“Si no hay corales, no hay peces, y si no hay peces, no hay pescadores”, señala, de manera categórica, Fernando Álvarez, profesor e investigador de la Escuela de Diseño de Producto de Utadeo, al indicar la importancia que tienen los corales para el equilibrio ecosistémico de los mares, pues en ellos habitan cerca del 25% de sus especies, muchas de ellas de gran importancia para la pesca y el consumo humano. Infortunadamente, según lo estima la Organización de las Naciones Unidas, en el 2050 podría darse su fin definitivo. El panorama tampoco es alentador para Colombia, pues, estimados de la WWF, señalan que el país podría perder, en la próxima década, el 20% de sus arrecifes, debido, en parte, al blanqueamiento coralino que se presenta debido al estrés causado por las condiciones ambientales.
Precisamente, Álvarez y el profesor Leonardo Vásquez han liderado, desde el 2010, una apuesta interdisciplinar que ha puesto en diálogo al Diseño Industrial con la Biología Marina en pro de la conservación y repoblamiento de los corales. Esta alianza, que surgió por investigaciones relacionadas con la profesora Elvira Alvarado, quien en ese entonces era la directora del Museo del Mar, ha dado varios frutos, entre ellos la reciente concesión de dos patentes por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) a Utadeo para el “Dispositivo guardería sumergible para el cultivo artificial de corales en arrecifes someros” y el “Dispositivo robótico sumergible para captura de imagen”.
De izquierda a derecha, Leonardo Vásquez, Elvira Alvarado y Fernando Álvarez
Aunque existen dispositivos que cumplen una función similar en el mercado, algunos de ellos son muy costosos, pesados, y en el peor de los casos, cuentan con materiales que están prohibidos para su uso en el mar, tales como restos de llantas, avionetas o vehículos. En Colombia ya existen dispositivos que hacen esta tarea, pero son regulados de manera manual a través de sogas, lo que lleva a que alrededor de cada tercer día un operario tenga que maniobrarlo. Por eso, Álvarez señala que, hasta el momento, el equipo es el único automatizado en el mundo que hace regulación en función del cambio de temperatura.
El dispositivo ya cuenta con un prototipo funcional probado parcialmente en campo y se espera, para la próxima fase de investigación, un mayor desarrollo técnico y de apropiación social del conocimiento, principalmente en comunidades de pescadores y hoteleras.
Pensando en su comercialización, en conjunto con la Dirección de Investigación, Creación y Extensión (DICE) de Utadeo, se ha pensado en aplicar esta solución en algunos países centroamericanos que experimentan problemas similares de blanqueamiento de corales.
De igual modo, con el fin de identificar los materiales idóneos para el trabajo con corales, de tal forma que se garantice la estabilidad del medio ambiente y su sostenibilidad, se trabajó de la mano de la profesora Diana Romero, del Departamento de Ingeniería. Por ejemplo, los piñones están fabricados en nylon, así como anillos en bronce.
Dispositivo robótico sumergible para captura de imagen
Por su parte, fruto del trabajo de campo llevado a cabo por algunos profesores y estudiantes del programa de Biología Marina, la profesora Alvarado y los profesores Álvarez y Vásquez vieron la necesidad de crear un dispositivo robótico para la captura de imágenes de arrecifes de coral, mediante la técnica de muestreo conocida como transecto de banda, que consiste en el lanzamiento de una cadena o cinta métrica de una longitud específica, la cual es replicada a unos tres o cuatro metros de distancia, y posteriormente, lanzadas otras dos réplicas, a modo de contramuestra.
El problema, plantea Álvarez, es que usualmente se requieren dos buzos por cada línea, es decir, un total de ocho personas, lo que vuelve dispendioso el muestreo en términos de tiempo y costo de las inmersiones, pues cada uno de los buzos puede consumir un tanque de oxígeno en un promedio de cuarenta minutos. El otro inconveniente surge con la calidad de las fotografías verticales y laterales tomadas durante el muestreo, en la medida que el registro, que puede superar las mil fotos, puede perderse al no contar con la calidad o definición suficiente por cuenta de los movimientos bruscos de las corrientes submarinas.
Imagen tomada por el dispositivo robótico
Usar robots por debajo del agua es todo un reto. Usualmente se utiliza una especie de ‘cordón umbilical’ que guía el dispositivo, pero esta metodología puede ser dificultosa, en la medida que los oleajes complican su control desde la embarcación.
Así, el dispositivo robótico, del que se han generado tres alternativas, ofrece mayor estabilidad y óptima calidad en las imágenes, incluso con posibilidad de tomar fotografías del lecho marino en 360 grados. También optimiza el recurso humano, pues en el sitio solo es necesario contar con dos buzos que instalen el transecto y dos más que instalen el equipo, el cual ha sido previamente programado para tomar muestreos aleatorios o en estaciones específicas, según las necesidades del investigador.
Tras la instalación, el dispositivo no requiere personas que lo maniobren por debajo del agua, pues este, a modo de una línea de teleférico, se encuentra atado a unos parales que conducen el dispositivo de extremo a extremo a través de cables de acero; además, funciona con un sistema similar al plug and play, pues una vez se encuentra izado, solo es cuestión de activarlo mediante un botón para que desarrolle la actividad programada. El prototipo actual cuenta con dos cámaras que pueden programarse durante un tiempo específico para su obturación; una de ellas se encuentra anclada a un brazo giratorio que se ajusta conforme a las condiciones del terreno.
Actualmente se están desarrollando mejoras técnicas al dispositivo, las cuales fueron testeadas durante el mes de agosto de este año, con el acompañamiento de la profesora Mónica Puyana, del Departamento de Ciencias Biológicas y Ambientales. Estos cambios buscan mejorar la estabilidad a través de la inclusión de propulsores con sensores de giro que le permiten al dispositivo estar en posición horizontal, debido a que se eliminó uno de los cables de acero con los que se contaba en las primeras alternativas.
Trabajo de campo
Los ‘hijos’ del proyecto
Pero las iniciativas van más allá de las patentes. También han servido para inspirar a las nuevas generaciones de diseñadores industriales tadeístas, a través del grupo de estudio de corales del Semillero de Investigación en Diseño, Pensamiento y Creación: “Necesitamos enfocar el diseño hacia las necesidades humanas, básicas, las importantes que nos hagan viables como seres humanos, en armonía con el medio ambiente, para tener alimento y vivienda digna, entre otras cosas”, sugiere Álvarez, al subrayar que este tipo de apuestas se centran en una interdisciplinariedad más armónica, en la que existe un proceso de admiración de los saberes de otras disciplinas.
Fruto de este trabajo, algunos estudiantes del programa de Diseño industrial, entre ellos Camila Orjuela, desarrollan dispositivos especializados de bajo costo para los muestreos de los biólogos marinos, en lo que podrían denominarse soluciones de estudiantes para estudiantes.
“Hemos aprendido a trascender los imaginarios del Diseño Industrial que lo ligaban solo al producto masivo para el consumo; esta disciplina tiene múltiples dimensiones, entre ellas el diseño respetuoso del ambiente. Se trata de retornar a la noción del diseño como la capacidad de crear, imaginar y soñar, pero también de realizar para que vivamos cada más armónicamente con la naturaleza y la sociedad”, dice Álvarez.
Por lo pronto, los profesores Álvarez y Vásquez continuarán trabajando, desde el diseño, en pro de nuestros mares, razón por la que se avecinan más fases de investigación-creación y la invitación a más personas de todos los campos disciplinares para que participen y contribuyan con la investigación, el cuidado y la restauración de los arrecifes.