de este lugar una de las zonas pesqueras más grandes a nivel mundial.

Lo anterior tiene también relación con la abundante presencia de copépodos en todas las latitudes del Pacífico sur testeadas; esta es una subclase de crustáceos de pequeño tamaño cuyas comunidades se extienden a lo largo y ancho de los océanos del Mundo y que son fundamentales en el eslabón alimenticio de los organismos marinos, pues son la dieta principal de invertebrados y peces de interés comercial.

Miembros del equipo de la tercera Expedición de Colombia a la Antártida

En todo caso, en su momento, uno de los aspectos que preocupó a los investigadores fue la poca cantidad de kril, un crustáceo fundamental en la cadena trófica de los ecosistemas marinos, en la medida que son consumidos por animales más grandes como las ballenas, focas, calamares y peces. En cambio si se evidenció una mayor presencia de salpas, unos animales gelatinosos invasores, cuyo aumento podría responder a incrementos de la temperatura en las aguas

“Está documentado que las zonas polares vienen presentando elevaciones de temperatura superficial del mar, que se ve reflejado en la disminución del casquete polar y la fragmentación de icebergs”, añadió. Sin embargo, precisa el investigador, en la cuarta Expedición de Colombia a la Antártida no se avistaron tantas salpas, pero sí una abundancia de kril.

Lasvas de peces de profundidad

En lo próximos meses se espera que este, al igual que otros resultados de investigación de las expediciones antárticas de nuestro país, sean publicados en el número especial del Boletín de Investigaciones Marinas y Costeras del Invemar, en aplicaciones de gran relevancia para Colombia no solo en Biología y Oceanografía, sino también desde la Fisiología, la Medicina, la Ingeniería e incluso las Artes. “La idea es generar sinergias con otros institutos y países para hacer investigaciones más robustas en un lugar donde el costo de la investigación es muy alto y los estudios menos aislados”.

Actualmente Colombia, a través de la Comisión Colombiana del Océano (CCO), Invemar y la Dirección Marítima y Costera (Dimar), hace parte del Tratado Antártico Internacional como miembro consultivo, y desde el 2016, integra el Comité Científico para la Investigación en la Antártida (SCAR, por sus siglas en inglés), razones por las que desde el Programa Nacional Antártico se trabaja en robustecer la investigación y presencia continua en ese continente.

Fase larval de medusa

Consulte aquí el artículo científico