Contenido web archivado:

Este contenido es para fines históricos y no se le realizan actualizaciones

Destacadas
"No solo necesitamos grandes innovadores tecnológicos, también grandes innovadores en política pública"
Miércoles, Diciembre 13, 2017
Compartir en
En entrevista con Expeditio digital, el ex vicepresidente de Mercadeo y Servicios Mundiales de Microsoft, el tadeísta Orlando Ayala, habló acerca de la educación terciaria como solución para generar nuevas habilidades en medio de la revolución tecnológica, así como de los retos éticos que afronta la humanidad ante el uso de los nuevos dispositivos tecnológicos.
Por: Emanuel Enciso Camacho - Fotografía: Simón Sánchez

Durante más de dos decadas, escuchar el nombre del tadeísta Orlando Ayala ha sido sinónimo de liderazgo, competitividad e innovación. Por cuatro años, este colombiano, quien además es miembro del Consejo Directivo de nuestra Universidad, alcanzó la tercera posición más importante al interior de Microsoft, al ser su vicepresidente mundial de Mercadeo. Desde el 2016, tras retirarse del gigante tecnológico después de 25 años de servicio, se ha convertido en un mentor para emprendedores, así como un guía para muchas personas alrededor del mundo que quieren innovar. En entrevista con la Revista Expeditio digital, Ayala habló acerca de la impronta de innovación y emprendimiento que ha destacado a Utadeo desde su fundación, así como de los retos que supone el uso ético y con propósito de las nuevas tecnologías, y cómo estas pueden llegar a dar respuesta a muchos de los problemas de la humanidad, especialmente en la coyuntura del posconflicto que vive nuestro país. 

 

El sello por el que es reconocido Utadeo es por ser una Universidad innovadora y emprendedora, pero ¿cómo describir el espíritu de la innovación y del emprendimiento en su ejercicio profesional y como tadeísta?

Yo creo que lo más importante de Utadeo viene desde sus orígenes, pasando por lo que siempre ha sido la inspiración en la Expedición Botánica. Esta Universidad es especial por una razón en particular: arrancó con una concepción humanista, pero va mucho más allá de lo que es el humano, para trascender en la humanidad y todo su entorno.

Yo fui un afortunado al ser uno de los primeros alumnos en asistir a una carrera que no era Ingeniería en Computación, sino que se llamaba Administración de Sistemas. Eso fue un diferenciador para mí, para poder llegar donde llegué. Hay un perfil que es solamente ingeniero, pero un perfil con buena combinación técnica y humanística es lo que más te acerca a la innovación, pues conecta a las dos piezas, el hemisferio izquierdo y derecho.

Desde ese punto de vista, la Universidad siempre ha sido innovadora, y en la medida que sigamos fortaleciendo las ingenierías y el frente de las humanidades, en el que siempre ha sido fuerte Utadeo, pues va a ser mucho más exitosa.

 

Utadeo vive un momento muy importante en materia de patentes e investigación creación ¿Cómo lograr que los académicos piensen más en este tipo producción, más allá de los artículos científicos?

Hay una taxonomía simple. Hay investigación primaria, y ojalá algún día Colombia esté en unas tres líneas de este tipo de investigación, donde esté dando respuestas a problemas muy complicados, como lo son la cura del Alzheimer y el cáncer, o la creación de una nueva tecnología habilitadora con un microprocesador con características únicas. Pero por el otro lado, viene la investigación aplicada, esencialmente a procesos y proyectos más aterrizados al día a día.

Colombia, en medio de la tragedia y el conflicto armado en el que ha vivido, pareciera que estuviera en un contexto negativo, pero la Universidad, y especialmente Utadeo, dado el proceso que se viene, que consiste en habilitar a una cantidad de personas que no tuvieron acceso en un contexto de guerra, podría redireccionar las baterías hacia una investigación aplicada a un inventario de problemas de país muy particulares. Por ejemplo, Colombia es una potencia mundial en aguas y Utadeo tiene algunas especialidades en ese tema como Biología Marina.

Es urgente que se haga un inventario de las potencialidades que tiene la Universidad en investigación, en relación con lo que demanda el país frente al posconflicto, y eso daría la posibilidad de crear soluciones que den respuesta a necesidades nacionales, que también puedan ser exportables al nivel de patentes para resolver conflictos a nivel mundial. Yo espero ver un trabajo conjunto entre las universidades y compañías punteras como Google, Microsoft y Facebook, entre otros, y esa combinación puede ser extremadamente poderosa y un siguiente paso para nuestra Universidad.

 

Precisamente, Utadeo ha tenido un papel protagónico en desarrollo del pensamiento para el posconflicto, pero ¿cómo poder reescribir nuestra historia a través del uso de tecnologías?

Lo primero es enfocarse. Yo pongo el ejemplo de la Fundación Bill Gates que tiene el presupuesto más grande del mundo, cercano a los 80 mil millones de dólares, pero aún así han decidido que solo se enfocarán en la educación media en los Estados Unidos, reforzando agresivamente la educación STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés). Lo mismo pasa en investigación, se debe decidir en qué queremos enfocarnos, pero también tiene que pasar por lo que pueda motivar rápidamente a esas poblaciones impactadas.

Es por ello que tenemos que ser muy precisos en cómo se harán las intervenciones. Yo veo que el foco más importante en el que la tecnología y las universidades podrían ayudar es en la habilitación de capacidad financiera de mujeres cabeza de familia. Países africanos e hindúes han tenido grandes experiencias, en donde se les ha entregado bancarización a través de aplicaciones a estas mujeres, y ello les ha permitido mover negocios básicos pero con bancarización, pues ningún banco les prestaba plata.

Colombia tiene que hacer un inventario priorizado de las necesidades básicas de estas poblaciones afectadas y empezar a aplicar conocimientos, tecnología y recursos, con escenarios altamente motivacionales. El gobierno puede hacer intervenciones y brindarles comida o vivienda, pero eso no ayuda mucho, lo que ayuda es la habilitación de capacidades conectadas a las necesidades.

 

Entonces, ¿cómo poner en práctica esas prácticas de intervención y de alfabetización tecnológica en las regiones del país, sin que esto riña con las culturas ancestrales?

Cuando estaba en Microsoft trabajamos una intervención en la Sierra Nevada de Santa Marta, y la primera reacción que tuvimos es que ellos no quieren traer nada que genere combustión. La madre es la naturaleza y los gases no contribuyen con el cuidado de esta. Entonces, lo que se habló con ellos fueron tres cosas: ponernos en contexto de prioridad de ellos, no nuestra, y es por eso que se utilizaron paneles solares; conectividad a través de antenas ecológicas, y lo otro, es habilitar información a partir de bases de datos que hicieran un inventario de sus tierras, de manera que la comunidad pueda saber dónde está la tierra y la pueda tener medida, usando la nube. No es solo lanzar computadores, pues eso quizá es lo más agresivo y ofensivo, sino que tienes que entender el contexto y el escenario.

 

Hablando de la ética de la tecnología, una de las grandes problemáticas de esta es el reemplazo de la fuerza laboral humana por las maquinas, ocasionado por la automatización ¿Cuál podría ser una solución para que este desequilibrio de fuerzas no se traduzca en una crisis social y económica?

La tecnología históricamente ha desplazado puestos de trabajo, y lo ha hecho, a través de revoluciones tecnológicas. Lo único que realmente puede minimizar ese impacto es el trabajo colectivo en la transmisión del conocimiento, por eso es que la educación es tan importante, de tal manera que las personas puedan desarrollar sus capacidades técnicas, y esa fue la conceptualización inicial de la Tadeo.

Cuando yo entré a Sistematización de Datos era una carrera tecnológica, y Colombia tiene que montarse en eso rápidamente, pues la producción de contenidos como la realidad aumentada no necesitan de una ingeniería. La otra manera es a través de impuestos, como ya se ha hecho en Japón, donde las empresas que reemplacen su fuerza laboral por las máquinas van a tener que pagar un impuesto al robot para crear fondos que permitan formar nuevas habilidades en los empleados desplazados, para que cubran, en un corto tiempo, nuevos puestos de trabajo que no pueden hacer las computadoras.

El gran dilema es el desbalance entre los nuevos puestos de trabajo creados y gente lista para tomarlos. Un ejemplo es Microsoft. Ellos viven constantemente con 5.000 a 10.000 puestos que quedan vacantes porque no existen personas capacitadas para tomarlas, y esa es la brecha que hay que solucionar con carreras a cinco pero también a un año.

 

Frente a eso, ¿qué papel juegan las habilidades blandas en la creación de esas nuevas competencias?

Cuando estaba manejando la organización mundial de ventas, así como Mercadeo y Soporte de Microsoft, y tenía la tercera posición más importante de la compañía, tuve que interactuar con más de 40.000 personas, entre ellos gerentes generales en más de 100 países, y puedo asegurar que en el 90 por ciento de los casos teníamos gente con tremendo potencial que se rompía por la incapacidad de poder manejar estas capacidades blandas, como escuchar, saber trabajar en equipo, confrontando pero siempre abriendo espacio para converger.

Ese es el peligro de las tecnologías nuevas, el hecho que la gente tiende a aislarse. Por lo menos yo, en Microsoft, establecí una ley, y consistía en que si los textos de los emails que me enviaban no cabían en la pantalla, simplemente no los leía. De igual forma, cuando en un asunto había más de tres niveles de intercambio tampoco los respondía, porque así es muy difícil darle contexto emocional a una conversación, así puedas ponerle emojis o lo que quieras, pero jamás puedes reemplazar la capacidad de interactuar con otro ser humano.

La tecnología no tiene ni alma ni ética porque no es un ser, solo está ahí para ser usada, lo que importa es el qué y quiénes la van a usar, y por supuesto, el producto generado de ello, y ese es un desafío ante la convergencia tecnológica que atraviesa la humanidad. La realidad virtual o la inteligencia artificial se nos pueden convertir en unas pesadillas de los niveles más horribles que podamos tener, si no se entiende que al final, al otro lado, hay un ser humano que siempre tiene contexto y que reacciona, y debo saber leerlo. Pensar en eso, me hizo evolucionar como líder.

 

Hablando de retos, ¿qué viene para la humanidad en términos tecnológicos y de innovación? 

Hay un interés por diseñar tecnologías cada vez más fáciles de usar. Todo el tema de Siri y Cortana es un paso fundamental para facilitar el uso de la tecnología, por eso el concepto de lenguaje natural es esencial, pues lo más difícil es conectar las emociones entre el usuario y la máquina, y ese es el gran salto, que a través de patrones masivos y globales, como el tono de la voz, la máquina sepa si estoy deprimido o si estoy contento, y tratará de reaccionar como un humano. Entonces, el reto está en humanizar la tecnología para consumirla, y así extrapolar ideas grandiosas a través, incluso, de una interacción inicial.

El ser humano vive de aprender, y sí se cierra la brecha en tiempo de aprendizaje, eso sería un avance tremendo. Ahora, el reto para la humanidad estará en la velocidad y capacidad para usar la tecnología de manera positiva, para crear valores, paz y convivencia, así como la capacidad de los gobiernos para regular el uso de las tecnologías, de manera que le den acceso a todo el mundo.

Por eso, no solo necesitamos grandes innovadores tecnológicos, sino también grandes innovadores en política pública. Colombia debería formar gente en una intersección entre tecnología y política pública, y esa sería una profesión a la que las universidades deberían apostarle.

 

¿Cuál es el consejo que le brinda a las nuevas generaciones de tadeístas que dentro de poco tendrán que liderar y enfrentar estos retos tecnológicos?

Primero, hay que comprometerse a ser consumidores del conocimiento para toda sus vidas. Yo a las cinco de la mañana estoy despierto, haciendo un repaso por los medios de comunicación más importantes del mundo, y leo sobre las tendencias tecnológicas que están sucediendo. El conocimiento no termina al finalizar la carrera, al contrario, hasta ahora comienza.

Segundo, si algo aprendí durante los veinticinco años que estuve en Microsoft es que encontré muy pocos lideres completos. Y un líder completo es la combinación muy balanceada entre cerebro, corazón y tripa, es decir, alguien que tiene la capacidad de tomar decisiones sin tener toda la información a la mano, y eso solo se puede estudiando y adquiriendo conocimiento.

Entonces lo que yo les diría es que, al salir de la universidad, hagan un inventario de sus habilidades, desde lo técnico y la capacidad para amplificar sus conocimientos; lo humanístico, pues siempre hay que lidiar con humanos, tener ética y ser flexibles, sin negociar los principios; y mi tercer consejo es ponerse al espejo, pues jamás uno puede engañarse a sí mismo.

En video: Innovar para transformar a Colombia