Datos compilados por la Federación Nacional de Cultivadores, Artesanos y Procesadores del Fique estiman que, hacia el 2019, Colombia producía cerca de 7.000 toneladas de esta fibra natural al año. Sin embargo, bajo los procesos tradicionales, tan solo se aprovecha el 5% de esta, correspondiente a la fibra, mientras que el 95%, relacionado con el jugo y el bagazo, se desperdicia.
Algunos estudios desarrollados por diferentes entidades demuestran que, en el caso del jugo, este se podría aprovechar para elaborar varios tipos de fungicidas, herbicidas, detergentes, jabones y champús; por su parte, el bagazo podría utilizarse como abono orgánico, en la producción de hongos comestibles, concentrados, compost y alimento para algunos animales. Sumado a ello, desfibrar el fique manualmente puede ser una tarea de alto riesgo, pues ya han sido varios los operarios que han perdido las falanges de sus manos cuando sostienen la hoja en el proceso de raspado.
Por eso, desde el 2014, Utadeo en conjunto con la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) han trabajado en torno a Fiqueña, una máquina prototipo que busca optimizar el proceso de extracción de la fibra de fique, permitiendo que también se puedan separar y aprovechar los jugos y el bagazo, presentes en la biomasa. Al mismo tiempo, la máquina posee un sistema semiautomático que reduce el riesgo de mutilación de los operarios.
Ya han sido varios los triunfos cosechados desde que inició la alianza hace seis años, y que ya cuenta con cuatro convenios, entre ellos la concesión de patente de utilidad por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio en 2019. De acuerdo con Edwin Barbosa, investigador de Agrosavia, el primer convenio centró su foco en la creación del diseño y el aspecto mecánico de la máquina; en un segundo momento, se trabajó en la construcción de sus componentes eléctrico y de automatización, así como una preinstalación en el Centro de Investigación Tibaitatá, en Cundinamarca; luego, en 2019, se realizaron las pruebas de funcionamiento de los diferentes módulos, y en el cuarto y último convenio suscrito, en 2020, se llevaron a cabo las pruebas de rendimiento del prototipo y sus consumos eléctricos.
Los estudios de rendimiento han revelado que la máquina puede procesar hasta 257 hojas por hora, produciendo aproximadamente 76 kilogramos de fibra húmeda, lo que representa, al estar seca, cerca de 20 kilos de fibra. En cuanto a consumo de energía, Fiqueña requiere aproximadamente 14,5 kilovatios por hora, lo cual implica una muy baja huella ambiental, teniendo en cuenta también que en los procesos tradicionales se emplean, en su mayoría, energías fósiles.
Uno de los aspectos más interesantes de Fiqueña es que modifica profundamente los esquemas de producción de la cadena del fique, haciéndolos más eficientes y sostenibles. Esto lo hace a través del Centro de Beneficio donde opera la máquina, definida como una unidad productiva solidaria para el aprovechamiento integral de la hoja, bajo una visión empresarial y comunitaria.
De esta manera, el cultivador corta y prepara las hojas de fique para llevarlas al centro de beneficio, donde son descargadas y pesadas. Posteriormente se clasifican las hojas para su proceso de transformación en la máquina, de donde se obtiene la fibra larga, la cual es llevada a los procesos de lavado y secado; por su parte el jugo es almacenado en tanques y luego pasado al área de transformaciones, mientras que el bagazo y la fibra corta pasan por secado y por un área de transformación. Al final, los tres productos se pesan, embalan y se transportan al destino final
El proceso en general, afirma Barbosa, posibilita que se pueda hacer un mayor control de calidad de los productos, y mejora las condiciones de trabajo del operador, pues anteriormente debía hacerse esta labor a campo abierto y el esfuerzo físico para el desfibrado y manipulación era mucho mayor.
Por su parte, Juan Manuel España, profesor del Área Académica de Diseño de Producto de Utadeo y quien ha liderado el proceso de desarrollo de la máquina, afirma que Fiqueña ya está lista para avanzar en el proceso de transferencia tecnológica, que consistiría en llevarla a región y ponerla a funcionar en campo. Para ello, como parte de la última fase, desarrollaron un manual de funcionamiento de la máquina en la que se explica cómo operan cada uno de sus componentes, en un lenguaje que sea sencillo para el fiquero o la persona que opere la máquina, quien deberá contar con una capacitación para su manejo
“Agrosavia hizo un trabajo muy juicioso de estudiar las diferentes regiones que estaban interesadas en contar con la máquina o que podrían ser objeto de traslado de Fiqueña, ya sea porque contaban con un centro de benéfico o tenían un interés en particular; ellos conformaron un equipo independiente al del desarrollo de la máquina que visitó todas las regiones, y determinaron las características más sobresalientes de cada región ”, cuenta España.
En este estudio, agrega Barbosa, se seleccionaron cuatro regiones del país con características fiqueras, teniendo en cuenta múltiples variables en tres categorías: capital social, infraestructura y perspectivas económicas de las zonas, evaluándolas en conjunto.
El prototipo de la máquina ya fue presentado con éxito en febrero del presente año a la Cadena Nacional del Fique; ahora, se espera desarrollar un evento virtual que involucre directamente a los productores.
“Este ha sido un trabajo positivo y fructífero. Gracias al proyecto desarrollado, tanto Agrosavia como la Universidad vienen siendo reconocidas como entidades que están muy apersonadas por fortalecer el sector, tanto en la cadena fiquera como al interior de las comunidades. Sin embargo, esto no hubiera sido posible sin el trabajo mancomunado en los momentos críticos, así que fue una articulación exitosa, en la que se explotaron fortalezas de cada parte”, argumenta España.
En ello concuerda Barbosa, quien dice que este ha sido un trabajo interdisciplinar en equipo, que permitió reconocer cada uno de los problemas a los que se enfrentaban: “fue un proyecto constante, reflejado en los cuatro convenios hasta ahora logrados entre las dos entidades, así como de solucionar muchos problemas que se presentaron, pero también hubo un gran trabajo desde lo administrativo hasta lo investigativo”.
En todo caso, los investigadores saben que, si bien este prototipo resolverá algunas de las necesidades de los fiqueros, aún falta seguir trabajando en desarrollo para solucionar otras problemáticas, entre ellas lograr que la máquina pueda procesar más hojas por minuto y un mayor aprovechamiento de los productos del fique.
“Creemos que lo más importante que aporta Fiqueña en desarrollo tecnológico es que demuestra que sí se pueden construir sistemas que contemplen no solo la productividad en términos de tonelaje, sino que también se vea la productividad en términos de aprovechamiento integral, de enfoques más cercanos a la economía circular y con un sentido mucho más humano de las personas que están detrás haciendo el proceso”, destaca España.